Cualquier motivo hace que me lance a divagar, y este verano uno de ellos fue la lectura de un integrante de mi biblioteca portátil: El palacio azul de los ingenieros belgas, de Fulgencio Argüelles, (publicado por Acantilado, editorial que no me canso de ensalzar por su rigor y calidad).
Nalo, el protagonista, desde la atalaya y la perspectiva que le da su trabajo de jardinero en el palacio azul de los ingenieros belgas, observa los acontecimientos y la vida y puede comprender a unos y a otros. Suele repetir que cada momento se rompe y se divide en muchos momentos a la vez. Lo mismo sucede con esta novela, que es muchas historias a la vez.
Nalo, el protagonista, desde la atalaya y la perspectiva que le da su trabajo de jardinero en el palacio azul de los ingenieros belgas, observa los acontecimientos y la vida y puede comprender a unos y a otros. Suele repetir que cada momento se rompe y se divide en muchos momentos a la vez. Lo mismo sucede con esta novela, que es muchas historias a la vez.
Sin pretender ser una novela histórica o sobre "la revolución del 34”, el propio título nos da la pista sobre el marco temporal en que transcurre. La etapa del desarrollo siderúrgico y minero, con la llegada de capitales y empresarios que venían a Asturias en busca de negocio. Una época y un área geográfica que me resultan muy cercanos por mi trabajo.
Mientras leía me preguntaba -alguien que no sea de aquí o que conozca esta etapa de la historia ¿Podrá entender el libro? ¿Captará todo el significado de lo que aquí se cuenta? ¿Qué lectura harán?
Yo misma me respondí: -Pero vamos a ver, L. ¿No acabas de leerte hace poco un libro ambientado en China (Una noche sin luna)? ¿Y qué sabes tú de ese país? Apenas nada, ¿Verdad? ¿Te impidió eso disfrutar de la lectura? Por el contrario, te sirvió como acercamiento a su historia y cultura, de la que desconoces casi todo.
Yo misma me respondí: -Pero vamos a ver, L. ¿No acabas de leerte hace poco un libro ambientado en China (Una noche sin luna)? ¿Y qué sabes tú de ese país? Apenas nada, ¿Verdad? ¿Te impidió eso disfrutar de la lectura? Por el contrario, te sirvió como acercamiento a su historia y cultura, de la que desconoces casi todo.
Lo que está claro es que la cercanía o alejamiento (por proximidad geográfica, experiencia vital o conocimientos) con respecto al contenido de la novela hará que nuestra lectura sea diferente.
Hace un par de semanas aproximadamente, leyendo Tras las líneas de Daniel Cassany, encontré que el autor aludía a este misma cuestión. Habla de la lectura intracultural: la que ocurre entre un autor y unos lectores que comparten a una misma cultura(…)Tienen una historia, unos referentes, unas tradiciones y un marco geográfico e histórico comunes
En cambio, en la lectura intercultural el escritor y los lectores poseen culturas distintas. No comparte los referentes culturales, el marco geográfico o histórico o los valores y las actitudes ante la vida y el mundo. (…) Es mucho más complejo interpretar lo dicho y situarlo en el marco apropiado.
Cassany también matiza la respuesta que me había dado a mí misma: incluso aunque conozcamos el dato cultural, geográfico o histórico, un lector intracultural aporta al texto su experiencia personal, repleta de emociones y sensaciones viva.
En cambio, en la lectura intercultural el escritor y los lectores poseen culturas distintas. No comparte los referentes culturales, el marco geográfico o histórico o los valores y las actitudes ante la vida y el mundo. (…) Es mucho más complejo interpretar lo dicho y situarlo en el marco apropiado.
Cassany también matiza la respuesta que me había dado a mí misma: incluso aunque conozcamos el dato cultural, geográfico o histórico, un lector intracultural aporta al texto su experiencia personal, repleta de emociones y sensaciones viva.
¿Estáis de acuerdo con Cassany? ¿Alguna vez os lo habíais planteado?
Y ya que hablamos de referencias culturales, un clásico de Barrio Sésamo en el Rincón NO-Musical: Coco, explicándonos la diferencia entre cerca y lejos.
Comentarios
Y sí, supongo que efectivamente todos aportamos nuestro particular punto de vista y experiencias a lo que leemos, por muy lejano que pueda parecer que está de nosotros.
Y sí: grande-grande-grande Felipe y ¡¡Coco!!
Respecto a lo que dices de que todos aportamos nuestro particular punto de vista a lo que leemos.... Precisamente sobre ello tengo una entrada en elaboración (en ella incluiré a Paul Newman, ya verás por qué)
Me encanta Mafalda aunque no había encontrado el momento para traerla al blog. En cuanto a Coco, sabía que te gustaría este Rincón NO-musical.
Un saludo y gracias por hacerme reflexionar sobre ello.
Saludos.
Otro ejemplo, por supuesto, La historia de Genji, de la que casi no puedes entender ni empatizar con nada: por decir alguna cosa, cuando alguien muere no puedes velar a su lado ni acercarte al cadáver, porque te "contaminas" ¿quién puede entender realmente eso?
En fin, no se me ocurre qué más decir, de momento.
Buen temita, eh?
Saludos,
AD.
xG
Es cierto que un lector intercultural puede entender la historia e incluso la Historia gracias a su capacidad intelectual y emocional (pienso por citar un ejemplo distinto al que pongo en la entrada, en Mil soles espléndidos o El librero de KAbul; con la situación de las mujeres en Afganistán) pero aún así, siempre habrá matices y cosas que se me escapa
En cuanto a lo de reflexionar, confieso que escribí el post con esa intención. ¡Espero haberlo conseguido!
Isi, también es cierto que en unos casos el lector intercultural podrá empatizar más que en otros (dependerá de los conocimientos o referencias que tenga). Es un poco lo que te pasó a tí con la Historia de Genji o el motivo por el que a veces un libro no nos gusta -porque nos parece totalmente ajeno a nosotros.
Carmina, a tí no voy a contestarte; más que nada porque si lo hiciera me estaría metiendo ya en el otro tema que tengo en preparación. Sí remarcaría algo que me parece muy interesante en lo que has dicho: cuando comenzamos a leer, siempre "tomamos posición" aunque no seamos consciente de ello.
Intentaré no demorar la entrada en cuestión (aunque estoy dándole vueltas a varias sin terminar de definirlas.
Me alegro de que te guste el post porque el tema me parece muy interesante.
AD, te digo lo mismo que a Gww - con el post pretendía hacer pensar- y que a Carmina- no te contesto porque entraría ya en algunos asuntos del próximo post (aunque todavía estoy peleándome con él ya tiene título, Con otros ojos -a veces me sale el título incluso antes de èmpezar a escribir)
xGaztelu has hecho un resumen excelente al que no tengo nada que añadir.
Por supuesto, creo que cada lector aporta su propia experiencia al libro, sea inter o intracultural. El libro que escribió el autor y el que leemos cada uno de nosotros es forzosamente distinto, aun cuando pertenezcamos a una misma (o similar) cultura. Por supuesto, es posible que disfrutemos más de la lectura cuanto más seamos capaces de inferir de ella, de cavar en su continente y contenido, pero no creo que por pertenecer a culturas distintas perdamos toda la esencia de la literatura.
Una genial entrada, y una editorial de la que tomar nota. Acantilado me llama la atención cada vez más, por cuanto publica (hay varios títulos suyos que tengo pendientes para mi PI) y por todo lo bueno que decís Alienor y tú de ella.
¡Un abrazo grande!
Otra cosa distinta, aunque relacionada, es la del escrtor que escribe sobre culturas ajenas.
Por un lado están los libros de viajes como "La vuelta al mundo de un novelista" de Blasco Ibañez. Cuando lo leí (de niño) estaba impaciente por viajar a china y otros lugares.
Por otro, están las novelas ambientadas en lugares exóticos.
ahí hay petardos sonoros como el Belver Yin de Jesús Ferrero.
En cuanto al contenido de la entrada; es cierto que cada lector hace suyo el libro de una forma determinada.
Tu comentario me hace pensar en la pintura. A veces pensamos que si "no entendemos" estamos capacitados para sentir o disfrutar del arte. En absoluto; pero si es posible que con conocimiento puedas hacer una lectura más profunda y disfrutar más.
Jagc, si que la literatura "intercultural" sirve para conocer nuevos paises y otras culturas. No leí Belver Yin, aunque andaba por casa; me tienta más el de Blasco Ibañez.
Lammermoor
antes de salir de viaje, había dejado aquí un comentario inspirado y molesté a la nave nodriza, snif ...
Me llamo la atención precisamente que publicases esta entrada cuando ibamos a colgar la de Japón, que parte precisamente de esta discusión que planteas.
Me llamó especialmente la atención el título de El palacio azul de los ingenieros belgas y te decía que me acordaba de la lectura de Verdes Valles, colinas rojas de Ramiro Pinilla, que cuenta la historia en Vizcaya de las primeras minas
(Ya sé, ya sé tu eres la abanderada de Salmón y yo venga a hablar de Pinilla, jejejeje)
En mi caso, yo estoy segura de que el lector añade su carga de experiencias y emociones al libro, he comprobado en ocasiones como cada uno de nosotros leyendo incluso la misma página, ponemos el énfasis en una frase distinta (es muy evidente en las citas elegidas de los libros, a veces dices, es verdad, me encantó y otras ¿he leído el mismo libro?), nuestros conocimientos influyen, aunque las emociones pasan por delante...
Vamos, que ahora entiendes porque enfadé a la nave nodriza.
Un abrazo ;-)
Sobre lo que dices no puedo menos de darte la razón. Aludo a ello en otra divagación que, si no hay problemas técnicos, saldrá publicada el sábado.
El libro que mencionas lo anoto y además también sirve para un juego que estoy preparando. ¡Ya os hablaré de él!