Es frecuente que al leer un libro nos preguntemos hasta qué punto el autor se refleja en lo que escribe (algo de eso nos contaba Zeberio Zato en esta entrada); incluso discutimos si es bueno o malo, que esto sea así. Pero pocas veces nos hacemos la pregunta inversa ¿cuanto se refleja uno mismo al leer? En una reseña de Carmina sobre un libro de Camilleri salía ya esta cuestión. Reconocía que le había gustado mucho porque (además de aficionada a la novela negra) se había sentido muy identificada con los protagonista (había visto reflejado en ellos su formación y experiencia como periodista).
Otras veces sucede que cada lector se centra o ve con mayor nitidez determinados aspectos que a otro le pasan por alto: a Lescaut, una de las cosas que más le llamó la atención de Frankenstein es que el doctor consiga dar vida al monstruo a partir de la electricidad. Ese aspecto a mí me pasó casi desapercibido. Como soy muy aficionada a las plantas, me fijé en que el comisario Gunnastranda (personaje de K.O. Dahl) también lo es
Algo de todo esto se comentó en una entrada anterior: Cerca, lejos. Al leer entra en juego nuestra cultura, procedencia, formación, experiencia vital, etc. Y eso hace que de un mismo libro haya tantas posibles lecturas como lectores. Pero … (ya estoy con la preguntita ) ¿Qué sucede cuando los ojos que se enfrentan al libro no son los de otro lector sino los nuestros y el encuentro es más bien un reencuentro?
Otras veces sucede que cada lector se centra o ve con mayor nitidez determinados aspectos que a otro le pasan por alto: a Lescaut, una de las cosas que más le llamó la atención de Frankenstein es que el doctor consiga dar vida al monstruo a partir de la electricidad. Ese aspecto a mí me pasó casi desapercibido. Como soy muy aficionada a las plantas, me fijé en que el comisario Gunnastranda (personaje de K.O. Dahl) también lo es
Algo de todo esto se comentó en una entrada anterior: Cerca, lejos. Al leer entra en juego nuestra cultura, procedencia, formación, experiencia vital, etc. Y eso hace que de un mismo libro haya tantas posibles lecturas como lectores. Pero … (ya estoy con la preguntita ) ¿Qué sucede cuando los ojos que se enfrentan al libro no son los de otro lector sino los nuestros y el encuentro es más bien un reencuentro?
¿Por qué se me ocurre plantearme estas cuestiones? Pues aparte de por ser tremendamente preguntona (quizás debería decir que tengo una mente inquisitiva, suena mejor), porque más de una vez me sorprendí ante las diferentes lecturas o nuevas interpretaciones que hice tras releer un libro.
La primera vez que leí El señor de los anillos, en la adolescencia, me pareció un libro de aventuras fantásticas, sin otros significados. Años después, cuando ya llevaba un tiempo trabajando cerca de políticos, encontré una descripción clarísima de cómo el poder corrompe–incluso Frodo sucumbe al poder del anillo, tal como comentaba a nuestro trotalomas-y las luchas a las que la gente se entrega por conseguir o mantenerlo. También me pareció un canto a la tolerancia; tememos y despreciamos a los que no son iguales que nosotros o a los que no conocemos.
Aunque había leído muchas veces Orgullo y prejuicio, no fue hasta la última vez que me di cuenta del humor y la crítica a la sociedad inglesa y al papel que la mujer debía jugar en ella, que destila el libro de Jane Austen. Algo similar me sucedió con 1984 , en mis primeras lecturas lo referente a la neolengua y al poder manipulador y distorsionador del lenguaje me había pasado desapercibido
No se trataba en estos casos que cito (podría mencionar algún otro) de las distintas interpretaciones entre dos personas distintas, cada una con sus gustos particulares ¿Pero realmente era así? ¿Era en ambos casos la misma lectora? Dejo la pregunta en el aire
La primera vez que leí El señor de los anillos, en la adolescencia, me pareció un libro de aventuras fantásticas, sin otros significados. Años después, cuando ya llevaba un tiempo trabajando cerca de políticos, encontré una descripción clarísima de cómo el poder corrompe–incluso Frodo sucumbe al poder del anillo, tal como comentaba a nuestro trotalomas-y las luchas a las que la gente se entrega por conseguir o mantenerlo. También me pareció un canto a la tolerancia; tememos y despreciamos a los que no son iguales que nosotros o a los que no conocemos.
Aunque había leído muchas veces Orgullo y prejuicio, no fue hasta la última vez que me di cuenta del humor y la crítica a la sociedad inglesa y al papel que la mujer debía jugar en ella, que destila el libro de Jane Austen. Algo similar me sucedió con 1984 , en mis primeras lecturas lo referente a la neolengua y al poder manipulador y distorsionador del lenguaje me había pasado desapercibido
No se trataba en estos casos que cito (podría mencionar algún otro) de las distintas interpretaciones entre dos personas distintas, cada una con sus gustos particulares ¿Pero realmente era así? ¿Era en ambos casos la misma lectora? Dejo la pregunta en el aire
Desde el Rincón Musical nos miran los Sad eyes de Bruce Springsteen
Notas: ¿Como no ilustrar una entrada en que se habla de ojos y miradas, con los ojos más guapos del cine?
Como no sé incluir (aún) entradas relacionadas os dejo aquí el enlace a esta entrada de Discreto Lector
Edito la entrada para recomendaros que leáis o releáis este post (y los comentarios posteriores) de Mi librería
Comentarios
jo, ahora que lo pienso, yo apenas he releído ningún libro...
Un abrazo.
Y por supuesto que la identificación es muy importante para meterte en el libro.
Buen domingo.
Algo de esto escribí una vez por mi blog, me gusta el temita.
Saludos,
AD
También creo que los libros tienen su momento y que los leamos en el momento inadecuado puede tener mucho que ver en que no nos guste.
Y sí, tu respuesta es bastante cercana a la mía.
Azote, que alegría volver a tenerte "en activo" (es un decir, sabemos que estás muy, muy, muy ocupada). Coincido contigo en que en cada relectura descubrimos cosas nuevas.
Carmina, te has explicado estupendamente. Es cierto lo que dices, al releer, como al visitar de nuevo una ciudad o ver un cuadro, podemos "permitirnos" observar detalles que la primera vez , en la "visión de conjunto", se escaparon.
Me alegro de que te guste mi elección de ilustración para la entrada. Estaba buscando imágenes de ojos o miradas cuando pensé ¿Qué mejor que los ojazos de mi adorado Paul Newman podían ilustrar esta entrada?
Inma, un comentario similar lo hice en algún lado. Las personas estamos en continua evolución -todo lo que vivimos, estudiamos, compartimos, leemos, ... hace que vayamos cambiando.
Y sí, también tienes razón: el sentirnos identificados nos ayuda a "meternos" en el libro; pero a veces, que sea algo completamente ajeno no nos impide poder acercarnos a ello aunque sea de una forma limitada.
Alice, sobre lo de la relectura te digo lo que a Isi. Y sobre lo de las plantas... Gunnastranda precisamente conoce a su novia en una conferencia o evento similar relacionado con ellas.
AD me alegro de que te guste el tema. Ahora que lo dices si que había una entrada muy interesante, que dió lugar a una conversación que no tenía desperdicio. Voy a ponerle un enlace en la entrada.
preciosos esos ojos, ya recuerdo cuando buscabas una excusa para incorporar a Newman a tus divagaciones, he de reconocer que esta vez la excusa es buena, y apoyo la moción ;-)
Siempre que releo un libro otras aparecen facetas que no había visto, o entendido la primera vez.
Claro que somos distintos, tenemos otras expectativas, otro momento vital , otro estado de ánimo y sobre todo, hemos leído más, hemos indagado, comparado...
Creo que las mismas dudas, yo también soy inquisitiva, más bien interrogadora de la Gestapo..., surgieron con un libro de Isabel Allende que leyó mi hermano y con la interpretación tan diferente a la mía que tenía él, no entendía como me podía haber pasado por alto lo que el veía...
Es magnifico ver con otros ojos, con los vuestros, los detalles de esos libros y autores favoritos, el comentario de Inma me lleva a Sidharta de Herman Hesse, como dice Isi Cada día somos distintos, y estoy con Azote, La historia interminable hace honor al título, siempre encuentras cosas nuevas, como en Virginia Woolf o en John Dos Pasos, o como dice Ade releyendo a Gabo..., y con respecto a K.O. Dahl, como Alice, me fijé en la comida, pero también recuerdo como tú lo de las plantas...
Me gusta lo que dice Carmina de tener la curiosidad inicial saciada y apreciar los matices, voy a releer!!!
Un abrazo ;-)
(Por cierto, ¿qué era eso de la jornada chino-japonesa?, Qué suerte que hayas estado con Loque y con Alice, ¿para cuando una excursión a León y visitamos a Isi?
Yo releía más antes, y ahora mucho menos, las cosas que me encantaron con 15 años ¿Me van a gustar tanto ahora? ¿A los... esto...27? Pues a mi edad real, menos todavía.
Temo mucho la decepción de cosas que me han encantado, que ahora les vea "el truco", y por otra parte ¡Hay tanto que leer!
Aunque ahora que lo pienso... Paul Newman me gusta desde siempre, con esos ojos, esos ojos... ¡Otra vez! ¿Dónde habré dejado las sales?
Hombre... yo eché de menos unos cacahuetitos, y quizá algún viaje en el tiempo...
La verdad es que es interesante las maneras en que nos acercamos a los textos escritos por otros, pero hay algo que aún me parece más fascinante: la forma en que leemos nuestros propios relatos conforme pasa el tiempo.
Tengo la estúpida manía de escribirlos y dejarlos reposar, aunque me hayan parecido una mierda. Resulta que, cuando pasa el tiempo y releo algo que de antemano recuerdo que era horrendo, descubro detalles y hallazgos que me sorprende haberlos escrito yo. ¿Será que cambiamos nosotros, o que están vivos y son ellos los que cambian en la nevera?
Podéis venir a visitarme!!
Pero por dios, cuidado con las carreteras; estamos aquí alucinados: creo que todos sabíamos que iba a nevar y a helar ¡menos el ayuntamiento! que tardó dos días en echar la sal. Ayyy Lammermoor, Loque, Guisantes, todos; me muero de frío. En cualquier momento se me va a caer un dedito de un pie por congelación.
Y lo tengo que decir (que no me oiga/lea homo libris): ¡¡joder con el calentamiento global!!
Tras una excelente planificación del evento –margen de tiempos suficientes, elección de la exposición que iríamos a ver y decidirn en que restaurante comeríamos, teníamos perfectamente sincronizados nuestros relojes.
Sin embargo,… todo se fue al carajo (perdonen la expresión, pero el sábado eran palabras mucho más fuertes las que resonaban en mi mente). Resulta que todo esto surgió con motivo de mi viaje a Lisboa y que, dado lo “bien” comunicada que está Asturias casi cualquier viaje te obliga a pasar por Madrid. A la vuelta llegaba temprano y tenía margen suficiente para poder quedar con ellas; o eso pensaba.
No contaba con que el Comandante del avión que debía traernos a Madrid se fue de copas el día anterior y esa mañana no se presentó a la hora (esa es la forma en que traduzco el “Rogamos disculpen el retraso (de cinco horas) debido a las limitación de horas de vuelo del comandante)
Total que ni exposición ni “na de na”; conseguí llegar a las tres de la tarde, con la maleta a cuestas al restaurante y la jornada “oriental” quedó convertida en una cita express.
Una pena que no tuvieramos unos “arbejinos de acompañamiento” pero, yo prometí volver –con quesos asturianos para Loque y sin maleta.
Tras este momemto "portera" dejo para más tarde contestaros. No sabeis el apaño que tuve que hacer para no escribir sentada en el suelo. (En el trabajo me han robado los dos muebles que tenía. Pero eso os lo cuento por la noche)
En Madrid esta mañana, recomendaban no utilizar el vehículo particular.
Por mí cuando querais,¡que León está más cerca!
xG
Lammermoor, con tu aclaración recordé lo de las plantas de Dahl.
Rb.
Bueno, por lo menos llegaste, que por ejemplo creo que hoy estaban suspendidos los vuelos... :S
¡¡pero conociste a Loque, que es lo importante!!
Pero comimos muy bien y la compañía fue inmejorable. La próxima, más y mejor.
También recuerdo que mi primera lectura de El Señor de los Anillos fue más la de la aventura y, con el tiempo, fui profundizando en él, lectura tras lectura. Además, de una forma muy especial, pues a través de la Lista Tolkien fuimos muchos quienes compartimos nuestra particular visión de este libro de infinitas lecturas. Con El nombre de la rosa y con tantos otros títulos me ha ocurrido lo mismo durante estos años.
Un abrazo.
MARIBEL, tienes buena memoria. Efectivamente buscaba una excusa para traer a Paul Newman al blog.
Una de las cosas buenas que tiene compartir las lecturas es que como cada uno percibimos determinados aspectos del libro, así, gracias a los demás, podemos percibir detalles que por nosotros mismos no veríamos.
LOQUE, la relectura, como la lectura, nunca debe ser una imposición. A mí también me ha pasado; releer un libro y pensar ¿como me pudo gustar tanto? Pero también lo contrario.
ZEBERIO, por supuesto que me acuerdo de tí. Sobre lo que dices de los escritos propios: mi teoría es que, si los dejamos reposar y volvemos a ellos un tiempo después, hemos establecido la suficiente distancia como para que podamos juzgarlos.
ISI, pobrecilla. La verdad es que estos días está haciendo mucho frío.
xGAZTELU, por supuesto que no todos los libros admiten una relectura. Pero los buenos, los "clásicos",son de esos.
P.D. en breve espero volver a releer El señor de los anillos.
ALICE, el toque artístico del menú fue inenarrable.
ROBERTO ¿una carpa fucsia? ¿Estaba rica?
ISI, si que después de todo tuve suerte. ¡Qué gusto cuando por fin pude decir MI CASA!
HOMO LIBRIS, me gusta eso de "Libro de infinitas lecturas".
Pues sí, DEBORAH; para mí, Frodo y el anillo es la perfecta metáfora de los políticos y el poder. Espero que también ellos (los políticos) tengan su Sam.
CARMINA, Feliz Navidad¡Quién sabe! Quizás podamos conocernos algún día. Hasta entonces, nos leemos.
En fin, que ya quisiera yo haber estado ahí también, aunque hubiera tenido que ver el cadáver de la lubina en un plato ;-)
Sobre las relecturas, uno no es el mismo (por tantas cosas, pero dejémoslo en que los años vividos nos van cambiando) y por lo tanto, el libro también será distinto.
Isi ¡a moverse! no queremos que pierdas un dedito (¡que frío ehhhh!)
Un abrazo a todos,
Ale.
Coincido en que cada vez que leemos somos otros -cada vivencia, conocimiento nos va transformado- y por eso cada relectura es una nueva lectura-
El capitán fue un impresentable que nos chafó la jornada "oriental" que teníamos programada. Pero no estuvo mal.