Lecturas otoñales (I)

(Dado que este comienzo de otoño está siendo bastante fructífero en lecturas, he pensado que para evitar una entrada excesivamente larga si espero a que acabe la estación, resultaría mejor si las iba publicando por partes. Esto es lo que he leído desde que entró el otoño el 23 de septiembre, hasta finalizar octubre)


Hotel Lobby, de Edward Hopper (imagen sacada de aquí)
Morte a Firenze, de Marco Vichi. Como anticipándose a lo que serían las inundaciones que en octubre asolarían puntos de Mallorca o Málaga, en este libro se habla del desbordamiento del río Arno por las lluvias torrenciales con el consiguiente caos en la ciudad mientras el comisario Bordelli investiga la muerte y violación de un niño. 
  Las historias de este comisario están ambientadas en la Florencia de los años 60. El personaje me recuerda un poco al Carballo de Montalvano, por su amistad con una antigua prostituta o sus comidas con amigos.  Es merecedor de una entrada negra.


Entre cielo y tierra, de Jón Kalman Stefánsson. Le dediqué esta reseña


Huye rápido, vete lejos y Tiempos de hielo, de Fred Vargas.Coincidiendo con la entrega de los premios Princesa de Asturias, y aunque Vargas Llosa dude de que esté a la altura del galardón (se le concedió el Premio a las letras de este año 2018) le he dedicado la entrada negra de octubre.  


La vida de los edificios. La mezquita de Córdoba, la Lonja de Sevilla y un carmen en Granada, de Rafael Moneo. Me gusta la arquitectura así que cuando lo vi en la mesa de novedades de la biblio lo cogí. Me parecieron especialmente interesantes los artículos sobre la mezquita de Córdoba y sobre el carmen de Granada; me resultó más pesado el dedicado a la Lonja de Sevilla. 

La edad de la penumbra. Cómo el cristianismo destruyó el mundo clásico, de Catherine Nixey. Sobre este libro he hablado  aquí 


El signo del miedo. Un caso criminal para Albert Campion, de Margery Allingham. Para desengrasar no hay nada como reencontrarse con algún título clásico de novela policiaca inglesa. El buen rato lo tienes asegurado. 

Mi abuela rusa y su aspiradora americana, de Meir Shalev. Con la excusa de hablarnos de su abuela rusa -una fanática de la limpieza-  y su aspiradora americana, el autor nos relata la historia de su familia que llegaron a Israel en los primeros asentamientos.

  Un libro agradable de leer pero del que debo reconocer que esperaba más. A su favor, que  da una visión más amable de los primeros colonos muy distinta de la intransigencia y (para mí, abusos) que se están llevando a cabo ahora con los asentamientos en terrenos Palestinos. 


Il veleno dell'oleandro, de Simonetta Agnello Horby. Es el segundo libro que leo de esta autora y aunque me ha resultado menos pesado que el anterior, Boccamurata, me parece que no la incluiré entre mis autoras preferidas. 

  Por lo que he visto en ambos libros le encanta centrar sus historias en las relaciones familiares,nunca fáciles, llenas de oscuros secretos, ligadas siempre a la casa familiar. 

Diario de un librero, de Shaun Bythell. No entraba en mis planes hacer reseña de este libro pero al final no pude resistirme a ello.

 También hubo un abandono. Aunque en la reseña sobre Diario de un librero decía que me siento atraida cual polilla a la luz por los libros en cuyo título figura la palabra, libro, librero, biblioteca o librería en este caso no pude continuar con El último lector, de Ricardo Piglia. Puede que simplemente no fuera el momento más adecuado para su lectu. 

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