La adaptación a esta nueva realidad y las secuelas del confinamiento y el tener que asimilar una situación inédita y desconcertante para todos nosotros ha resultado difícil. Por ese motivo, me ha resultado bastante difícil escribir; lo he intentado con varias entradas y varias veces sin resultado. Me planteé adelantar ya el cierre del blog por vacaciones pero al final he decidido dedicar el mes de julio a una serie de entradas más veraniegas.
Hoy os propongo lecturas para este verano tan extraño. Las he dividido en tres grupos: el primero, dedicado a la novela policiaca, no solo porque soy amante del género sino porque me parece una lectura muy adecuada para el verano. En el segundo, títulos llamémoslos "blancos", por contraposición a los anteriores. Terminamos con algunos títulos clásicos porque esta época del año es un buen momento para ponernos con alguno de esos eternos pendientes.
A plena luz, de J.R. Moehringer Libro que descubrí por un artículo de Juan Carlos Galindo. La vida del protagonista es fascinante pero además me gusto mucho la forma en que iba mezclando el desarrollo de la historia de su vida con el momento actual. Me gustó mucho y por eso os la recomiendo
El olor del bosque, de Helene Gestern. De este libro poco puedo contar excepto que me pareció muy atrayente cuando Oscar López lo recomendó en Pagina 2; luego, una librera volvió a hablarnos muy bien de él. No creo que nos equivoquemos si decidimos leerlo
Recupero el rincón musical para poner el Tema de Lara, de la BSO de Doctor Zhivago y uno de los más conocidos.
Hoy os propongo lecturas para este verano tan extraño. Las he dividido en tres grupos: el primero, dedicado a la novela policiaca, no solo porque soy amante del género sino porque me parece una lectura muy adecuada para el verano. En el segundo, títulos llamémoslos "blancos", por contraposición a los anteriores. Terminamos con algunos títulos clásicos porque esta época del año es un buen momento para ponernos con alguno de esos eternos pendientes.
A plena luz, de J.R. Moehringer Libro que descubrí por un artículo de Juan Carlos Galindo. La vida del protagonista es fascinante pero además me gusto mucho la forma en que iba mezclando el desarrollo de la historia de su vida con el momento actual. Me gustó mucho y por eso os la recomiendo
No cerramos en agosto, de Eduard
Palomares. Una primera novela muy bien escrita y que resulta un alivio ya que huye de todos los clichés que nos encontramos últimamente
en los escritores de thriller.
Km 123, de Andrea Camilleri. Hay muchos motivos para leer este “divertimento”
(estoy convencida de que el maestro se lo pasó estupendamente escribiéndola) Uno de ellos es la transcripción,
que se incluye al final sobre una ponencia suya que resulta ser un resumen de
la historia de la novela policiaca en Italia francamente ameno e interesante
La nena, de Carmen Mola. A
pesar de que no se libran de los tópicos de los que me declaro tan hastiada y
del nivel de truculencia de sus novelas –que dada su progresión ascendente,
supongo será aún mayor- quiero leer la nueva aventura en que Elena Blanco y la
BAC se ven envueltos.
1793, de Niklas Natt och Dag. Lo tenía reservado en la biblioteca pero llegó el estado de alarma y con la clausura de las bibliotecas, se anularon las reservas que había. A medio camino entre la novela policiaca y la histórica, he leído muy buenas críticas sobre él entre otros del citado Juan Carlos Galindo. También lo entrevistaron en Página 2
Dejamos ya el género negro aunque el título que os propongo a continuación nos evoca la atmósfera de los espías dobles y la guerra fría; me refiero a Los secretos que guardamos,
de Lara Prescott. Una novela muy entretenida que también nos acerca a un escritor ruso del que, al menos yo, lo desconocía casi todo: Boris Pasternak. Trata sobre la escritura y publicación de Doctor Zhivago, las presiones a que el gobierno ruso lo sometió y como la CIA quiso aprovecharla (la novela) en su propio beneficio para
desestabilizar a su rival (estamos en
plena guerra fría)
La madre de Frankenstein, de Almudena Grandes. En Página 2 le dedicaron una entrevista en la que explicaba que la figura de Aurora Rodríguez le había fascinado durante 20 años, hasta que finalmente escribió este
libro. A pesar de mi rechazo hacia la autora (le cogí una profunda antipatía
cuando colaboraba en un programa de radio del fin de semana) disfruté mucho la
lectura; tanto que estoy planteándome leer el resto de sus Episodios de una
guerra interminable.
M, el hijo del siglo, de Antonio Scurati. Este libro lo leí
durante la cuarentena y probablemente no haya sido el momento más propicio. En
cualquier caso, recomiendo su lectura si queréis conocer la figura de Mussolini
y saber como se creó el movimiento fascista en Italia.
El olor del bosque, de Helene Gestern. De este libro poco puedo contar excepto que me pareció muy atrayente cuando Oscar López lo recomendó en Pagina 2; luego, una librera volvió a hablarnos muy bien de él. No creo que nos equivoquemos si decidimos leerlo
La librería de Monsieur Picquier, de Marc Rogerd. Otra propuesta que aún no he leído pero quiero hacerlo. Cuando leí la reseña de la Librería de Javier no pude resistirme: libreros, lecturas en voz alta, … Estoy
segura de que será una delicia.
El jardín del Prado. Hace poco me hablaron de este libro en el que el Eduardo Barba Gómez nos hace un recorrido por el museo del Prado a través de las plantas que se encuentran en los cuadros de los grandes maestros que pueblan sus paredes. Resulta muy apetecible.
Doctor Zhivago, de Boris
Pasternak. Si leéis Los secretos que guardamos os pasará como a mí y vais a
querer hacer un programa doble: leer la novela de Pasternak y ver la película
Los miserables, de Victor
Hugo. Otro clásico que viene de la mano
de Terra Alta, la novela con la que Javier Cercas ganó el premio Planeta-. (otra buena propuesta para el verano de la que hablé aquí)
Matar a un ruiseñor, de
Harper Lee. Esta vez no es otra novela
sino la actualidad (y no la del covid) la que me sugiere este título. En pleno movimiento BLM (Black Lives
Matter) es un buen momento para releer o
leerla, si no lo habíais hecho. Otra opción es ver la película, de
la que hablé ya hace unos años, comentando que era uno de esos infrecuentes
casos en que la adaptación al cine era tan buena como la propia novela.
Recupero el rincón musical para poner el Tema de Lara, de la BSO de Doctor Zhivago y uno de los más conocidos.
¡Felices lecturas y buenas vacaciones para quienes ya estén disfrutando de ellas!
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