Blanco Letal. Un nuevo caso de Cormoran Strike

  He leído la saga de Harry Potter  y me ha gustado sin llegar al entusiasmo del resto de mi familia, que extienden a las películas. No me paré a a enjuiciar la calidad literaria de J. K. Rowling que muchos hicieron trizas tras la publicación de Una vacante imprevista.  Me acerqué con bastante curiosidad a El canto del cuco, que escribió bajo el seudónimo de Robert Galbraith y con la que abriría la serie  protagonizada por el exmilitar, convertido en detective privado Cormoran Strike. 

  Me gustó bastante  porque desprendía aroma a novela policíaca clásica,  aún estando ambientada en la actualidad. También por los personajes principales que se alejan de los  protagonistas a los que tan acostumbrados estamos en estos últimos años y de los que ya he hablado en más de una ocasión

  Cormoran Strike era miembro de la policía militar y tras perder una pierna decide abandonar el ejercito para poder seguir dedicándose a la investigación. ahora como  detective privado. Su ayudante, Robin, abandonó la carrera de psicología y se ha trasladado a Londres para vivir con su novio, Mathew.  Trabaja en una empresa de trabajo temporal y es así como entra en  contacto con Strike. A pesar de carecer de conocimientos sobre la materia, su interés e involucración en el trabajo hará que termine trabajando de forma continuada para él. 

  
 Blanco letal es la cuarta entrega de esta serie (parece que Rowling/Galbraith tiene pensadas al menos diez) De ella  he leído críticas en que la tildaban de mediocre,  y quienes la ensalzaban como obra maestra. Coincido más con Mertxe de  Bitácora de mis lecturas; como ella, el entusiasmo inicial ha ido  reduciéndose a cada nueva novela lo que no impedirá que cuando salga el próximo título, quiera leerlo.

   Me he dado cuenta además de que pasado el tiempo, no recuerdo apenas la trama de la novela. Al ir a leer esta no sabía si había leído la anterior; tuve que buscar en internet y ver de que trataba para darme cuenta de que efectivamente ya lo había hecho. Supongo que lo que esto significa es que se trata de novelas entretenidas pero que dejan poca huella. Algo así no me sucede con El sueño eterno  de Chandler,  La playa de los ahogados de Domingo Villar o Morte a Firenze de Vichi por ejemplo


  Pero centrémonos en la historia, que resulta más compleja que las anteriores ya que se entremezclan varias tramas. Un ministro conservador que contrata a la agencia de Cormoran Strike porque le están haciendo chantaje; un chico con problemas mentales que se presenta en el despacho y cuenta a Strike que  vio el asesinato de una niña cuando era pequeña y algunos otros asuntos en los que están implicados otros miembros de la cámara de los lores y del gobierno


  Todos los sucesos, aparentemente independientes, están ligados entre sí; en gran medida porque los implicados pertenecen a la misma alta clase social,  un reducto en el que los ajenos a él, tienen muy difícil ser admitidos y donde las reglas no son las mismas que para el  resto.  Y aunque coincido en que Galbraith aquí hace crítica social, no me parece que sea demasiado incisiva. 

 Si como ya dije más arriba, todas las novelas tienen un aroma a novela policiaca clásica, esta es muy "agathachristiana". Puede que sea por la presencia de ministros y aristócratas; la mención de la casa solariega familiar o la presencia de cuadras de caballos -todo ello tan del gusto de  Agatha Christie.


  Cuando la novela termina, todos y cada uno de los misterios o conflictos resultan convenientemente explicados, sin embargo no me he quedado muy satisfecha. Tengo la sensacíón de que la autora ha ido generando en el lector unas expectativas  que no consigue cumplir al final del libro.  

los protagonistas de la adaptación televisiva

  En todas las novelas la parte "personal" ocupa una parte de la historia; pero en esta se le da mayor espacio que en las anteriores. La atracción entre Robin y Cormoran es evidente desde el primer libro -lo de la tensión sexual no resuelta es tan viejo que ya se daba en las novelas de Erle Stanley Gardner entre Perry Mason y Della, su secretaria.

  La relación de Robin y Mathew me resulta cansina; me apetece decirle: -Robin, eres una chica inteligente ¿No ves que es un imbécil?  ¡Mandalo a freir... espárragos! En cuanto a Sara es una bruja.  Tampoco me gusta la forma en que describe a Loreley -aparte de que Cormoran se comporta como un auténtico egoista -iba a escribir un cerdo. Y no entiendo a que cuento viene que Charlotte vuelva a aparecer en escena.

  En resumen, que no la considero tan buena como las anteriores pero casi seguro que leeré la próxima (que se publicará en Inglaterra el próximo septiembre)

Comentarios

Elena Rius ha dicho que…
Diría lo mismo: las novelas de Cormoran Strike están bien y entretienen, sin llegar a ser magistrales. Y uno no puede evitar apuntarse a la siguiente.
lammermoor ha dicho que…
Hola, Elena. Toda una sorpresa y un placer verte por aquí.

La próxima espero leerla en inglés, .. aunque llevo diciendo eso desde que publció la primera :)