Los maridajes están de moda, también los literarios. Diego Moreno, de Nórdica libros fue de los primeros en unir vinos y libros. Hace unos días también Elena Rius nos ofrecía sus propuestas para leer mientras nos tomabamos una taza de te o bebíamos un buen vino. Se me ha ocurrido hacer algo semejante, aunque con mermeladas
Mientras preparaba el atrezo para las fotos de la entrada me acordaba de la trilogía de Corfú, de Gerald Durrell. Su madre, la "señoras” Durrell, que diría Spiro, está siempre metida entre pucheros, con sus libros de cocina, probando recetas y condimentos. Tambien en a mí me gusta hacer experimentos y probar mezclas y sabotres. ¿Qué tal sabrá la mermelada de pera si le añado vainilla y clavo? ¿Y si a la de melocotón le pongo un toque de jengibre?
Para el dulce de manzana (en el pote de barro), la combinación perfecta es Fulgencio Argüelles y su A la sombra de los abedules. Un autor asturiano cuya obra siempre está ambientada aquí; en este libro nos habla de la recogida de la manzana.
La literatura de Miguel Delibes es como la mermelada de mora; la materia prima es humilde y procede del campo y la naturaleza. El resultado final no deja entrever la complejidad del proceso de elaboración para obtener un producto sencillo pero sofisticado.
Lo que Angel Wagenstein nos cuenta en Adios, Shangai es tremendamente duro; aún así, en su novela no hay nada de amargura. Por eso me parece que combinaría perfectamente con la mermelada de limón,
La mermelada de fresa es la elección perfecta para Jane Eyre, de Charlotte Bronte. ¿Que mejor sabor que el de la fruta que representa el amor y la pasión para un libro en que encontramos ambos.
El desengaño amoroso y el rechazo estarían representados por la calabaza. Algunos de los poemas incurables de Fernando Beltran nos hablan de eso y también de los amores de una noche a calor de la barra de un bar. Me parece que combina bien con la mermelada de calabaza y pomelo al whisky
En Orgullo y prejuicio Jane Austen utiliza todos los ingredientes de las novelas románticas y consigue elaborar con ellos algo completamente distinto. La mermelada de mandarinas al te de naranja puede irle bien; tomamos la receta de la mermelada de naranja e hicimos algo diferente.
La mermelada de higo está muy rica pero tienes que tener cuidado al hacerla; si le pones demasiado azucar resulta empalagosa. La bibliotecaria de Auschwitz de Antonio García Iturbe me hace pensar en una mermelada de higo fallida; el autor pone tanto empeño en emocionarnos que consigue el efecto contrario
Bueno, ¿os animais a proponer vuestros propios maridajes? Si sois cocinitas también podéis darnos la receta de alguna mermelada que os guste especialmente.
Comentarios
En cuanto a La bibliotecaria de Aschwitz, es la misma impresión que tuve yo: me gustó el libro, pero no consiguió llegarme del todo. Pensé que era por el uso del presente como tiempo narrativo, pero vamos, que fuera por lo que fuese, el libro es muy bueno pero le falta esa "conexión".
El maridaje que utilizo yo a menudo es un buen trozo de bizcocho casero mientras leo, al que le iría genial cualquiera de las mermeladas que propones :)
Besos
En cuanto al libro, pará mí está en la voz narrativa que eligió (que pedante suena esto) y en que da demasiadas explicaciones -nos dice que Fredy oculta algo, luego nos dice lo que oculta. Al principio del libro acumula adjetivos para hacernos ver la tensión que Dita está sufriendo; desaprovecha al profesor, convierte en una caricatura a Mengele...
Isabel bizcocho,¡¡qué rico! Hay tambíen hago experimentos. Mis últimos descubrimientos; el bizcocho de maiz, el de calabaza y el de zanahoria con almendras. A los dos segundos no les añadiría nada pero el de maiz seguroq ue estáría buenísimo.
¡Como me apetece! :-)
Me ha encantado, nuca se me hubiera ocurrido hacer ese maridaje, pero te ha quedado muy rico y culto
Un abrazo
Teresa
Tengo por ahí la receta una de puro jengibre, buenísima cuando hace frío porque el jengibre calienta por dentro (según la ayurveda).
Un beso,
Ale.