Addio, caro Camilleri

La noticia de la muerte de Andrea Camilleri el pasado miércoles, 17 de julio, me ha hecho alterar la programación del blog.  La entrada sobre Carmen Mola, que iba a ser la última publicada antes de cerrar el blog por vacaciones queda pospuesta a septiembre.  También retraso la dedicada a mi biblioteca de verano, que será finalmente con la que cierre la temporada 


Andrea Camilleri con su sempiterno cigarrillo
  Hay personas a las que sin  conocer en persona, personalmente, que diría Catarella, uno de los personajes creados por Andrea Camilleri  te resultan tremendamente familiares; hasta el punto de que te embarga cierto sentimiento de orfandad cuando te enteras de su fallecimiento.  Algo así es lo que sucede, no solo a mí sino a muchos otros lectores que hemos disfrutado con sus novelas. 


Lucca Zingareti, que da vida al comisario
  Como decía Alice Silver en un comentario en la entrada correspondiente de su blog, amortigua un poco la pena el que tuviera ya una edad provecta (aunque no nos hubiera importado que se convirtiera en centenario) y por supuesto que siempre nos quedarán sus libros para releerlos así como las  series basadas en ellos,   El comisario Montalbano El joven Montalbano (pueden verse en la página de la RAI )

  Sus libros me hicieron enamorarme de Sicilia mucho antes de conocerla y tras visitarla supe, como Bellodi, el protagonista de Il giorno della Civeta, de Sciascia ( y en cierto sentido precursor de las novelas de Montalbano)  di amare la Sicilia,

Comisariá de Scicli/ Vigata
 Su muerte me hace pensar en lo fatigoso de subir  las escaleras (son muchísimas)que unen Ragusa y Ragusa Ibla y que salieron en alguno de los capítulos de la serie; o en la comisaria de Vigata, que es en realidad la de Scicli  y como una afortunada casualidad hizo que  fuéramos a visitar esa ciudad precisamente   durante el rodaje de Il nido de vipere

  Descubrí la afabilidad de los vecinos de Punta Secca, el lugar donde está enclavado el Bed and Breakfast que hace de casa de Montalbano y  allí me sentí una veraneante más, acogida con cariño. Recuerdo los paseos matutinos por la misma playa en que, también de buena mañana, se baña Salvo o le spremute que tras el paseo me tomaba, en la terraza de la torre, justo enfrente del balcón de Montalbano.
Casa de Montalbano

  Los comentarios con la dueña del quiosco sobre si finalmente Salvo y Livia terminarían casándose o como uno de los vecinos cuando nos estaba recomendando lugares donde comer, al mencionarle Enzo a mare, nos contestó, con mucha ironía siciliana, que allí solo comía bien Montalbano.

  También me acuerdo de como, en mi  primer viaje a Sicilia,  uno de nuestros anfitriones me comentaba que incluso a los italianos les resultaba difícil leer las novelas de Montalbano por la cantidad de palabras sicilianas que aparecen en ellas. (Nuestra profe de italiano este año nos "prohibía" elegirlo como lectura en italiano al menos hasta que hubiéramos obtenido el C1)

  NO me olvido, durante un viaje a Polonia, de mis  carcajadas al leer una novela -creo que era Il ladro di merendine- y  encontrarme con que de repente el torpe Catarella era un genio de la informática, eso sí sin perder su u capacidad para liarse con el lenguaje y por consiguiente desconcertar (y desesperar) al comisario.  Fue el contrapunto adecuado para sacudirme la opresión que supuso la visita  a Auschwitz

 Por todos esos buenos momentos y recuerdos que de una u otra forma están ligados a sus personajes, a su tierra siciliana y a su escritura,- Io, li ringrazio, maestro.

Y por si hay alguien que aún no se haya animado a leer alguna de sus novelas aquí  cinco Montalbanos imprescindibles según su editora


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