No sos vos, soy yo


 Al pensar en un posible título para esta entrada me vino a la mente una película argentina que vi hace bastantes años y en la que la pareja del protagonista, al romper con él le decía No sos vos, soy yo

  Exactamente eso es lo que me sucede a mí con los dos libros de los que quiero hablar. Todo el mundo habla maravillas de ellos, han sido grandes éxitos editoriales  pero a mí no me han gustado. Por eso, parafraseo el título de la película y digo no so(i)s vos(otros), soy yo

  Comenzaré por la trilogía del Baztán, de Dolores Redondo; o más exactamente por el primero de los títulos El guardián invisible, porque después de terminarlo decidí no continuar.

   No era una autora ni unos títulos que me llamaran especialmente la atención pero cuando se estrenó la película me planteé leerlos y comentándolo con unas amigas, una de ella me puso la trilogía por las nubes así que me animé.


 Más que de novela negra, podemos calificar estas novelas de thriller, lo que en principio no es ni bueno ni malo. Lo que si me pareció malo fue la resolución del crimen; tuve la sensación de que el culpable podría haber sido ese como cualquier otro personaje. Lo siento mucho pero no me parece que la autora justifique por qué precisamente él

 No son las únicas pegas que le pongo. No hablaré de ese marido tan pluscuamperfecto a la par que sosito y que perfectamente sobraría. Todo lo que tiene que ver con la madre de la inspectora lo encuentro bastante exagerado y poco creíble para mi gusto
  
  Y si el asunto materno filial me parece nada creíble, aunque muy en la linea de los thrillers americanos (en los que probablemente se inspire más que en la novela policíaca clásica) Ese encuentro final en la tercera fase  en el bosque mientras, si no recuerdo mal, la protagonista duerme me pareció... No sé ni que palabra utilizar ¿despropósito?

  Me hizo preguntarme una vez más como otros autores de mayor calidad pasan mucho más desapercibidos y no tienen este mismo éxito. Claro que no todos los autores ni todas las editoriales tienen detrás la fuerza y las campañas de marketing  de editorial Planeta.


  El segundo título del que quiero hablar es Patria, de Fernando Aramburu, que fue el libro más vendido en 2017 y sigue estando entre los más vendidos en este 2018. Todo el mundo habla maravillas de él;  tan solo encontré dos voces discrepantes: la de un amigo al que me encontré una tarde cuando el venía de la librería y yo de la biblioteca   y la de La medicina de Tongoy

  Debo confesar que me alineo con este segundo y minoritario grupo. No me gustó y terminé por abandonar el libro (eso sí, bastante después de las 60 paginas que leyó Tongoy) No es que el asunto que trata no me parezca interesante, que lo es; lo que no me convenció fue la forma de narrar la historia o la manera en que están construidos los personajes, algunos de los cuales me parecieron poco creíbles. 

  Esto me llevó a plantearme -sigo haciéndolo- si el reconocimiento que se le está haciendo a esta obra de Aramburu lo es por el tema en sí y no por la calidad literaria. Tanto es así que una tarde en que en una de las bibliotecas que frecuento mantenía una conversación con un conocido y el bibliotecario sobre el funcionamiento del taller de lectura, no pude evitar preguntarles si habían leído Patria  ya que no podía deshacerme de esa impresión (sigo sin poder) 

   Antes de que alguien se lance a llamarme snob o algún otro insulto, quiero dejar claro que en  este blog nunca  he pretendido hacer critica literaria y/o  dictaminar que es buena y mala literatura sino simplemente recoger mis opiniones sobre mis lecturas o las reflexiones que me sugieren.  

  Es evidente que los gustos son personales y difieren de unas personas a otras; lo contrario sería demasiado aburrido. Y, tal como decía al principio,  no so(i)s vos(otros), soy yo


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