Ya en navidades me había llamado la atención este libro; después Página 2 lo incluyó en sus lecturas prescritas. El empujón definitivo para leerlo vino de la mano de Ale, Bibliobulímica, al dedicarle una reseña en su blog,
No solo me ha resultado muy interesante porque desconocía todo lo que tiene que ver con el gran incendio que asoló la biblioteca central de Los Ángeles en 1986; también me hizo recordar mis inicios como usuaria de la biblioteca pública, de niña como la propia Susan Orlean y me siento reconocida en ese pasear entre los pasillos de las estanterías, tras ese libro que buscas sin saber que lo estás haciendo.
El libro está dividido en tres partes que van alternándose capítulo a capítulo. La propia historia de Susan Orlean como usuaria de las bibliotecas; la historia de la Biblioteca Central y su desarrollo y por otro lado, la investigación sobre el incendio y el papel que Harry Peak pudo desempeñar en él.
Ha sido un libro cuya lectura disfruté muchísimo y que apenas finalizado, ya recomendé un par de veces; seguiré haciéndolo. Por eso, desde aquí os invito a que lo leáis; estoy segura de que también lo disfrutaréis.
No solo me ha resultado muy interesante porque desconocía todo lo que tiene que ver con el gran incendio que asoló la biblioteca central de Los Ángeles en 1986; también me hizo recordar mis inicios como usuaria de la biblioteca pública, de niña como la propia Susan Orlean y me siento reconocida en ese pasear entre los pasillos de las estanterías, tras ese libro que buscas sin saber que lo estás haciendo.
(…) Sabía qué entraña desear un libro y comprarlo, pero había olvidado la sensación de rondar sin prisa entre las estanterías de la biblioteca, encontrar el libro que estaba buscando, pero también descubrir a sus vecinos, apreciar su peculiar concordancia y seguir la senda de una idea que parecía vincular unos libros con otros, como sucedía con el juego del teléfono… […] En los estantes de una biblioteca los pensamientos avanzan de un modo lógico pero también sorprendente, misterioso e irresistible. (pág. 25)Pero no solo me identifico con ella en ese vagabundeo en el interior de la biblioteca. También en mi incapacidad para tirar un libro al contenedor de papel por muy malo o destrozado que se encuentre; siempre intento encontrar alguien a quien pueda interesarle:
Incluso los libros que no quiero o los libros agotadores y maltrechos que ya no voy a poder leer se aferran a mí con todas sus fuerzas. Los apilo con la intención de librarme de ellos, pero entonces, cuando llega el momento, no soy capaz de hacerlo; siempre me ocurre lo mismo. Me alegra poder regalárselos a alguien o donarlos. Pero no soy capaz de tirar un libro a la basura por mucho que lo intente. (pág. 75 y 76)
Fachada principal de la Biblioteca Central de Los Ángeles pagina web de la biblioteca |
El libro está dividido en tres partes que van alternándose capítulo a capítulo. La propia historia de Susan Orlean como usuaria de las bibliotecas; la historia de la Biblioteca Central y su desarrollo y por otro lado, la investigación sobre el incendio y el papel que Harry Peak pudo desempeñar en él.
Susan Orlean (I New York Magazin) |
Aunque pudiera parecer que todo lo relativo al incendio es la parte más importante del libro, no es así. Para mí y creo que también para ella, lo más interesante fue descubrir no solo la historia de la biblioteca central y de aquellos que la dirigieron desde su origen sino conocer el día a día actual de la misma y las funciones que desempeñan los bibliotecarios que allí trabajan y los problemas con los que tienen que lidiar. También el ver como la(s) bibliotecas(s) van evolucionando y adaptándose a los nuevos tiempos y a las demandas de sus usuarios.
Ha sido un libro cuya lectura disfruté muchísimo y que apenas finalizado, ya recomendé un par de veces; seguiré haciéndolo. Por eso, desde aquí os invito a que lo leáis; estoy segura de que también lo disfrutaréis.
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