Proyecto Book Chef

Isi nos propone este mes el proyecto Book Chef,

   Hacía tiempo que tenía ganas de un libro sobre mermeladas y chutneys  y al final me decidí por  El libro de las Conservas de Linda Brown, aconsejada por una de las dueñas de la librería A punto (una librería gastronómica madrileña  -centro del gusto se llaman a si mismos- que  descubrí por casualidad en un viaje anterior) . 

 Se trata de un libro muy completo en que nos explica  desde como preparar preparar preparar conservas dulces (mermeladas, jaleas) a chutneys o como secar frutas y tomates, preparar encurtiodos o hacer conservas en aceite.

   En  lugar de una receta concreta  voy a comentaros como hago yo algunas de las cosas que vienen en el libro. Por ejemplo, comienza hablando de las formas de esterilizar los frascos o como sellar nuestras conservas para que se mantengan. Existen varios métodos pero el que utilizo-y viene recogido en el libro- es muy sencillo.  Antes de preparar las conservas meto los botes Y LAS TAPAS (muy importante, que estén bien limpias) en el lavavajillas  

Podeís reutilizar los botes de cristal

     En cuanto a los botes, reaprovecho los  que vienen con alguno de los productos que compro. Incluso  los de las especias; me sirven para guardar las que he comprado a granel o las mezclas que preparo. Para quitar las etiquetas de papel, podéis meter los botes a remojo en agua muy caliente y luego, ayudaros con  una cuchilla para quitar todos los restos. 

  ¿Cómo conseguir que los botes queden herméticamente cerrados? En primer lugar es fundamental, que los llenéis hasta el borde y que el contenido esté muy, pero que muy caliente. En ese caso, tan solo tenéis que cerrarlo bien (en caso contrario, no se hará el vacío y se os estropeará el pisto o la mermelada ¡me ha pasado!) y luego, lo dejáis boca abajo un mínimo de veinte minutos o media hora.

   El otro método que utilizo es ponerlos a hervir. Colocáis los botes en una olla y la llenáis con agua hasta que estén cubiertos por completo; luego, lo ponéis al fuego y contáis veinte minutos desde el momento en que empiece a hervir. Un truco amortiguar el repiqueteo de los botes durante el proceso es cubrir el fondo de la olla con un trapo o una bayeta.

  En casi todos los libros, este incluido, dicen que para congelar las verduras hay que escaldarlas antes. Nunca lo he hecho; me limito a limpiarlas bien, picarlas o trocearlas, guardarlas en bolsas de plástico y  listo para congelar.  Solo en el caso de la berza o nabiza os recomiendo que antes las bacocheis (deis un hervor) para quitarles el amargor; en realidad, es un paso necesario para cocinarlas incluso frescas.  
 

Del congelador a la olla y de ahí al plato

  Hasta hace poco las únicas conservas que preparaba eran mermeladas y pisto pero este año, un poco por necesidad, he hecho también fréjoles (judías verdes) y calabaza.  Mi receta es muy sencilla: en primer lugar cocer los fréjoles; cuando ya están,  lleno con ellos un bote de cristal y añado el agua de la cocción. Cierro bien y luego los “cuezo” tal como explico algo más arriba.  

 La primera vez que emboté calabaza fue simplemente porque tenía tanta que no sabía que hacer con ella, se me iba a estropear y tampoco tenía sitio en el congelador.Así que  la partí a la mitad y la metí en el horno a asar. Luego, con una cuchara, fui cogiendo la pulpa de calabaza  e hice lo mismo que con los fréjoles.  También podéis cocerla en lugar de asarla.

Mermeladas de calabaza al whisky e higos

   Las mermeladas son mi conserva estrella. En este enlace os explico como  las hago.Tanto las fotos como la forma de explicar la receta es mía –excepto en el caso de la mermelada de limón).  Al principio eran sencillas –solo un tipo de fruta y azúcar – pero poco a poco empecé a experimentar.

 Melocotón con jengibre; pera a la vainilla; mandarina con te de naranja; calabaza con pomelo y whisky; pomelo a la menta,…  Además descubrí que puede usarse de otra forma: la mermelada de fresa o higos  maridan perfectamente con un foie o con un solomillo; con la de tomate podemos preparar una vinagreta riquísima.   

queso Feta en Aceite

    Hay un apartado del libro que me parece muy apetecible. Es la de las conservas en aceite  Entre las recetas que incluye está una de queso feta.  Como tenía en casa, decidí hacer la prueba:   En primer lugar, partí el queso en cuadraditos lo más uniformes posibles. Luego, en un tarro de cristal puse unas bolas de pimienta; a continuación, los trozos de queso; añadí un poco de tomillo y por último lo cubrí con aceite. Cerré bien y lo dejé reposar un par de días antes de usarlo.

  Podéis usarlo en las ensaladas –y aliñarla con ese aceite-  o  dejar volar la imaginación para encontrar otras formas de servirlo  (tiene que estar buenísimo, si rellenamos unos scones con unos trocitos de este queso y un tomate seco o una loncha de jamón serrano)

   
¡Bon appetit!

El rincón musical de hoy viene de la mano de El comidista,