La literatura húngara fue, además de una excelente forma de preparar mi viaje a ese país, todo un descubrimiento; pero también hubo otras nacionalidades en mis lecturas de septiembre y octubre.
Compré la edición de Relatos completos de Stevenson porque buscaba El ladrón de cadáveres y decidí llevarmelo de vacaciones para releer El extraño caso del Doctor Jekill y Mister Hyde durante las vacaciones. En su lugar leí Más mil y una noches; una serie de cuentos protagonizados por el príncipe Floricel de Bohemia quien, disfrazado y acompañado por su hombre de confianza, desvelará los misterios que se narran en El Club de los suicidas y El Diamante del rajá.
Anna la dulce, de Dezko Kosztolanyi. Ya me había hablado de este autor Maribel pero tras leer lo que sobre él escribe Márai en Tierra, Tierra, se acrecentaron las ganas de leerlo. Cuando fui a la biblioteca a por mi lectura para la estancia en Hungría, junto a mis candidatos estaba este libro y no pude resistirme.
Un autor decimonónico en el mejor sentido del término, que describe de forma magistral a la burguesía húngara y lo hace con gran ironía. Su equivalente español, podría ser Galdós . Es curioso como tratando el mismo tema que La Puerta , de Magda Szába – la relación entre una señora y su criada- son dos libros tan opuestos (tan solo tienen en común que ambos merecen la pena ser leídos)
El hombre que se esfumó, de Maj Sjowall y Per Walhoo . Lectura “in itinere” que me había recomendado Alice Silver ya que gran parte de la novela transcurre en Budapest. Segunda novela protagonizada por el subinspector Martin Beck. Citando a mi madre “se deja leer”. Aunque en su momento tuvo que ser rompedora con la novela policiaca que se escribía, tras haber leído todo Wallander (claramente inspirado en este personaje) no resulta novedosa.
Codigo de barras lineal, de Krisztina Tóth. Este libro lo compré en la Feria del libro de Madrid, en la caseta dedicada a Hungría. La chica que me atendió, que curiosamente es una de las traductoras del libro, también me había recomendado La Puerta. Me comentó además que El último encuentro, uno de los libros de Márai más apreciados en España no lo es especialmente en su país. Sobre él hablo en La Esfera Cultural.
Drácula, de Bram Stoker. Llevaba tiempo queriendo releerlo y como el conde está basado en Vlad Tepes, personaje transilvano ¿qué mejor momento que precisamente mi viaje a Hungría?
Los días Contados, de Miklós Bánffy. El primero de los títulos que componen esta Trilogía Transilvana y último de los libros elegidos para acompañarme en el viaje y como lectura “de estancia”. Me gustó mucho aunque esperaré a leer los otros dos antes de comentar.
(*)La celda de la muerte y (*) El misterio de los tres robles, de Edgar Wallace. Me apetecía una lectura ligera así que me acordé de estas novelitas de E.Wallace que estaban en la lista de espera desde hace un año. Quiero dedicarle una entrada negra a este autor así que a ella os remito.
(*)Nueve cuentos, de J.D. Sallinger. El guardián entre el centeno fue un libro que me desconcertó; sigo pensando que hay algo en él que se me escapó. Como en El guardián (…) hay protagonistas que son niños muy maduros (como pequeños adultos), problemas mentales, insatisfacción. Generaron en mí la misma sensación de desconcierto, de que algo se me escapa.
Los hermanos Felgueroso y la minería asturiana, de Carlos Roces. Una de esas lecturas obligatorias de las que ya habíamos hablado y que tiene que ver con un proyecto en el que me he embarcado con un compañero de trabajo: un libro sobre los parques y jardines del concejo
El rincón musical lo ocupa Liszt con su Rapsodia Húngara, nº 2
P.D: En septiembre visité también la exposición antológica de Antonio López que incluía el cuadro Josefina Leyendo; de ahí que lo eligiera para ilustrar esta entrada.
Josefina leyendo, de Antonio López |
Anna la dulce, de Dezko Kosztolanyi. Ya me había hablado de este autor Maribel pero tras leer lo que sobre él escribe Márai en Tierra, Tierra, se acrecentaron las ganas de leerlo. Cuando fui a la biblioteca a por mi lectura para la estancia en Hungría, junto a mis candidatos estaba este libro y no pude resistirme.
Un autor decimonónico en el mejor sentido del término, que describe de forma magistral a la burguesía húngara y lo hace con gran ironía. Su equivalente español, podría ser Galdós . Es curioso como tratando el mismo tema que La Puerta , de Magda Szába – la relación entre una señora y su criada- son dos libros tan opuestos (tan solo tienen en común que ambos merecen la pena ser leídos)
El hombre que se esfumó, de Maj Sjowall y Per Walhoo . Lectura “in itinere” que me había recomendado Alice Silver ya que gran parte de la novela transcurre en Budapest. Segunda novela protagonizada por el subinspector Martin Beck. Citando a mi madre “se deja leer”. Aunque en su momento tuvo que ser rompedora con la novela policiaca que se escribía, tras haber leído todo Wallander (claramente inspirado en este personaje) no resulta novedosa.
Codigo de barras lineal, de Krisztina Tóth. Este libro lo compré en la Feria del libro de Madrid, en la caseta dedicada a Hungría. La chica que me atendió, que curiosamente es una de las traductoras del libro, también me había recomendado La Puerta. Me comentó además que El último encuentro, uno de los libros de Márai más apreciados en España no lo es especialmente en su país. Sobre él hablo en La Esfera Cultural.
Drácula, de Bram Stoker. Llevaba tiempo queriendo releerlo y como el conde está basado en Vlad Tepes, personaje transilvano ¿qué mejor momento que precisamente mi viaje a Hungría?
Los días Contados, de Miklós Bánffy. El primero de los títulos que componen esta Trilogía Transilvana y último de los libros elegidos para acompañarme en el viaje y como lectura “de estancia”. Me gustó mucho aunque esperaré a leer los otros dos antes de comentar.
(*)La celda de la muerte y (*) El misterio de los tres robles, de Edgar Wallace. Me apetecía una lectura ligera así que me acordé de estas novelitas de E.Wallace que estaban en la lista de espera desde hace un año. Quiero dedicarle una entrada negra a este autor así que a ella os remito.
(*)Nueve cuentos, de J.D. Sallinger. El guardián entre el centeno fue un libro que me desconcertó; sigo pensando que hay algo en él que se me escapó. Como en El guardián (…) hay protagonistas que son niños muy maduros (como pequeños adultos), problemas mentales, insatisfacción. Generaron en mí la misma sensación de desconcierto, de que algo se me escapa.
Los hermanos Felgueroso y la minería asturiana, de Carlos Roces. Una de esas lecturas obligatorias de las que ya habíamos hablado y que tiene que ver con un proyecto en el que me he embarcado con un compañero de trabajo: un libro sobre los parques y jardines del concejo
El rincón musical lo ocupa Liszt con su Rapsodia Húngara, nº 2
P.D: En septiembre visité también la exposición antológica de Antonio López que incluía el cuadro Josefina Leyendo; de ahí que lo eligiera para ilustrar esta entrada.
Comentarios
Una entrada que toca mis sentidos...
Veo, que como yo, aprovechas cualquier circunstancia para que alguien del país te recomiende libros...
Por cierto, en el encuentro sobre estos autores al que acudí en Szeged ,los alumnos húngaros, que conocían bien a Marai, se quejaban de la falta de nivel de la conferenciante española "experta en literatura húngara" en nuestro país. El libro de Marai hay que ponerlo en contexto, ya que aquí hemos tenido acceso a este escritor muy tarde.
Nota, yo también me perdí algo en El guardian...en la segunda lectura mejoró, pero poco....jejeje.
estoy deseando que cuentes más de Bánffy
Un abrazo ;-)
El Guisante Verde Project
He tomado nota de algunos.
Bonita exposición ¿no?
Un abrazo
Teresa
Saludos.
Márai sigue siendo para mi poco conocido aunque mi primer encuentro con él no haya podido ser más fecundo.
Szeged es una ciudad que estaba en mis planes iniciales pero luego no pude visitar. ¡La próxima vez!
Estoy intentando escribir una entrada en que relacione mi viaje y mis lecturas pero no sé si podré
Habrá que releer el Guardián :)
Besos para mis arbeyinos
Teresa desde que supe que la Thyssen organizaría la exposición de Antonio Lopez me acordé de tí. Tenía especial interés en ver este cuadro que fue el que hizo que te conociera y a traves tuyo a todos los bibs.
Me hubiera gustado poder volver a ver la expo pero fue imposible.
Si tengo que recomendarte un solo libro, elijo Anna La Dulce.
P.D: no tengo ordenador así que tengo difícil comentar pero sigo leyéndote y tomando notas.
Otro abrazo para tí.
Hola, Gww yo también lo disfruté. Estoy a punto de empezar la segunda parte: Las almas juzgadas y espero que me guste tanto.
Recuerdo tu reseña, tan buena como siempre, y que prometí volver a comentar cuando lo hubiera leído.
Denise bienvenida. No te creas, que muchos de ellos los saqué de las bibliotecas y además cada vez voy ampliando el radio de acción; ya no me conformo con las de mi ciudad y lugar del trabajo
Gracias por la aclaración sobre Sallinger. Qué conste que a pesar de esa sensación, me gustaron sus nueve cuentos.
xG
Los cuentos de Salinger los leímos y comentamos en el curso de escritura que formaba parte de ese magnífico premio (que no recuerdo más de 3 veces al día).
En mis tiempo leí El guardían.
Resumiento: Me parece un autor sobrevalorado de registro único.
Describe muy bien la insatisfacción, el trauma post-traumático y lo que quieras, pero más de ahí, no se le puede sacar.
pd. Ahora cuando llegue a casa, esta David Champman esperando para pegarme un tiro, qué te apuestas.
P.D: aprovecho para decirte que he leído Pensar la arquitectura y me ha encantado. Te he dejado un comentario en la entrada que escribiste en su día.
Loque una de mis amigas comparte tu misma opinión sobre El Guardián...
Estoy segura de que Anna la dulce te gustaría. No puedo dejartelo porque tanto ese como La puerta los saqué de mis biblios:(
Natalia antes de este verano la literatura húngara era para mí una absoluta desconocida. Fue todo un descubrimiento.
Me alegra ver que no soy la única que se "perdió cosas" con El guardián.
Un beso.