En lugar seguro

Después de más de un año queriendo hacerlo, conseguí por fin leer En lugar seguro , de Wallace Stegner. Trata de la historia de una amistad, de la historia de una relación, de deseos insatisfechos, del deseo de controlar y planificar cada aspecto y momento de tu vida a pesar de que la propia vida te demuestre que eso es imposible, de … Casi mejor que sea el propio texto quien nos lo diga:

(…) -No se puede escribir sobre los amigos.
-¿Por qué no? Ninguno de nosotros quiere que suceda, pero ese antagonismo, si es que es eso, ya casi se ha acabado.
-Las personas dejan cosas sin terminar. Dejan preguntas sin responder. Dejan hijos, a veces un buen montón.
- A algunos de nosotros, los hijos tal vez nos gustaría verlas por escrito. Podría ser una ayuda para responder alguna de las preguntas sin contestar (…)
Hay más consideraciones que podría plantear. ¿Cómo hacer un libro que cualquiera quiera leer a partir de unas vidas tan apacibles como éstas? ¿Dónde ésta la vida de lujos y despilfarros ostentosos, la violencia, el sexo retorcido, los deseos de muerte? ¿Dónde los odios, las ambiciones políticas, la sed de poder? ¿Dónde la velocidad, el ruido, la fealdad, todo lo que nos hace quienes somos y nos hace reconocernos en la literatura?
(…) Otra consideración, ésta personal y turbadora. Soy amigo suyo. Los respeto y los quiero a los dos. Aún más, nuestras vidas han estado tan enlazadas entre sí que no podría escribir sobre ellos sin escribir igualmente sobre Sally y sobre mí. Me pregunto si podría recrear a cualquiera de nosotros sin que mis retratos quedasen afectados de compasión o de autocompasión. La amicitiae es una corriente cristalina. Un exceso de piedad puede hacerla imbebible

Parece que al final Larry si escribió sobre los amigos y como el mismo dijo, no pudo hacerlo sin escribir igualmente sobre Sally, su mujer, y sobre él. Y no, no hay un exceso de piedad aunque a veces parezca que sienta compasión por Sid o rivalice con Charity, a la que en un determinado momento compara con una tortuga del desierto que había tenido

Si ponías en su ruta predestinada algo que no pudiera mover (…) se daba de topetazos contra él y se quedaba allí empujando y empujando y esforzándose en vano. Si volvías al cabo de una hora, te la encontrabas ya medio enterrada pero sin cejar en su empeño

Quizás sea en esta parte del libro -un viaje a pie como colofón de unas vacaciones- donde encontramos la clave de los caracteres de Sid y Charity (o la serpiente en el paraiso, que diría Larry). Esta última siguiendo al pie de la letra las recomendaciones del libro de Pritchard, incluso cuando el sentido común dice lo contrario. Por otro lado, tras el encontronazo por el paquete de te, al encontrarse en las cestas DOS paquetes, Sid arrojó uno al fuego ¿por qué?

Pero además encontramos muchas otras cosas. Amor por la naturaleza, reflexiones sobre la escritura y el mundo editorial o sobre la enseñanza. Y te das cuenta de que hay cosas que no cambian. Tanto ahora como entonces hay gente dispuesta a construir en cualquier paraje, buscando tan solo el beneficio económico y también hay quien está dispuesto a aceptarlo pensando que será beneficioso para el pueblo y les traerá empleo.

Ya entonces se valoraba a un enseñante por el número de artículos publicados (aunque sean refritos y variaciones del mismo tema) y no por su calidad como profesor o su capacidad para motivar y estimular a sus alumnos. ¡Tal como sucede ahora aunque lo disfracen con palabrería como curriculum, objetivos y otras zarandajas!

Mork, Isi o xGaztelu también le dedicaron una reseña. Como ellos, en breve leeré Angulo de Reposo


En el rincón musical, la pieza que puso banda sonora a otra aparición de la serpiente (una cobra, esta vez) en el paraiso: Novena Sinfonía de Bethoven, en versión de Toscanini