Hace algunos días hablando de otra cuestión, aludía a los criterios para incluir o no la reseña de un libro en el blog: hay quien lo ve como una memoria de lecturas y quien tan solo trae a colación aquellos que le parecen más destacados. Parece que somos nosotros quienes elegimos de que obra hablar pero estamos equivocados; son ellos, los propios libros, quienes deciden si quieren que se hable de ellos o no o cuando hacerlo.
Puede que os suene absurdo pero es así; hay títulos que aún habiéndome gustado mucho, se resisten a que hable de ellos. Tras una lucha, no diré que a muerte pero si cruenta, con Kafka en la orilla tuve que reconocer mi derrota. Algo similar me ha sucedido con Crematorio, de Chirbes –tres veces he intentado escribir una reseña sobre el libro para publicarla en La Esfera Cultural y las tres he sido incapaz
Otros libros no son tan impetuosos y se toman su tiempo para convencerte (a veces más de un año). Al principio es una sensación vaga –¡bah, no! ¡no voy a hablar de él!- pero poco a poco va haciéndose cada vez más insistente hasta que llega un momento en que se plantan y dicen ¡ha llegado la hora de que hables de mí!. Buena muestra de ello son Tigre Blanco y Seis sospechosos- ¿tendrá que ver que los orientales son más pacientes que nosotros los occidentales?
A veces opinan que que mejor ellos que yo para explicar sobre que tratan -al menos eso pensó En lugar seguro. En otras ocasiones, se vuelven rebeldes y aunque le doy más y más vueltas, son las mismas ideas las que me vienen a la cabeza. Es como si el libro, socarrón, me retara:¡O esto o nada! Sunset Park; y Cuentos de Euritmia resultaron ser de los respondones.
En algunas ocasiones la reseña no es tal sino la transcripción de una charla (más bien monólogo) mantenida con algún amigo sobre los motivos por los que me gustó el libro. Cuando le explicaba a Ismael las razones por los que Las uvas de la ira me había parecido soberbio y añadía que no era capaz de escribir una reseña sobre él, su respuesta fue que acababa de hacerla.
No os creáis que esta rebeldía se da solo cuando quiero hablar de un libro. Hay temas apuntados en mi cuaderno azul que llevan esperando casi desde el inicio del blog para que hable de ellos, mientras otros se cuelan descaradamente –¡Qué recomienden otros! o Ellas son las protagonistas-Algunos parece como si necesitaran un empujoncito; a veces se trata de la imagen adecuada – cuando vi los buzones de Pecs supe que El cartero ya no llama dos veces vería por fin la luz- El empujón definitivo para Lo maté porque era mío vino de la mano de Sherlock.
¡Vamos! Qué aunque pueda parecer lo contrario no soy yo, son ellos quienes tienen la última palabra en este blog ¿Y en los vuestros? ¿Quién manda en ellos?
(Los enlaces directos a las reseñas (o lo que sean) de los títulos mencionados los encontraréis pinchando en la pestaña Uno a Uno)
En el rincón musical The Boss
Puede que os suene absurdo pero es así; hay títulos que aún habiéndome gustado mucho, se resisten a que hable de ellos. Tras una lucha, no diré que a muerte pero si cruenta, con Kafka en la orilla tuve que reconocer mi derrota. Algo similar me ha sucedido con Crematorio, de Chirbes –tres veces he intentado escribir una reseña sobre el libro para publicarla en La Esfera Cultural y las tres he sido incapaz
En ocasiones sucede todo lo contrario. Llega un libro y se cuela por delante de otros temas o lecturas de los que tenías previsto hablar. Es como si dieran un portazo y dijeran ¡Aquí estoy! Y la reseña sale sola, casi sin pensar. Ejemplo de esta posesión literaria fueron El lector, El señor Pip o 84, Charing Cross Road
Otros libros no son tan impetuosos y se toman su tiempo para convencerte (a veces más de un año). Al principio es una sensación vaga –¡bah, no! ¡no voy a hablar de él!- pero poco a poco va haciéndose cada vez más insistente hasta que llega un momento en que se plantan y dicen ¡ha llegado la hora de que hables de mí!. Buena muestra de ello son Tigre Blanco y Seis sospechosos- ¿tendrá que ver que los orientales son más pacientes que nosotros los occidentales?
No solo deciden si quieren que hable de ellos o no, también sobre la forma de hacerlo. Los hay a quienes les gusta compararse con otros. Cuando escribí sobre A la sombra de los abedules no pude evitar relacionarlo con El palacio azul de los ingenieros belgas. Lo mismo me sucedió con Ángulo de Reposo respecto de En lugar seguro.
A veces opinan que que mejor ellos que yo para explicar sobre que tratan -al menos eso pensó En lugar seguro. En otras ocasiones, se vuelven rebeldes y aunque le doy más y más vueltas, son las mismas ideas las que me vienen a la cabeza. Es como si el libro, socarrón, me retara:¡O esto o nada! Sunset Park; y Cuentos de Euritmia resultaron ser de los respondones.
En algunas ocasiones la reseña no es tal sino la transcripción de una charla (más bien monólogo) mantenida con algún amigo sobre los motivos por los que me gustó el libro. Cuando le explicaba a Ismael las razones por los que Las uvas de la ira me había parecido soberbio y añadía que no era capaz de escribir una reseña sobre él, su respuesta fue que acababa de hacerla.
No os creáis que esta rebeldía se da solo cuando quiero hablar de un libro. Hay temas apuntados en mi cuaderno azul que llevan esperando casi desde el inicio del blog para que hable de ellos, mientras otros se cuelan descaradamente –¡Qué recomienden otros! o Ellas son las protagonistas-Algunos parece como si necesitaran un empujoncito; a veces se trata de la imagen adecuada – cuando vi los buzones de Pecs supe que El cartero ya no llama dos veces vería por fin la luz- El empujón definitivo para Lo maté porque era mío vino de la mano de Sherlock.
¡Vamos! Qué aunque pueda parecer lo contrario no soy yo, son ellos quienes tienen la última palabra en este blog ¿Y en los vuestros? ¿Quién manda en ellos?
(Los enlaces directos a las reseñas (o lo que sean) de los títulos mencionados los encontraréis pinchando en la pestaña Uno a Uno)
En el rincón musical The Boss
Comentarios
Yo hoy he decidido ponerme a escribir 4 reseñas pendientes, pero alguna que otra no quiere salir... ¡mandan ellas!
Saludos
Un abrazo.
En mi caso, no son los libros los que deciden. Como ves, no tengo ni un ápice de escritora, es más,: lo detesto. La reseña es relamente mi memoria, me toca esforzarme, y sentarme a intentar sintetizar lo que me interesa del libro, porque sé que a la vuelta de un tiempo, eso mismo que quiero retener se me habrá olvidado. Hago reseñas de todo lo leído, salvo si se trata de un libro nobel que no me haya gustado, en cuyo caso, prefiero renunciar a la memoria que poner un libro nobel a parir (los consagrados pueden permitírselo, pero los nobel, no, jeje)
Es qe si no lo hiciera, me da más pánico el olvidar lo que quise retener.
En otras ocasiones, el libro en realidad no te dice nada, has pasado su lectura sin que te haya influido y prácticamente queda en el olvido, bien para siempre o por un tiempo, hasta que la lectura de otro libro o la de alguna reseña en un blog o web despiertan el duende que tanto tiempo estuvo dormido.
Yo también tengo un blog literario, si tienes unos minutillos pasate por allí a ver que te parece.
Un Saludo.
Tienes razónGolem a veces es tanto lo que te apetece decir sobre el libro que te aturuyas y terminas por bloguearte.
Tu reseña sobre el libro de Tabucchi me gustó mucho -tome nota de él como candidato para el día del libro. Con HhhH también me has tentado.
GWW estoy contigo en que cada libro y cada reseña tiene su propia norma; lo contrario sería demaiado aburrido para nosotros y también para quienes nos leen.
Iciar disfruto escribiendo, lo que no significa que no me cueste. A veces tardo en escribir más que por no saber que decir porque estoy buscando la forma adecuada de hacerlo. Y también me complico la vida buscando títulos un poco especiales.
Tu último comentario me hace pensar en la próxima entrada que tengo programada :)
Hola, Olga muchísimas gracias por el premio. En cuento pueda me paso,
Un saludo.
InesM hay algunos libros que requiern reposo. A veces necesitan, como muy bien dices, de algo o alguien que despierte esa huella latente que nos habían dejado.
Aunque últimamente estoy bastante off prometo pasarme por tu blog.
Creo que, a veces, cuando el libro es de eso que dejan huella, de los que no quieres terminar, es, como dices, el propio libro quien mejor se define. Noto que cuesta dejar de lado el estilo, la voz narrativa...y que todo lo que anoto es pobre en comparación.
Mis notas son breves, las marcas en el libro múltiples, y es ese estado de ánimo especial creado por la lectura es el que pelea por salir.
(por cierto, añade los enlaces, por favor, me encanta volver a tus entradas desde esta)
Ya sabes que muchas veces son las lecturas en blogs amigos como el tuyo, las que despiertan al libro.
como ya he comentado alguna vez con Isi hay algunos que salen a escena incluso cuando sólo has empezado, te enamoran y tienes que contarlo...
Por cierto, por si la entrada no llega, decirte que he leído Tigre Blanco y que se ha ido recomendado a Uruguay y Londres ...
Me siento muy cómoda en estas entradas tuyas, porque mi mente está conectando, relacionando siempre, y lo normal es esta conversación entre libros que tu has descrito..
Un abrazo ;-)
El Guisante Verde Project
Ya he puesto los enlaces (me falta alguno). Sobre Tigre Blanco escribí en La Esfera; Urugay y Londres... no está mal.
Yo se lo regalé a mi ahijado despues de venir de la India (no pude hacerlo antes del viaje) y no solo le está gustando sino que según el es "tal cual". :D
También influye mucho mi estado de ánimo. Los últimos meses hemos vivido mucha violencia (un asesinato de alguien de la familia, enfermedades, eventos en la ciudad con granadazos, persecusiones policiacas y guerra entre policía y narcos) y la verdad, el ánimo no daba para ello (no olvides que tengo adolescentes, y ellos a querer salir y yo a no querer dejarlos asomar las narices a la puerta). Si un libro me ha encantado, me sale una reseña fácilmente. Si me ha gustado muchísimo es más difícil. Me bloquéo y no se ni por donde comenzar. Si no me ha gustado tan sencillo como que me lo salto (no hago reseña). Soy como Icíar: si es un libro que apenas se va dando a conocer ¿para qué voy a lastimarlo?
un beso,
Ale.
excelente idea la de la nueva pestaña...¿qué haríamos sin Isi? jajaja
Es cierto que los libros tienen su propio tiempo (o daimon) A veces casi se nos escapan las palabras antes de haber terminado de leerlo; otras, requieren reposo y reflexión. Otras veces simplemente esperan a que tengamos tranquilidad de espíritu para poder escribir
¿Verdad que es una buena manera de tener a mano los títulos de los libros comentados? :D
Me alegro dde que hayas disfrutado con la entrada.También yo lo he hecho al escribirla :D