A mi ritmo (II): ¡QUE MIEDO!


 
  Otra entrada que no vio la luz en la fecha adecuada  y  publico ahora a mi ritmo es la dedicada al día de Halloween/ de difuntos o de los muertos. Cada vez pesa más la parte lúdica del Halloween (norte)americano pero lo cierto es que lo mismo que nuestro día de Difuntos o el de los Muertos, que celebran en Méjico, se trata de un tiempo para recordar a los muertos.

imagen sacada de internet

  Me preguntaba ¿tiene sentido publicar un especial sobre literatura de miedo cuando  es la propia realidad en que estamos inmersos, la que más miedo da y nos asusta? ¿No vivimos en un recurrente día de difuntos desde que ha empezado la pandemia?

  Pensaba también que  el miedo es relativo; no a todos nos asustan las mismas cosas.  Recuerdo que siendo bastante pequeña al llegar a la escena de las aventuras de Tom Sawyer que transcurre en un cementerio por la noche, me entró tal terror que abandoné la lectura y escondí el libro debajo de un montón de toallas que había en un armario en el baño. Allí quedó hasta que supongo que mi madre o alguno de mis hermanos lo rescataría.

  Es el día de hoy en que entrar en un baño por la noche donde hay una cortina de ducha extendida me pone bastante nerviosa. También me producen no sé si miedo, pero si inquietud, ver grandes bandadas de palomas, gaviotas o similares. Algo que debo “agradecer” al señor Hitchcock

  Pero me estoy desviando del asunto, que es dedicar una entrada a lecturas “terroríficas”. Quise dejar de lado las ya recomendadas aun cuando merezcan ser leídas y releídas (RTVE acaba de grabar una nueva ficción sonora de El monte de las ánimas).

  Comienzo con El fantasma de la ópera, de Gastón Leroux, que fue mi lectura “terrorífica” de este año. Tenía un recuerdo vago de la película (hay varias,  me refiero a la rodada en 1943) y me sorprendió ver que la novela era más compleja.

 Me recordó mucho al Frankenstein de Mary Shelley, ya que como el monstruo creado por el doctor Frankenstein, Eric, el fantasma, tan solo desea llevar una compañera que le quiera y junto a la que llevar una vida normal. Sin embargo su aspecto repulsivo le ha obligado a vivir alejado de la sociedad.

  También me hizo  pensar en El sabueso de los baskerville, de Conan Doyle, la novela que nos habla de un sabueso espectral y que posee, como comento en esta entrada, características góticas, Tanto el relato de Doyle como el de Leroux comparten la explicación final y RACIONAL de los hechos. 

  Ahora mismo tengo entre manos la Leyenda del jinete sin cabeza, de Washington Irving, del que tan solo había leído sus leyendas de la Alhambra, tan presentes en mi mente cada vez que  he visitado este maravilloso lugar. Vi la versión cinematográfica de Tim Burton, con Johnny Deep, titulada simplemente Sleepy Hollow pero apenas la recuerdo.     

 Un libro que encaja perfectamente en esta relación y que en su día me fascinó a la par que atemorizó  es El mes más cruel de Pilar Adón; conjunto de relatos sobre los que hablé en  La Esfera Cultural

  Me apetece incluir los Nueve cuentos malvados de Margaret Atwood en los que hay sitio para el terror y la distopía. Desde que empezó la pandemia, con las muertes abrumadoras de ancianos en residencias, han sido innumerables las veces que me he acordado de uno de ellos-  No recuerdo el título pero la protagonista es una anciana que sufre alucinaciones y que ve como en el exterior de la residencia en que habita, una multitud se está congregando para prenderle fuego con todos los ancianos dentro.

  Finalizar con esta propuesta me dejaría un mal sabor de boca; por eso, voy a incluir un libro que no he leído pero que descubrí cuando fui a recoger otro que había encargado.  Después de sus Damas asesinas, Impedimenta nos trae ahora sus Damas oscuras: Cuentos de fantasmas de escritoras victorianas eminentes-

  No me queda más que desearles felices y temerosas lecturas y pedir que el último que salga, NO APAGUE LA LUZ.  

 

Comentarios