Pensaba dedicar la entrada de hoy a Gomorra (libro y película) pero acabo de terminar El Lector, de Bernhard Schlinck y no puedo resistirme a hablar sobre él; así que pospongo hasta el fin de semana mi comentario sobre el libro de Saviano.
Me llamó la atención al verlo en una de las mesas que pueblan la librería de ESOS grandes almacenes -los títulos en que aparece la palabra libro, lectura, o similares me atraen poderosamente-. Pocos días después supe que era un libro escrito hacía algunos años y que el rodaje de una película basada en él había motivado la reedición.
Supongo que muchos habréis visto la película. Es la historia de amor entre un adolescente y una mujer 20 años mayor, que se reencuentran años después en una situación completamente diferente: él es estudiante de derecho y asiste a un juicio donde se encuentra con que Hannah (su ex-amante) está siendo juzgada, junto con varias mujeres más, por pertenencia a las SS.
El libro tiene tres planos temporales: el de la relación amorosa –cuando Michael Berg, el protagonista, tenía 15 años. El segundo, cuando él es un estudiante y la “reencuentra” y el plano “actual”, desde el que Michael, ya adulto, recuerda y narra la historia.
Hace dos o tres años fui de viaje a Polonia y estuve en Auschwitz. No sé si habéis visitado algún campo de concentración; a pesar de haberse convertido en lugares “turísticos” sigue habiendo en ellos algo opresivo. En un momento del libro, Michael se refiere a esas pilas de cabello, zapatos o gafas como meros objetos; para mí, fue precisamente eso, que fueran objetos cotidianos, lo que me hizo “sentir” la cantidad de personas que allí estuvieron y murieron.
Pero no fue lo único que me vino a la mente; también mi lectura para el viaje: Aquellos hombres grises. El batallón 101, de C. Browning. Cuando pensamos en los nazis solemos imaginarnos a gente depravada, psicópatas,... Pero lo que refleja este libro y es por ello más espeluznante es que cualquier persona, buen padre de familia, trabajador, puede convertirse en un frío asesino.
Igualmente me acordé de La ofensa, de Menéndez Salmón, donde con motivo de una represalia, los habitantes de una población son encerrados y luego tiroteados (en El lector las prisioneras murieron por estar encerradas en una iglesia, donde se declaró un incendio). Pero no solo me lo recordó por eso; en ambos libros planea la misma cuestión: en términos abstractos es fácil hablar de lo bueno y de lo malo, de víctimas y verdugos. Pero cuando pasamos a lo concreto, ¿no tenemos todos un poco de mister Hyde? Las personas que componían el batallón 101 eran trabajadores, gente completamente normal. ¿No puede ser que lo que nos da miedo y hace que nuestros juicios sean más duros sea darnos cuenta de que ellos podríamos ser nosotros?
Supongo que muchos habréis visto la película. Es la historia de amor entre un adolescente y una mujer 20 años mayor, que se reencuentran años después en una situación completamente diferente: él es estudiante de derecho y asiste a un juicio donde se encuentra con que Hannah (su ex-amante) está siendo juzgada, junto con varias mujeres más, por pertenencia a las SS.
El libro tiene tres planos temporales: el de la relación amorosa –cuando Michael Berg, el protagonista, tenía 15 años. El segundo, cuando él es un estudiante y la “reencuentra” y el plano “actual”, desde el que Michael, ya adulto, recuerda y narra la historia.
Hace dos o tres años fui de viaje a Polonia y estuve en Auschwitz. No sé si habéis visitado algún campo de concentración; a pesar de haberse convertido en lugares “turísticos” sigue habiendo en ellos algo opresivo. En un momento del libro, Michael se refiere a esas pilas de cabello, zapatos o gafas como meros objetos; para mí, fue precisamente eso, que fueran objetos cotidianos, lo que me hizo “sentir” la cantidad de personas que allí estuvieron y murieron.
Pero no fue lo único que me vino a la mente; también mi lectura para el viaje: Aquellos hombres grises. El batallón 101, de C. Browning. Cuando pensamos en los nazis solemos imaginarnos a gente depravada, psicópatas,... Pero lo que refleja este libro y es por ello más espeluznante es que cualquier persona, buen padre de familia, trabajador, puede convertirse en un frío asesino.
Igualmente me acordé de La ofensa, de Menéndez Salmón, donde con motivo de una represalia, los habitantes de una población son encerrados y luego tiroteados (en El lector las prisioneras murieron por estar encerradas en una iglesia, donde se declaró un incendio). Pero no solo me lo recordó por eso; en ambos libros planea la misma cuestión: en términos abstractos es fácil hablar de lo bueno y de lo malo, de víctimas y verdugos. Pero cuando pasamos a lo concreto, ¿no tenemos todos un poco de mister Hyde? Las personas que componían el batallón 101 eran trabajadores, gente completamente normal. ¿No puede ser que lo que nos da miedo y hace que nuestros juicios sean más duros sea darnos cuenta de que ellos podríamos ser nosotros?
Tras este salto de libro en libro vuelvo al Lector para decir que, además de una reflexión sobre el nazismo y su asimilación por las generaciones posteriores alemanas, el dilema entre comprender y castigar, es una preciosa novela de y sobre el amor: la relación amorosa en sí, la traición a la persona amada, la existencia de historias de amor que nos acompañaran siempre.
Cuando acabé, tuve la impresión de que aunque ninguno lo reconociera, estuvieron enamorados el uno del otro hasta el final. Prueba de ello es, por parte de Michael, las cintas que le envía con las lecturas y por la de Hannan que aprendiera a escribir con ellas.
Cuando acabé, tuve la impresión de que aunque ninguno lo reconociera, estuvieron enamorados el uno del otro hasta el final. Prueba de ello es, por parte de Michael, las cintas que le envía con las lecturas y por la de Hannan que aprendiera a escribir con ellas.
Esta mañana leí una referencia a una canción de Police que creo que merece estar en el rincón musical de hoy
Comentarios
sobre el lector no opino,porque tampoco lo he leido, pero sobre los nazis suscribo el comentario: por raro que nos parezca podemos convertirnos en monstruos cualquiera de nosotros. Respecto a la historia de amor entre un chavalin de 15 años y una señora hecha y derecha, simplemente no me lo creo, sobre todo por parte de la señora, pero casi que tampoco por parte del niño. recuerdo un libro de Bryce Echenique que contaba una historia parecida, pero sin nazismo. Tampoco me la creí. el niño estaba deslumbrado por una mujer echa y derecha y aprendió latín y griego con ella, y ella creo que estaba aburrida del marido y encantada de que un guaje la viera como una diosa ( del sexo), pero que eso sea amor...
charogf
En cuanto al enamoramiento: "Amor, amistad, qué importa. Las personas sentimos afectos que expresamos de formas muy diferentes, según las circunstancias y cada quién". Lo leí recientemente.
LESCAUT
Y creo, como alguien dijo más arriba, que se amaron siempre. El queda con la sensación del amante abandonado, herido que no la perdona pero tampoco la olvida.
Un libro que a mi en lo personal, me encantó.
Es que la lectura realmente nos abre mundos nuevos. Michael, al no saber que ella es analfabeta, no se da cuenta de lo que supone para ella que le lea; creo que empieza a percibirlo tras el juicio.
Y también yo creo que se amaban aunque no quisieran reconocerlo ante si mismos ni ante el otro.
Te entiendo, hay veces que según leo las entradas, me salen los comentarios casi sin darme cuenta; en otras ocasiones, leo la entrada y medito sobre ella para volver después a comentar.
Y por lo de los comentarios no te preocupes. El otro día le decía a Alice Silver que le seguía aunque no comentase -no me gusta dejar comentarios por dejar. Y es que a veces parece que si nuestras entradas no tienen comentarios es que no nos leen. ¡No es así!
A mí también me gustó mucho el libro; sin embargo, leí algunos post de gente a la que no le había gustado.
Creo además que es una obra en que se tratan muchos temas: la idea de culpa y la forma de enfrentarse a su pasado "nazi" de los alemanes, lo que la lectura y la escritura nos aporta -o nos quita al no poseer esas habilidades- y por otro lado, la historia de amor que, al contrario que Charo, si me creo.
Hola, Deborah; lo mismo te digo. Efectivamente quizás sea "El Huerto de mi amada" -lo tengo en casa de mis padres pero no lo leí. Sin embargo, si no recuerdo mal, en "Un mundo para Julius", él estaba enamorado de una ¿criada? mayor que él.
Ví tu reseña del lector pero no se por que motivo, los comentarios que te intenté dejar en esa y alguna otra entrada acaban siempre perdidos en el ciberespacio.
Yo tambien acabo de leer "El Lector" y me ha encantado, lo que no entiendo es ¿porqué decide no decirle nada al Juez de su analfabetismo?, tal vez quisiera que pagara por lo que habia hecho...