Las otras lecturas "obligatorias"


Preguntaba hace unos días sobre los motivos por los que leemos. Entre las muchas razones dadas ninguna fue “por obligación” pero es innegable que a veces tambien lo es. Siempre que pensamos en ese tipo de lecturas lo asociamos a la enseñanza –ya lo hemos hablado- pero hoy no me refiero a ellas. Dejo también de lado las obras o autores que se consideran de obligada lectura: El Quijote, La Regenta, el Ulises, Shakespeare, ...
Recuerdo que en el taller literario al que asistía, al coordinador no le gustaba que al referirnos a las lecturas, las tildáramos de obligatorias. En cuanto no elegidas por mi, lo eran; otra cosa es que aceptase de buen grado dicha “imposición”. De hecho, era uno de los motivos que me llevaban a participar en el taller; leer autores y libros que, por mi misma, probablemente no hubiera elegido.

Existe otro campo en el que se dan con bastante frecuencia esas lecturas "no voluntarias", el laboral. Quien más y quien menos habrá tenido que leer textos legislativos, artículos o libros relacionados con su trabajo o su profesión, sea de la índole que sea. Hablando con Ismael sobre ello, discutíamos sobre si el adjetivo obligatorio era el mas adecuado para los casos a los que me refiero.Él alegaba que esas lecturas las hacíamos voluntariamente.

¿Realmente leo porque quiero la Ley de protección de datos y el Reglamento que lo desarrolla, o la de Administración electrónica? Concedo que nadie me ordenó leerlas; no es menos cierto que si tengo que aplicarlas en el trabajo o elaborar un informe relacionado con ellas, malamente podre hacerlo sin haber leído las leyes en cuestión. Puede que fuera mas correcto hablar de lecturas necesarias, convenientes o simplemente acogernos a una de las definiciones de obligación recogidas en el D.R.A.E: 2. f. Imposición o exigencia moral que debe regir la voluntad libre.

La preparación de las visitas y talleres que tuve que llevar a cabo hace algunos meses me llevaron a releer un manual de dinamización de archivos. Para poder impartir el taller sobre historia y literatura tuve que leer La Aldea Perdida de Palacio Valdés. (Una experiencia que a pesar del terror inicial me resulto muy satisfactoria) Hace unos días terminé un libro que es uno de los títulos que barajamos para basar en él, el taller de historia que llevaremos a cabo este año.

¿Tuve la “obligación” de hacer algunas de estas lecturas? Sí, sea esta legal o moral; mi voluntad me lo imponía ya que de otra forma no hubiera podido desempeñar esas tareas correctamente.
¿Qué opináis? ¿Estáis de acuerdo con Ismael o conmigo? ¿Son este tipo de lecturas, obligatorias? ¿El trabajo o alguna otra circunstancia os impone algún tipo de lectura? (No cuentan las referidas a la preparación de un viaje o relacionadas con nuestras aficiones).



El rincón musical de hoy también viene obligado

Comentarios

Gonzalo Muro ha dicho que…
Uff. Para mí, lecturas son las que hago voluntariamente, el resto no son lecturas, son trabajo. Si algo que tengo que leer "forzado" comienza a gustarme, deja de ser "obligado" y pasa a ser un placer. En fin, soy así de raro.

Un abrazo.
Carmina ha dicho que…
Estoy con Gww, para mi la lectura esta ligada al ocio y al placer, aunque sea un ensayo, es algo que yo hago porque me apetece y dejo de hacerlo en cuanto no me causa satisfacción, malamente eso lo puede conseguir un texto legal, para mi el texto es necesario para desarrollar un trabajo, no es obligatorio, porque nadie me lo ha impuesto, pero no deja de ser algo que no elijo, y que por lo tanto o puedo calificar de lectura... no se si me he explicado con tanto giro
Anónimo ha dicho que…
Hace poco que estaba estudiando, tenía que leer mucho para las materias de la universidad, pero si disfrutaba la lectura, nunca lo consideré una obligación. En cambio cuando el texto era denso, tenía que estar regresándome porque me daba cuenta que ya había leído unas líneas y no había puesto atención...eso era obligación y me costaba mucho leer así.
Para mí creo que la clave está en el disfrute. Si lo gozo, nada me parece obligación. Si no, es una pesada loza ;)
un beso,
Ale.
Amando Carabias ha dicho que…
Es curioso, tienes razón y tienen razón.
Cuando empleamos el verbo "leer", en seguida imaginamos algo placentero, elegido libremente, para disfrute, como una inversión de nuestro ocio...
Y sin embargo leemos sin parar. Que cada quien piense en uno de sus días y pormenorice las veces en que se lee...
Yo diría que gracias a que nos enseñaron y sabemos leer, podemos leer sin enterarnos de que lo hacemos, y considerar sólo lectura a ese mismo acto cuando se realiza de modo muy, pero que muy premeditado.
Y, sin embargo, hay lecturas obligadas en la segunda acepción del DRAE
Isi ha dicho que…
Bueno yo no tengo esa "obligación" laboral, pero sí en los estudios, y definitivamente son lecturas obligatorias y poco gratas, dicho sea de paso...
En fin, que no sé si mi caso vale, pero desde luego los libros de toxicología y de higiene de los alimentos los leo obligadísima.
Las no obligadas son las que esogemos nosotros para pasar un buen rato, y desde luego yo no paso buen rato con determinadas lecturas.
Deborah ha dicho que…
He leido a cientos de autores pero, cuando leo a Vargas Llosa no me engancha, ahora que es un novel como peruana considero una lectura oblicatoria leerlo. Espero que me sorprenda.
Carlos ha dicho que…
Creo que siempre hay que disfrutar de los libros que leemos. Si te dicen que tienes que leer casi po obligación un clásico, y luego te resulta un tostón, con muchas frases enrevesadas, descripciones abundantes y diálogos de casi dos páginas, quizá desistas de la lectura porque el estilo es muy diferente de lo que leemos habitualmente en nuestros tiempos. Libros hay muchos, por eso es conveniente seleccionar a nuestro gusto a los autores.
Saludos.
Valeria ha dicho que…
Es que realmente en nuestra vida diara es impresionante lo mucho que se lee, a veces con placer, a veces con menos. Creo que son vivencias diferentes. Como abogada leo mucho por mi profesión. No tengo un interés académico por el derecho, sí en cambio me parece una herramienta interesante. En ese sentido, es muy parecido a leer un manual de instrucciones. Cuando leo por trabajo, tal vez el interés radique en " a ver cómo podemos solucionar este problema" y encontrar una solución es como un juego. es una lectura maspragmática. Igualmente, para mi"leer" es leer literatura, porque hay otro nivel de entrega y compromiso con el acto de lectura en sí, mas allá de que sea o no obligatorio. Saludos
Alice Silver ha dicho que…
Llevo unos días dándole vueltas al tema. Es verdad que la obligatoriedad parece contradictoria con el placer. Pero también es verdad que hay cosas que se hacen cuesta arriba y sólo si te sientes con cierta obligación las acabas.
En fin, que si me hubieran obligado a leer "El Quijote" seguro que lo habría leído y disfrutado y ahora no se cuando voy a sacar fuerza de voluntad para leerlo.

En cuanto al trabajo hace mucho que no leo un libro, muchos se quedan obsoletos al poco de salir. La manera de buscar la información o al menos el tipo de información que yo busco, ha cambiado: leo artículos en internet, trozos de libros, visito blogs, páginas de expertos...
lammermoor ha dicho que…
Antes de nada, perdonad el retraso en contestaros pero he estado fuera.

Gww no eres raro; digamos que distingues entre lectura y LECTURA.
Es cierto que a veces algo que comenzamos a leer "forzados" termina convirtiendose en un placer.

Carmina te has explicado perfectamente. Solo consideras "Lectura" la que está ligada al placer; lo otro es ... leer.

Ale veo que coincides con Gww y Carmina. ¿Sabes qeu me influye a la hora de que una lectura obligatoria se haga "placentera"? La forma en que está escrita; hay algunos textos que aún tratando de temas áridos si están bien expuestos y redactados, da gusto leerlos.

De acuerdo contigo, Amando leemos continuamente aunque la mayor parte del tiempo no nos damos cuenta de ello.

Isi la verdad es que un manual de toxicología no parece demasiado apetecible a simple vista. Pero a lo mejor por ahí hay alguien que lo lee porque le gustan esos temas.;)

Deborah,¡por esas obligaciones morales leí La Regenta, y posiblemente por eso no me gustó. :(
lammermoor ha dicho que…
Carlos estoy de acuerdo contigo, pero a veces hay textos que, obras maestras o no, tienes que leerlas por narices. ¡Y se pueden hacer muy cuesta arriba!

Valeria el otro día, a raiz de mi "lectura obligatoria" pensaba en las distintas forma que tenemos de leer, en función de nuestros objetivos. Efectivamente,como tu dices, en esos casos, lo hacemos de forma distinta.

Alicia es cierto eso que dices. Aunque en mi campo, la obsolescencia no es tan rápida y los libros siguen siendo una herramienta de información y formación, cada vez más recurro a artículos en internet, páginas web especializadas o blogs profesionales.
loquemeahorro ha dicho que…
Adentrémonos en un aula de cualquier facultad donde el profesor adjunto está diciendo:

- Este trimestre os tenéis a leer "De la revolución francesa al marxismo" que casualmente he escrito yo. A la venta en Librería Pelaez. ¿Alguna duda?
- ¿Es obligatorio leerselo?
- Sí.

.......

Pues parece que sí, que era obligatorio.
Isi ha dicho que…
jajaja Loque: eso es lo que tengo entendido que sucede en la UNED.
En mi facultad sólo me ha pasado con dos asignaturas , y menudos tostones!
Si por lo menos el que lo escribe tuviera nociones básicas sobre esquematizar y organizar, porque es todo un batiburrillo sin ningún orden! Bueno, como las clases que dan: no sé de qué me sorprendo.
loquemeahorro ha dicho que…
Yo lo viví en la Complutense, es vergonzoso pero cierto, y vamos, si eso no es una "lectura obligatoria" pues que venga San Cucufato y lo vea.
Isi ha dicho que…
Creo que lo de la lectura es lo de menos: es un desembolso obligatorio jejeje.
lammermoor ha dicho que…
Loque, Isi, os contesto a las dos. Efectivamente eso sucede en la Uned -hice dos cursos de filología hispánica y muchos de los libros (bastante malos la mayoría)eran de los propios profesores.
Pero también me pasó en la facultad (en Oviedo).
Es una manera de asegurarse la venta porque suelen ser libros tan malos que nadie los compraría, de otra forma.