No hay julio que se precie sin listas varias de propuestas lectoras para el verano y/o las vacaciones. Por tercer año consecutivo, De Libro en Libro trae las suyas. Como siempre, el criterio seguido es mi propio gusto.
Comienzo con La biblioteca de París, de Janet Skeslien Charles, de la que ya he explicado los motivos por los que me gustó.
ya recomendé en su día y ahora lo hago de nuevo Un caballero en Moscú, de Amor Towles
La acabadora de Michela Murgia
nos habla de una mujer, modista de profesión, que adoptará una “hija del
alma”. La niña, que será muy feliz con ella, descubre sin embargo, que a veces,
su “madre” se marcha por las noches. Un libro que nos acerca a antiguas
costumbres de Cerdeña
El palacio azul de los ingenieros belgas, de Fulgencio Argúelles. Otro libro que he hiperrecomendado y
también regalado; incluso organicé un taller de historia en colaboración con elI.E.S. local, basándonos en dicho libro. Si después de tantos años, Acantilado
sigue editándolo será por algún motivo. ¡Una joyita!
En tierra de Dionisio, de Maria Belmonte, también publicado por
Acantilado. Una lectura que disfruté muchísimo y un libro que recomiendo sin
dudar.
Lecturas de altura |
El hombre que salvó los cerezos. Recién sacado de la biblioteca, me atrevo a recomendarlo porque creo que no me defraudará. Lo primero que me llamó la atención fue el titulo, al que no pude resistirme.
Se trata de la biografía, escrita por la periodista japonesa Naoko Abe,
que en un viaje a Inglaterra descubrió la figura de Collingwood Ingram, inglés
que dedicó su vida a salvaguardar una especie de cerezos el taihaku o cerezo
blanco y a proteger la tradición de la sakura
Otro libro que aún no he leído pero aún así os recomiendo es M, el
hombre de la providencia. Segundo libro de Antonio Scurati sobre la
figura de Mussolini. Si aún no habéis leído el anterior, M, el hombre del
siglo, que ya recomendaba el verano pasado, os sugiero que lo hagáis.
Como no hay dos sin tres, aquí va el tercer título que tengo la osadía de recomendar sin haberlo leído aún, aunque ya lo tengo localizado en la biblioteca. Quemar libros, de Richard Ovenden
Hay una larga historia de horror y fascinación que relaciona
el fuego y los libros. Galeno escribió que los incendios, junto con los
terremotos, son las causas más frecuentes de su destrucción. Las llamas que
aniquilan palabras estallan a veces de forma accidental, pero en muchas
ocasiones son intencionadas. Quemar libros es un empeño absurdo que se repite
con terquedad a lo largo de los siglos, desde Mesopotamia hasta el presente. (Vallejo, Irene: El infinito en
un junco pag 217)
La represión cultural evidenciada sobre todo
con la quema (o la prohibición de su publicación) de libros ha existido y
existe. NO solo los libros sino también las obras de arte y monumentos han sido
eliminadas o “purgadas”. No hace falta que de ejemplos; todos podríamos
mencionar alguno.
Y siendo como soy devoradora de novela negra, no puedo dejar de recomendar algún título del género. Dejaré de lado a los psicópatas que tanto hastío nos producen y os recomiendo un par de novelas más amables y entretenidas.
Listos para salir de viaje |
El
club del crimen de los viernes, de Richard Osman, un cruce entre novela de Agatha Cristhie y
misterio protagonizado por Jessica Fletcher Pedro de El búho lector, le dedicó una reseña
Los muertos no saben nadar,
de Ana Lena Rivera es el tercer título de las obras protagonizadas por la
investigadora de fraudes fiscales (y detective aficionada) Gracia San Martín.
Añado a las recomendaciones otro NO-Leído: 1794, de Niklas Natt Och Dag.
Segundo volumen de la trilogía iniciada con
1793. Se encuadra dentro de las últimas tendencias del
género negro –la fusión, que no confusión, con novela histórica – El
anterior era un libro duro y por lo que he leído en algunos blogs, no podemos
esperar encontrar más amabilidad en este. Sin embargo, creo que merece la pena
ser leído
Y termino con la recomendación no de un
título concreto sino de un autor: Antonio Manzini, y las novelas protagonizadas
por Rocco Schiavone. Hace tiempo me las recomendó una de mis bibliotecarias; me
decía que el protagonista era un borde pero se hacía querer.
Las estoy leyendo en italiano –las publica Sellerio- y tengo que darle la razón. Schiavone pone muy difícil que le cojas cariño pero aún así, no puedes evitar hacerlo. Ya sea en italiano o en español, merece la pena ser leído.
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