Pregunta con respuesta


En una entrada anterior del blog hablaba sobre un par de libros que han sido grandes éxitos editoriales en España y que sin embargo a mi no me habían convencido. En el caso de Patria,  de Fernando Aramburu  me preguntaba si no tendría más culpa de su éxito el tema que trata que la propia calidad de la novela.

Quien me iba a decir a mí que leyendo La biblioteca de los libros rechazados, de David Foenkinos iba a encontrar la respuesta a esa pregunta que llevo formulándome más de un año. El fragmento que transcribo a continuación es para mi la respuesta (y confirmación) de aquello que me planteo y he planteado sin que nadie hasta ahora hubiera sabido contestarme.

  (...) Un periodista, amigo de Delphine, se atrevió a hacer esta curiosa declaración:

_Esto es como el último Houllebecq.
_¿Ah, sí? ¿Por qué dices eso?_preguntó ella
_"Sumisión" es su mayor éxito. Más que el Goncourt. Pero es su peor libro. Se me cayó de las manos. La verdad, para cualquiera a quien le guste Houllebecq, es muy  inferior a todo lo demás que ha escrito. Tiene un sentido excepcional de lo novelesco, pero aquí la verdad es que no hay argumento. Y las pocas páginas buenas sobre la sexualidad o la soledad son repeticiones de lo que ya había escrito, pero en peor. 
_Te veo muy duro.
_Pero todo el mundo quiso leerlo porque la idea es brillantísima. En dos días, en toda Francia no se hablaba más que de eso. Incluso le preguntaron en una entrevista al presidente de la República: "¿Va usted a leer el libro de Houllebecq" Menuda promoción; sería difícil superarla. Es una novela que no se mantiene en pie más que por la polémica, algo notable. 
_Cada vez que Houllebecq publica un libro pasa lo mismo.siempre se habla a diestro y siniestro de qué tienen sus novelas. Pero da igual, es un escritor inmenso.
_La cuestión no es esa. Con "Sumisión" fue más allá del ámbito de la novela. Ha entrado antes que los demás en una nueva era. El texto no tiene ya importancia. Lo que cuenta es dar salida a una única idea potente. Una idea de qué hablar
(...)
(Foenkinos, David: La biblioteca de los libros rechazados. Pag. 115 y 116)

Y no puedo resistirme  a transcribir una última frase que aparece casi al final del libro.

(...) y tenía la esperanza de  que esa segunda novela suya tuviera más éxito que la primera; pero era poco probable: a excepción de algunos escritores, que no eran necesariamente los mejores, ya nadie vendía libros.
                                                                                     (Idem: Pag. 283)

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