Las televisiones y radios están llenas de programas que analizan y diseccionan la actualidad, pero a nadie se le ha ocurrido hacerlo en clave literaria.
Tiempos difíciles de Charles Dickens. El título mismo ya es un
resumen de lo que estamos viviendo. Además, no puedo evitar comparar al presidente y expresidente de la CEOE con Bounderby, quien ante
las pretensiones de sus obreros de una mejora en sus (pésimas) condiciones de
trabajo, responde diciendo que lo que quieren es tomar sopa de tortuga con
cuchara de carey
Harthouse es otro personaje de esa novela, que quiere hacer carrera en el parlamento y
que llena a los obreros de Coketown de buenas palabras vacías de significado.
¿Cómo no pensar en muchos de nuestros políticos y sindicalistas?
Otro libro en el que pienso muy frecuentemente
es en Las uvas de la ira. Cuando hablé sobre él comentaba su vigencia -ahí están los bancos que con sus clausulas abusivas en los contratos, echan a los propietarios
de sus tierras; los empresarios que ante la abundancia de mano de obra, reducen
cada vez más los salarios con un “esto es lo que hay”. Pero son otras dos ideas las que últimamente
recuerdo con insistencia; la primera de ellas es la solidaridad entre los pobres. Entre el bombardeo de malas
noticias, aún hay resquicios por los que
se cuelan otras
que nos hablan de solidaridad, de
gente que apoya y ayuda a quienes lo están pasando mal.
La segunda, que me parece fundamental y la única forma de que podamos
hacer que las cosas cambien es, el paso del yo al nosotros.
Cada vez que oigo hablar a los políticos o leo algunas noticias no puedo
por menos de pensar en 1984 de Orwell y la neolengua porque, no nos engañemos, el lenguaje políticamente correcto que nos invade y
aturde no es más que eso. Pero además, como en la novela, vivimos vigilados por el Gran Hermano que sabe todo sobre nosotros. No otra cosa son las
redes sociales (facebook, twitter, pinterest,…) , los móviles con GPS, las
tarjetas de fidelización y crédito, o los motores de búsqueda (no sé sí habéis
oído hablar de la minería de datos). Lo más gracioso de todo eso es que somos
nosotros mismos quienes lo alimentamos
Un día que había cogido el autobús para volver a casa, observando a una chica que estaba absorta escuchando la
música de su Ipod –que por cierto, estaba tan alto que también yo podía escucharla- me
acordé de Ray Bradbury y Farenheit 451 . Al principio de la novela, Montang llega a casa y se encuentra
a su mujer con los cascos puestos y rodeadas por “sus amigos”, grandes
pantallas de televisión que ocupan la totalidad de las paredes. ¿Acaso no
tenemos nosotros también nuestros “amigos”? Pensadlo un poco o fijaos cuando vayáis por la calle; todos pendientes de la pantalla, ya sea la del
Iphone, IPad, SmartPhone o Tablet y por supuesto con el “pinganillo”
Corrupción, corrupción, más corrupción… El otro día pensaba que España
es como un gran patio de Monipodio; ese lugar al que llegan Rinconete y
Cortadillo y donde se reúnen todo tipo de ladrones, mendigos, falsos
tullidos, estudiantes que no estudian y prostitutas. No me extraña
que la novela picaresca sea un género literario característico de la literatura
español.
No quiero acabar con un sabor amargo as que, aunque todas las que cito son
excelentes novelas que merecen la pena ser leídas, os propongo un último título del que también
me acuerdo con bastante insistencia. La première gorgee de biere et autres
plaisires minuscules, de Philippe Delerm (está traducido al español).
Quizás va siendo hora de que recuperemos el sentido y nos demos cuenta de que
muchas veces la felicidad se encuentra
en valorar esos pequeños placeres
En el rincón musical de hoy no hay una sino varias canciones para que elijáis la que prefiráis
Comentarios
Saludos!
Leí "El primer trago de cerveza" de Delern y es un libro entrañable, que vuelve a evocarse una y otra vez. HAy otro que se llama "La siesta interrumpida" que es precioso también. Saludos, y felicitaciones por la entrada!!!
Yo pensaba a menudo en 1984 (ahora estoy algo vacunada) cada vez que leía eso de que estás siendo grabadx en la biblioteca, en el tren o incluso en la calle.
Y siempre me viene a la mente la droga soma de “Un mundo feliz” de Huxley cuando nos meten por los ojos un evento deportivo (u otras cosas)...
¡Ah!, y en “Las uvas de la ira” pienso siempre. ¡qué libro más estupendo!
Valeria veo que no soy la única que piensa "en libro".A mí me sucede lo mismo.
Como te gusta mucho el cine, te recomiendo una peli (no he visto que hablaras de ella en tu blog) que he visto hace poco muy buena "En la casa"
Gracias Elena siempre digo que aunque piensen lo contrario, los clásicos son muy actuales.
Alice somos los mismos, con más cacharrería tecnológica pero...
Samizdat de Un mundo feliz y el soma también me acuerdo yo. Y sí, Las uvas de la ira tampoco se me va de la cabeza.
A mí prestome que os gustara la versión teatral de De ratones y hombres.