En busca de tu nombre

(traducido por  Goedele De Sterck)


  Seguro que  más de una vez os ha sucedido:  pretendéis comeros una cereza y al cogerla vienen engarzadas otras. En este caso la cereza que pretendía comer (o leer) era el libro de Marjolijn van Heemstra y al hacerlo, fueron engarzándose  HHhH, de Julian  Binet; Los hermanos Himmler. Historia de una familia alemana, de  Katrin Himmler o Los caballos azules, de Menéndez Salmón 

 El libro nos cuenta  la investigación -o búsqueda del relato, como ella dice- que inicia la autora para conocer más sobre la historia del familiar lejano  cuyo nombre ha decidido poner al hijo que está esperando. De ahí el título elegido.  De ahí también la estructura de libro. Cada capítulo va siendo una cuenta atrás hacia el momento en que dará a luz. Faltan 22 semanas.., faltan 15 semanas..., falta una semana...

  La primera cereza (o libro) en engarzarse en la lectura fue HHhH de Lauren Binet. La razón es sencilla:  ambos son  presentados como novelas, aunque no lo sean exactamente y sus autores ganaron sendos premios como autores nóveles -Binet el Goncourt a la primera novela y Van Heemstra el BNG new literature   No es lo único que tienen en común; coinciden, y es lo que me ha llevado a asociarlos, en que  ambos cuentan la investigacion que ¡están llevando a cabo y sus sentimientos durante el proceso 

   Cuando la autora queda embarazada  decide cumplir una promesa que le hizo a su abuela cuando tenía 18 años y ponerle a su futuro hijo el nombre de un  familiar lejano,  Franz van Heemstra.  En la mitología familiar ese pariente es una especie de héroe que actuó contra un traidor que pasaba información a los nazis  Pero a medida que va conociendo más sobre él y los hechos que le han dado el sobrenombre de  "el primo ponebombas", el mito se va deshaciendo.

 Miro la caja, me siento estúpida, Esperaba encontrar un carné que acreditara la pertenencia de François Boer al NSB, pruebas aplastantes de colaboración con el enemigo, testimonios de patriotas deseosos de alcanzar Inglaterra que habían sobrevivido a la traición, no unos documentos sobre palomas […]
  Ni una palabra sobre los patriotas decididos a escaparse a Inglaterra Ninguna prueba tangible de traición. 

 Si en la caja no encuentra los documentos que esperaba si halla otras dos hojas, en el fondo de la misma, que presentan ante ella una parte del relato del que nadie había hablado. La relación de víctimas del atentado porque el "traidor" Francois Boer no fue el único muerto; hubo otras víctimas inocentes, como la jovencísima criada  que trabajaba en casa de los Boeer.  Datos que desconocía, de los que nadie le había hablado y que  ponen bajo una perspectiva diferente al mito familiar.

  La cereza que se engarza ahora con En busca de tu nombre es el de otra descendiente, Katrin Himmler y su libro Los hermanos Himmler. Historia de una familia alemana, De nuevo nos enfrentamos con una familia que prefiere no saber,  Ambas autoras se enfrentan al peso de una culpa que en realidad es a quienes menos les corresponde (aquí y aquí pueden leerse sendas entrevistas con Katrim Himmler que resultan muy interesantes)

  Volvemos a la búsqueda del nombre del hijo de Marjolijn van Heemstra, quien se pregunta  de qué forma quedará marcado su hijo por el nombre que le pongan. Es decir ¿qué influencia tiene tu nombre en tu personalidad?  Lo que hace que otro libro sea arrastrado a esta lectura; esta vez se trata de Los Caballos Azules de Menéndez Salmón y el cuento homónimo, en el que  plantea el tema de la identidad ligada al nombre.

la autora, Marjolijn van Heemstra
 La búsqueda de ese nombre se prorroga tras el nacimiento del niño ya que cuando la enfermera les pregunta cómo se va a llamar, responde que no lo tiene decidido. Se refieren a él simplemente como bebé.

 En la última página y en los últimos minutos, antes de que se acabe el plazo para inscribirlo en el registro civil, por fin lo sabe.  Lo más genial a la par que frustrante es que tras haberla acompañado durante todo el periplo nos quedamos sin saber como se llamará el niño. 

  Entre tantas cerezas una picota. No pude por menos de sonreírme y pensar en cuantos investigadores novatos como ella me he encontrado

Ojalá me regañe, para que yo puede espetarle que la caja está incompleta, que en el archivo faltan documentos, que este batiburrillo de papeles viejos no hace justicia a la Historia […]
-Esta caja está incompleta
-eso es imposible
-falta la mitad del relato
-nuestras cajas no contienen relatos, sino papeles
-pero lo que he leído no cuadra.
Me dedica una sonrisa compasiva.
-es algo muy habitual en los lectores de la mesa blanca.


 Quienes se acercan por primera vez a un archivo y buscan información creen que encontraran "el relato" completo" y que además lo que lean cuadrará con lo que buscan. Sn embargo, tal como le dicen a ella, en esas cajas de archivos no hay relatos sino papeles (documentos) y es el investigador quien tras el trabajo, veces es frustante, fatigoso pero siempre interesante e incluso adictivo, terminará elaborando el relato, tal como hizo ella

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