Me he referido en varias ocasiones a la relación entre arte, más exactamente pintura, y literatura. Lo hacía al hablar de Hopper y su mirada indiscreta; al comentar mi descubrimiento de María Blanchard y, sobre todo, en estas Literaturas pintadas.
Se trata de asociaciones que surgen de repente; mientras contemplo un cuadro o imagen, viene a mi
mente, como un fogonazo un libro en concreto.
Volvío a sucederme en la exposición sobre Tamara de Lempicka, en el
palacio de Gaviria, en Madrid, de hace un par de inviernos.
Vaya por delante que mi casi inexistente conocimiento de esta autora deriva de que le dio nombre a un pub de la calle Altamirano, en Oviedo –el Tamara- que, evidentemente, estaba adornado con ilustraciones de algunos de sus cuadros.
Vaya por delante que mi casi inexistente conocimiento de esta autora deriva de que le dio nombre a un pub de la calle Altamirano, en Oviedo –el Tamara- que, evidentemente, estaba adornado con ilustraciones de algunos de sus cuadros.
La exposición me resultó bastante interesante ya que además de cuadros,
había fotografías de su vida, muebles de su vivienda, vestidos, etc. Que permitían
hacernos una idea más completa de la autora. La audio guía que facilitaban, resultó además
bastante completa.
Amante de los placeres, el lujo
y la diversión, esto contribuyó a que su relación con su hija no fuera buena. No pude evitar pensar en que tenía mucho en común con la protagonista de Tú
no eres como otras madres, de Angelika Schrobsdorff, editado por Errata Naturae y cuya lectura recomiendo.
Tampoco pude evitar pensar en Dalí ya que
tanto el uno como la otra, mucho antes de que existiera el fenómeno influencer,
tenían claro que ellos eran el producto y que debían crear su propia marca
personal (Y es que mucho de lo que Instagram nos ofrece como lo más novedoso
entre lo novedoso, existía ya mucho antes)
Lo cierto es que me quedé con ganas de saber más sobre esta mujer y hace
poco di con una biografía sobre ella que además está disponible en alguna de
las bibliotecas que frecuento: Tamara de Lempicka. Una vida de decó y decadencia,
por Laura Claridge
La segunda de las asociaciones
indebidas surgió durante la visita guiada a la exposición Orlando
Pelayo: Exilio y memoria en el museo de Bellas Artes de Oviedo La guía (se trataba de una visita guiada)nos
hablaba de la primera etapa de Pelayo en Oran y de cómo, tras los primeros
años, en un campo de refugiados, comenzaría a hacerse un hueco en la ciudad y allí
haría su primera exposición.
En Orán conoció y se hizo amigo
de Camus; también colaboró en la edición de una revista cultural, de la que
solo hubo dos números. ¿Cómo no iba a venírseme a la cabeza el libro de
Khaouther Adimi: Nuestras riquezas. Una librería en Argel, de Libros del Asteroide? Transcribo lo que escribí sobre él.
[...] nos cuentan, alternando dos secuencias temporales, la creación de la librería y editorial "Nuestras Riquezas" en Argel con su intento de expansión en Francia y en la actualidad, el desalojo de la librería porque en ese local va a abrirse una buñolería. Al mismo tiempo nos habla de la independencia de Argel respecto a Francia. Me ha gustado bastante y sí que lo recomiendo.
En esta muestra de los Pelayo de Orlando Pelayo, como la
llamó la guía, encontramos también desde un cuadro en que homenajea a Juan Ramón
Jimenez y a Platero a sus ilustraciones para el Polifemo de Góngora o las coplas a la muerte de su padre, de Jorge
Manrique.La influencia de la literatura española en la obra del pintor es evidente, sobre todo en su última etapa, pero yo quería
hablaros de mis propias asociaciones –las que llamo indebidas- entre los
cuadros y mis lecturas.
No puedo terminar sin recomendaros una visita al Museo de Bellas Artes de Asturias ¡Merece la pena!
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