Sofa, manta ... y lecturas.

  Si el invierno con su mal tiempo y sus días cortos,  incita de por sí a arrebujarse en el sofá con una manta, una infusión calentita y un buen libro, los cierres perimetrales, toques de queda y restricciones varias, hicieron que fuera uno de los planes  más apetecibles o al menos, más fáciles de cumplir.

 Dejamos atrás un enero negro  y aunque continuaron los problemas de concentración, sobre todo al llegar marzo,  fui capaz de leer unos cuantos libros. Comienzo la relación con Penélope y las doce criadas, de Margaret Atwood. Aunque se trata de un libro breve no conseguía concentrarme demasiado tiempo en él, así que iba alternando  su lectura con las novelas negras de enero.

 Como mencionaba en esta entrada,  en este librito, escrito al modo de una obra de teatro griega, con el coro de criadas, Margaret Atwood hace que Penélope nos de su propia visión de la historia y de Ulises, su marido.

  Fin de temporada, de Ignacio Martínez de Pisón me ha gustado y al mismo tiempo me ha parecido un poco triste. Como  creo que en casi todos sus libros, nos habla de las relaciones familiares y lo complejas que pueden ser. En este caso, una madre soltera que ha convertido a su hijo en el centro y único motivo de su existencia;y que sigue ligada al recuerdo y el amor por su novio, fallecido en un accidente de tráfico, precisamente cuando viajaban a Portugal para abortar.

  Un libro en que hay muchos silencios, mucha parte de la historia que no se cuenta y que el chico irá descubriendo al mismo tiempo que se planteará dejar el nido  -o más bien el camping que regentan junto a su amiga Mabel.

  Una granja en las Green Mountains, de Alice Herdan-Zuckmayer. En momentos como estos, de mínimos desplazamientos y muchas horas en casa, se agradece una lectura que nos permite disfrutar de espacios abiertos

  La autora y su marido, escritor y guionista,  tuvieron que emigrar a Estados Unidos, escapando de Hitler y los nazis. Sin tener ningún conocimiento de lo que suponía ser granjeros tuvieron que aprender a llevar su granja en las Green Mountains, con unas condiciones de vida muy alejada de aquellas a que estaban acostumbrados.

  Es un libro de lectura amena que nos demuestra que no somos los primeros que hemos tenido que enfrentarnos a situaciones duras en la vida y que si las encaramos con la debida actitud, podemos salir adelante.

 Ejercicios de memoria, de Andrea Camilleri. Un libro bonito y luminoso, tal como comenté en la entrada que sin querer queriendo, escribí sobre él.

  El hijo del chofer, de Jordi Amat. A través de la figura de Alfons Quintà, el hijo del chofer de Josep Pla, nos acercamos a una época clave en la historia de España. Los años de la transición y la creación de la Generalitat, con la llegada al poder de Jordi Puyol. Me ha parecido un libro realmente interesante 

  Desde esta colina, de  Sue Hubbell.  La autora y su marido abandonaron su trabajo y su vida en la ciudad para trasladarse a vivir en las montañas de Ozarks y dedicarse a la apicultura. A través de los capítulos que son en realidad los artículos que escribe para un periódico nos va mostrando el día a día y las dificultades de vivir en ese medio

 En la línea de Una granja en las Green Mountains aunque me gustó más el de Alice Herdan-Zuckmayer. Aún así creo que leeré Un año en los bosques, el primer libro que Sue Hubbell escribió  sobre su experiencia con este cambio de vida radical.

  Hijos del carbón, de Noemí Sabugal. Termino con un libro negro, muy negro, en el que también hay muertes y cadáveres, demasiados. No se trata sin embargo de una novela de “género“ sino un ensayo sobre el final de la minería en España

  Los muertos son los muchos mineros fallecidos en accidentes o como consecuencia de la silicosis enfermedad pulmonar contraída por trabajar en el interior de la mina. Los cadáveres  son los de las instalaciones mineras y los pueblos abandonados o semidesiertos.

  Noemí Sabugal hace un recorrido por todas las zonas mineras de la geografía española, comenzando en Asturias para a continuación ir región por región. La imagen que nos muestra de todas ellas es,  por desgracia,  bastante similar a la asturiana.

  Me ha parecido una lectura muy interesante, no solo para quienes como yo estamos vinculados a ese mundo-mi padre era facultativo de minas y trabajo en un concejo minero (ex minero, sería más correcto) sino para cualquiera 

  Además de  los que conseguí leer, hubo unos cuantos intentos fallidos, desde un viaje por Italia de la mano de Javier Reverte a No digas nada, sobre el conflicto del IraProbaré suerte de nuevo un poco más adelante.

Como es habitual en esta sección, termino con los libros que ahora mismo tengo entre manos: 


una lectura obligatoria de italiano

un intento de paliar mi analfabetismo financiero


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