Es apasionante ver cómo los textos se hablan entre sí. Cómo a partir de una palabra piensas en un párrafo de otro libro que has leído antes. Considera la literatura como una obra colectiva que mana continuamente, renaciendo cada vez de sus reflujos (pag. 78)
La librería de Monsieur Picquier/ Marc Roger (trad. Juan Vivanco)
No solo estoy de acuerdo con las palabras de Monsieur Picquier -ya comenté como mis lecturas de verano parecían venir encadenadas unas a las otras; estableciendo relaciones ajenas a mi intención. Pero es que precisamente al principio del libro, estas dos líneas.
Un señor en medio de sus posesiones, vestido de un modo impecable. Ni suficiencia ni presunción, "simplemente dignidad con uno mismo", les dice a los que se sorprenden (pag. 12) (ibidem)
me hacen pensar en Se questo è un uomo, de Primo Levi y la escena en que un prisionero se está lavando y el autor le pregunta que para que hacerlo.
Podría citar mil ejemplos, pero por no irme demasiado lejos en mis lecturas, La Forastera me hizo pensar en Intemperie mientras que El fantasma de la opera me llevaba hacia El sabueso de los Baskerville y Frankenstein.
Tras un largo año de pandemia, la mella en nuestro ánimo es grande y resulta fácil dejarse llevar por el desaliento y decirnos "total, para qué". Por eso, escuchemos a Monsieur Picquier
"simplemente dignidad con uno mismo"
Recordemos también la respuesta que el prisionero dió a Primo Levi:
Dobbiamo camminare diritti sensa strsacicari gli zoccoli, non giá in ommagio alla disciplina prussiana, ma per restare vivi, per non cominciare a morire.
Mientras conseguimos dejar todo esto atrás, que lo haremos, estoy convencida de ello, intentemos mantener esa actitud; como ellos nos dicen, hagámoslo por nosotros mismos. Y para sobrellevar la incertidumbre y los momentos de desánimo, que los hay y muchos, siempre podemos encontrar refugio, consuelo y esperanza en los libros.
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