La Nena Mola

   

 Permítaseme la asociación facilona del título pero me gustan las novelas de Carmen Mola. No lo tildaré de placer culpable pues no me produce ninguna vergüenza reconocerlo;  a lo sumo, sorpresa porque, tal como comentaba en esta entrada, sus novelas incluyen  todos los tópicos de los thriller que se publican en la actualidad y que tanta pereza me provocan, 

BRUTAL (def. Rae)

1.       adj. Propio de los animales por su violencia o irracionalidad. 2. adj. Dicho de una persona: de carácter violento. 3. adj. Propio de una persona brutal. 4. adj Muy grande

  Fue precisamente ese adjetivo, brutal, el que me vino a la mente después de leer  su última novela. Todas y cada una de las definiciones de la RAE para esta palabra se ajustan perfectamente a La  Nena

 Tras la lectura de La Red púrpura me preguntaba cómo se las arreglaría  para continuar. Parecía difícil conseguir un mayor grado de truculencia y mantener el ritmo ascendente de las novelas ya publicadas. Pero la autora (el autor, o los autores) ha sabido encontrar la forma de continuar en esa espiral ascendente de brutalidad (de nuevo la palabra) y violencia y  poner a los protagonistas  frente a encrucijadas morales. Pero vayamos por partes.

 Ya que he comenzado remarcando ese extremo, debo decir que, aunque violencia y brutalidad están presentes en toda la novela (en todas ellas, en realidad) no lo están de forma explícita, sino que se eliden.  Carmen Mola, sea quien sea –de la autoría hablaremos después-  no se regodea en detallarlas, aunque tampoco  deja que no seamos conscientes de ella.

 “Elena se levanta y pone la mano sobre el gato, que se encoge un poco más. La niña intenta apartarlo, pero la inspectora lo sujeta por la piel del cuello. Sabe que la niña no es tonta, sabe que entiende con que la está amenazando” (pág. 278)

    Como Elena respecto a la niña, la autora (o el autor) sabe que los lectores no somos tontos, sabe que entendemos lo que no nos está diciendo. Me sirve además esta cita para señalar que la violencia no solo se da por parte “de los malos” también Elena, Zarate o Chesca recurren a ella.  Y al dejar que lo hagan, está planteando  la idea de justicia en contraposición a la de ley.

  La estructura es similar a las anteriores: una historia en cursiva antes de cada una de las partes, aparentemente ajena pero que terminará siendo clave para entender la historia.  Como  en  las otras dos novelas, la explicación a los sucesos acontecidos y al comportamiento de los personajes hay que buscarlo en el pasado. También es común a todas ellas el elemento rural; la clave para desentrañar el caso o el lugar donde han sucedido los hechos está fuera de Madrid.

  A pesar de ello, tuve la sensación de que había sutiles diferencias con respecto a La novia gitanaLa Red Púrpura Por un lado, las menciones a la situación del país que  no recuerdo haber visto en las novelas anteriores, como el cierre de empresas porque se lleva la producción a lugares del este, mucho más baratos.  

  (…) llevaba meses sin trabajar, desde que cerró la fábrica de muebles que había en Palomera. Como ahora todo se lo llevan a hacer a la China. (pág. 91)

O la referencia a la España vacía.

  Protestan porque el interior de España se queda vacío, pero transforman su cultura en centros en los que en lugar de matarse animales para comer, se hacen obras de teatro ridículas y sesiones de danza más ridículas todavía. Lo que para todo el mundo es un signo de la evolución de los tiempos, para él es un rejonazo más en la desaparición paulatina de su forma de vida. El trabajo rural, la ganadería, la vida primitiva de siempre.

 En esta novela tenemos un salto temporal de un año respecto a La Red Púrpura; Elena ha abandonado la BAC y Chesca, que se ha hecho cargo de la dirección,  ha desaparecido.  Justo en ese momento se incorpora una nueva agente que resulta ser sobrina de Rentero, motivo por el cual de entrada, a excepción de Mariajo, no recibirán demasiado bien. Asignada como compañera de Ortuño, en un determinado momento le explicará a este lo que es el Gender Fluid.

  Asociando después  el  gender fluid con las diferencias que había observado con respecto a las novela anteriores se me ocurrio una teoría que no encuentro descabellada. ¿Y si resulta que Carmen Mola es un autor de gender fluid? Es decir que tan pronto sea hombre como mujer; o lo que es lo mismo, que bajo ese seudónimo se escondan ¿no uno sino dos escritores? 

  Recupero excepcionalmente el rincón musical ya que durante la novela se menciona en varias ocasiones a Caetano Veloso y en especial Sozinho, 

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