¿A qué huele el verano?


(Aunque aquí en Asturias no se note nada, mañana entra el verano así que me he permitido formular en voz alta esta pregunta.)

Tras terminar de leer Verano en English Creek, de Ivan Doig, me di cuenta de que las ideas que me venían a la cabeza al pensar en él, eran como cuando estás describiendo un vino –las notas de aroma y sabor que percibes en él- o un perfume. Ante la persistencia de la idea, decidí –más bien lo hizo él- que la unica forma de poder hablar del libro sería así, mediante una cata literaria. Pero además comencé a plantearme ¿a qué huele el verano? Porque estoy segura de que, aunque no seamos conscientes de ello, cada uno de nosotros tenemos una serie de olores componen nuestro verano. 


Uno de los paisajes de mi verano

Mi verano huele a mar –Excepto algún año en que, siendo pequeños, ibamos en vacaciones a Jaen, –mi padre era de allí- siempre he pasado el verano junto al mar. A ocle –las algas que la mar deja en la orilla de la playa y que luego se recogen y se dejan secar- también forma parte de mis olores de verano. La hierba cortada es otro aroma característico del verano, como también lo son el de la figal y la hierbabuena. El cucho también lo es –no he dicho que los olores fueran necesariament agradable- Estos son los principales aromas que conforman mi verano ¿Os animási a contarme los vuestros mientras preparo la reseña sobre Verano en English Creek?

Desde el rincón musical, Coldplay tambien nos traen olor a mar

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
¿A qué huele mi verano?
Mis papás me enviaban de vacaciones a casa de mi nonna que vivía en Veracruz, a pasto fresco recién podado, a tortillas de harina, los platillos de mi nonna, a piñas, mangos y nanches.
Un beso,
Ale.
Izaskun ha dicho que…
El mio a naftalina liberada de los armarios del pueblo, a hierba recién cortada, al aire libre de contaminación, a establos y ahora que lo pienso también un poquito a nostalgia.
Besos
Homo libris ha dicho que…
¡Buenas!

El mío huele al papel viejo o nuevo de mil lecturas, pero especialmente al primero por las novelitas de a duro, esos bolsilibros del oeste que me encantaba leer de crío, cogidos a mi padre y abuelo antes que de volviesen al quiosco a cambiarlos por otros que leer. Huele a sandía y a tomates cogidos de su mata, a gazpacho y a la ligera humedad del aire al anochecer, cuando ves a Venus anunciar que el cielo se cubrirá de luciérnagas astrales.

Y es que, como escribía Chinato,

«Que no queremos ser tanto. / Queremos vivir en nuestra tierra
agrietada de manantiales cristalinos, / andar un poco más lejos que las fronteras /
por la sublime añoranza del regreso. /
Que no queremos ser tanto. /
Queremos ser un poco de sol y un poco de noche, /
queremos ser viento y calma, /
tormenta, lluvia y olor de tierra mojada».

¡Feliz arranque de la época estival!
Pues no voy ser muy original pero me huele a gazpachito de mi madre, a pescaito frito en la playa, a pistolas de agua aunque estas no olian ¿no?, besos y que pases un verano estupendo
lammermoor ha dicho que…
¡Qué olores más ricos! y que apetecibles.
Espero que tengamos un buen verano y que podamos disfrutar de él.

Un beso para todos; bueno, mejor uno para cada uno :D
Loslibrosdeteresa ha dicho que…
Yo recuerdo mis veranos de niña, en plena Mancha, en pleno campo, días eternos, juegos eternos, olor a frutas a moras a sandias, noches al fresco contemplando las estrellas. Bonitos recuerdos.
Hace tiempo que no pasaba por aquí y ya ves como ando jeje
Un abrazo
Teresa
lammermoor ha dicho que…
Pues mira, también recuerdo de mis veranos de infancia, cuando ibamos a Andujar, los puestos de los higos chumbos, y las noches en la calle,y las paradas en la piscina de Ocaña, donde pasábamos las horas de más calor antes de seguir viaje. Y como veíamos amanecer en el coche .... ¡Qué nostalgia me está entrando!

Feliz verano, Teresa :D