CONTRA LA LECTURA

Leí el libro a finales de mayo y dado que poco después estuve enferma, no pude tomar notas como me hubiera gustado. Además, al haberlo sacado de la biblioteca, tampoco lo tengo a mano para poder repasar o transcribir citas del mismo. 

Imagen sacada de la pagina de Blackie Books

  Supe de este libro por un artículo en El País; tras leerlo, decidí que quería saber que es lo que la autora tenía Contra la lectura. Resulta cuanto menos curioso que una profesora de literatura escriba un ensayo de este tipo. Pero cuando tenemos el libro en nuestras manos nos damos cuenta de que en realidad de lo que está en contra es de la mitificación de la lectura; de ese concepto que dice que leer cambiará nuestra vida o nos hará mejores personas. -se nos olvida que  Hitler fue un gran lector-.

  Mikita Brottman crítica también ese concepto de "los libros que hay que leer" y cita el caso de Art Garfunkel. Vendría a ser como si uno de nosotros decidiera leerse uno por uno todos los (100) títulos que componían la colección de la Biblioteca Básica RTVE de Salvat. En mi casa aún la tenemos y seguro que sigue existiendo en la de muchas otras personas. Se trataría de una lectura obligada  o cuanto menos condicionada por ese concepto de las obras que hay que leer, o decir que hemos leído, si queremos que nos consideren una persona culta.

  Eso enlaza con lo que dice sobre los los clásicos. Estoy de acuerdo con ella en que muchos de los que se califican como tal y se incluyen en esas listas de lecturas "obligadas"pueden ser importantes en cuanto se refiere a la historia de la literatura pero resultar un auténtico plomo para los lectores actuales. Estoy con Ítalo Calvino (y seguro que la señora Brottman también) en que un verdadero clásico es aquel libro, que sigue diciéndole algo a cada generación que la lee. 

  Y defiende el derecho de abandonar un libro que no nos gusta. Porque ante todo la lectura debe ser un placer y no una obligación -ahora me viene a la mente Pennac y sus derechos del lector, que traje al blog-. Ese libro que le ha encantado a tu novio, tu prima, o tu hermano puede que no esté hecho para ti; o simplemente, no sea el momento adecuado -ya que aunque alguno no se lo crea, los libros también tienen su momento-. 

 Otra cosa que se plantea en Contra la lectura es que no es cierto ese mantra que se repite continuamente de que ahora no se lee. Al contrario, viene a decir, se lee muchísimo, periódicos, revistas, blogs, artículos,... Lo que sucede es que ha cambiado el soporte y muchas de esas lecturas se hacen en soporte digital. Y de todas formas, muchas veces cuando oigo ese Ahora ya no se lee, me pregunto ¿pero realmente antes  se leía tanto? 

  Y además, esto ya no recuerdo si lo trata en el libro o es cosecha mía, dado el volumen de libros que se publica actualmente es imposible leerlos todos. Además, de que muchos de esos títulos editados son fruto de modas pasajeras, con una calidad más que discutible y quedarán enterrados en el olvido o pasarán a engrosar las pilas de libros de saldo.

  Una última prueba de su heterodoxia es que no solo no critica sino incluso defiende que sus alumnos en lugar de leer a los clásicos, se acerquen a ellos a través de las películas. Viene a decir que es preferible este acercamiento a través del cine antes que el desconocimiento.¿Y quien nos dice que no sea precisamente el cine o la serie de televisión la que termine por llevarles a leer el libro?

 Resumiendo, lo importante no es los muchos libros que leamos sino el criterio con el que lo hagamos.

  Y ya que he citado a Garfunkel, aquí dejo uno de sus éxitos cuando formaba parte del dúo Simon & Garfunkel