Hacía tiempo había prometido divagar sobre las Bibliotecas Públicas que frecuento y como se han mencionado con profusión en la entrada anterior, aquí voy.
Por supuesto que hablaremos de la presencia de las bibliotecas en internet y lo que nos facilita la vida, plazos de devolución, numero de libros prestables o El CANON (no se puede hablar de bibliotecas públicas sin mencionar esa palabra y a los señores tenebrosos –supongo que sabéis a quién me refiero. Pero antes, me apetece hacer un pequeño repaso a mis (por usuaria) bibliotecas.
Sigo teniendo una imagen bastante nítido de la primera biblioteca a la que acudí y recuerdo el mostrador con los ficheros del catálogo –me fascinaban aquellas cartulinas. Supongo que los libros que sacaría en préstamo serán los habituales pero se me ha quedado grabado en la mente uno en concreto, El Loto azul. Ya os comenté que descubrí a Tintín bastante antes que a Asterix.
Creo que durante el instituto utilicé en alguna ocasión la biblioteca del centro pero no la recuerdo especialmente. Sin embargo, si que tengo presente la antigua biblioteca pública en el Palacio de Toreno. Las zonas de préstamo ocupaban una especie de semisótano: Uno de ellos para literatura y el otro –muy cerca de la entrada, a la derecha-para las demás materias
Leox me hubiera definido como la lectora del 9 ya que únicamente sacaba libros de historia; para mí, el resto de la CDU no existía. Allí me proveí de mucha de la bibliografía que nos recomendaban leer en la facultad. Como encargado del préstamo había un señor mayor, un poco cascarrabias pero con el que terminé haciendo “migas” –recuerdo que una vez incluso me dejó sacar los tres tomos de un libro que necesitaba (solo se podían llevar en préstamo dos volúmenes)
Luego, la biblioteca se trasladó al Fontán (del que tomó el nombre por el que se la conoce, aunque el oficial sea otro). En la nueva sede aumentaron los números (CDU) con los que me relacionaba. Hace relativamente poco se hicieron obras de renovación y la verdad es que ganamos en cuanto a horario, servicios, etc, pero me resulta “un poco enredosa”.
En el pueblo vecino a mi otra O (la pixueta), tras la rehabilitación del hospital de peregrinos se creó una biblioteca pública. Durante los primeros años estaba abierta en el mes de agosto y allí me iba yo (y gran parte de mi familia) a sacar libros. No tengo ni idea de si tenía catálogo –supongo- pero recurría al sistema del “tropezón”(lo sigo empleando); pasearme por delante de las estanterías, dejando que los títulos me llamaran la atención. Así, llegaron a mis manos El Palacio de la luna; El cuento de nunca acabar, de Carmen Martín Gaite, Las Amistades Peligrosas, de Choderlos de Laclos y conocí a Sara Paretsky.
Por si no tuviera suficiente, también utilizo las bibliotecas públicas del concejo en que trabajo (tranquilos, no empieza por O) Al principio, ocasionalmente; desde hace un tiempo, de forma indiscriminada. Me gustan porque son más pequeñas y resultan más acogedoras. Las bibliotecarias saben, prácticamente sin mirar, donde están colocados los libros; conocen los gustos de los lectores y de la que vas a sacar en préstamo o devolver, puedes entablar una conversación con ellas y otro usuario sobre alguno de los libros que él o tu lleváis. Precisamente fue una de esas conversaciones la que me hizo un día, dar media vuelta cuando estaba a punto de irme y sacar en préstamo El Sol de los Scorta.
Tras esta batallita del Abuelo Cebolleta, tendremos que dejar para una segunda entrega lo relativo al canón y demás bagatelas.
El rincón de hoy no es exactamente musical pero me encantó cuando lo encontré por casualidad. Pinchad aquí y dadme vuestra opinión.
Por supuesto que hablaremos de la presencia de las bibliotecas en internet y lo que nos facilita la vida, plazos de devolución, numero de libros prestables o El CANON (no se puede hablar de bibliotecas públicas sin mencionar esa palabra y a los señores tenebrosos –supongo que sabéis a quién me refiero. Pero antes, me apetece hacer un pequeño repaso a mis (por usuaria) bibliotecas.
Sigo teniendo una imagen bastante nítido de la primera biblioteca a la que acudí y recuerdo el mostrador con los ficheros del catálogo –me fascinaban aquellas cartulinas. Supongo que los libros que sacaría en préstamo serán los habituales pero se me ha quedado grabado en la mente uno en concreto, El Loto azul. Ya os comenté que descubrí a Tintín bastante antes que a Asterix.
Creo que durante el instituto utilicé en alguna ocasión la biblioteca del centro pero no la recuerdo especialmente. Sin embargo, si que tengo presente la antigua biblioteca pública en el Palacio de Toreno. Las zonas de préstamo ocupaban una especie de semisótano: Uno de ellos para literatura y el otro –muy cerca de la entrada, a la derecha-para las demás materias
Leox me hubiera definido como la lectora del 9 ya que únicamente sacaba libros de historia; para mí, el resto de la CDU no existía. Allí me proveí de mucha de la bibliografía que nos recomendaban leer en la facultad. Como encargado del préstamo había un señor mayor, un poco cascarrabias pero con el que terminé haciendo “migas” –recuerdo que una vez incluso me dejó sacar los tres tomos de un libro que necesitaba (solo se podían llevar en préstamo dos volúmenes)
Luego, la biblioteca se trasladó al Fontán (del que tomó el nombre por el que se la conoce, aunque el oficial sea otro). En la nueva sede aumentaron los números (CDU) con los que me relacionaba. Hace relativamente poco se hicieron obras de renovación y la verdad es que ganamos en cuanto a horario, servicios, etc, pero me resulta “un poco enredosa”.
En el pueblo vecino a mi otra O (la pixueta), tras la rehabilitación del hospital de peregrinos se creó una biblioteca pública. Durante los primeros años estaba abierta en el mes de agosto y allí me iba yo (y gran parte de mi familia) a sacar libros. No tengo ni idea de si tenía catálogo –supongo- pero recurría al sistema del “tropezón”(lo sigo empleando); pasearme por delante de las estanterías, dejando que los títulos me llamaran la atención. Así, llegaron a mis manos El Palacio de la luna; El cuento de nunca acabar, de Carmen Martín Gaite, Las Amistades Peligrosas, de Choderlos de Laclos y conocí a Sara Paretsky.
Por si no tuviera suficiente, también utilizo las bibliotecas públicas del concejo en que trabajo (tranquilos, no empieza por O) Al principio, ocasionalmente; desde hace un tiempo, de forma indiscriminada. Me gustan porque son más pequeñas y resultan más acogedoras. Las bibliotecarias saben, prácticamente sin mirar, donde están colocados los libros; conocen los gustos de los lectores y de la que vas a sacar en préstamo o devolver, puedes entablar una conversación con ellas y otro usuario sobre alguno de los libros que él o tu lleváis. Precisamente fue una de esas conversaciones la que me hizo un día, dar media vuelta cuando estaba a punto de irme y sacar en préstamo El Sol de los Scorta.
Tras esta batallita del Abuelo Cebolleta, tendremos que dejar para una segunda entrega lo relativo al canón y demás bagatelas.
El rincón de hoy no es exactamente musical pero me encantó cuando lo encontré por casualidad. Pinchad aquí y dadme vuestra opinión.
Comentarios
Una vez hablamos en el blog de Teresa de cuánto nos gustaban las bibliotecas, como lugar en sí, con esas estanterías repletas de posibilidades...
Yo no puedo mencionar ni aproximadamente, las decenas y decenas de libros que habré sacado de una u otra biblioteca (algunos no me los he leído, lo reconozco).
Así que da gusto entrar allí y coger los libros.
También he intentado pasear y ver si algún libro me llama, pero de esta manera no consigo decidirme, así que suelo llevar la lista para no perderme.
También he sacado de allí libros de la carrera, pero muchos más de leer, que es lo que más presta... cuando vas a por libros de estudiar, como que te da pereza :))
Charogf
Ahora, desde hace poco más de un año, apenas voy a la Biblioteca Pública. La más cercana me viene bastante a trasmano si voy en transporte público, y me niego a hacerlo en coche, la única alternativa que me queda con una autovía entre mi barrio actual y la capital. También es cierto que, aunque he venido recuperando el tiempo para la lectura, llegué a mínimos históricos de un libro al mes, y con las constantes renovaciones en la biblioteca, se convertía en un engorro.
Pero echo en falta acudir a la biblioteca, recorrer los pasillos entre estantes repletos de libros, y que sea un título, un lomo, un determinado color o tamaño el que me llame a tomar el libro en mis manos, hojearlo y, si un pálpito así me lo indica, llevármelo conmigo. Este sistema de “tropezón” con el que tantos y tan maravillosos libros se descubren.
Respecto al resto de la entrada… cánones y demás… esperaré a la próxima para entrar en estado de shock :)
¡Salud!
Me ha llamado la atención, primero por el título, porque lo veo en nuestro blog, y luego la foto del Loto Azul. Nosotros somos de Axterix, y a Tintín lo teníamos un poco olvidado, pero..., al volver de China nos comentaron algo sobre una aventura de Tintín, y... ¿cual es el único libro que tenemos de este detective?
Que cosas.
En cuanto al artículo que escribes, para eso estamos aquí, ¿no?, estoy de acuerdo con tu preferencia por las bibliotecas más humanas. Es cierto que hoy en día, las bibliotecas se han hecho mas modernas y cuentan con mas medios, lo que no significa que cumplan mejor su función, a veces es al contrario. Estaré atento a tu entrada sobre el robo (perdón), quiero decir el Canon y esa gente... Aunque Maribel no está, me gustaría dejarte esta entrada que colgó hace un tiempo:
La Otra Vida de los Libros
La verdad es que no tengo esos recuerdos vuestros de bibliotecas. Crecí en una casa en medio del campo y cualquier destino requería coche. Sumado a eso tenemos el hecho de que la antigua biblioteca de la capital era pequeña y escasa, y la del colegio era prácticamente inexistente. De modo que la primera que pisé fue la de la universidad y ahí solo habían libros técnicos. Sé que suena de paletos pero nunca me planteé que pudiera existir una biblioteca donde la mayoría fuese la narrativa, hasta hace unos meses que encontré la biblioteca de Santa Cruz. Estoy segura de que las hay más grandes y mejor surtidas pero ahora mismo es un hallazgo que me hace más que feliz.
:-DDDD
LOQUEMEAHORRO, Tintín está indisolublemente ligado a mi infancia y con él, el capitán Haddock, Hernández y Fernández, la Castafiori . No se por qué juego de la memoria, tengo especialmente grabada esa portada.
Sobre los “miles” de libros y pelis (éstas, algunas menos) que saqué y a veces devolví “intactos” hablaré el viernes (si no me lío)
PRIMADEAUDREY, era así con todo el mundo. Me alegro de verte por aquí.
ISI, los bibliotecarios y demás personal que trabajan en la biblioteca del Fontán son muy amables. Aunque Victoria está convencida de que el guarda Jurado le tiene manía.
A mí me gusta pasear entre las estanterías incluso cuando solo voy a buscar un libro concreto o recoger una reserva. Precisamente así me “tropecé” con 84, Charing Cross Road, antes de que empezase a hablarse de él.
Por cierto, por si se me olvida. Suerte el viernes con tu examen.
CHAROGF, no me parece válida la excusa de la distancia. Sobre todo teniendo en cuenta que a pesar de que vivo en "una esquina" de Oviedo, voy con bastante frecuencia -incluso caminando (lo tengo cronometrado, 50 minutos).
También yo tengo temporadas en que voy más y otras en que apenas la piso. Sucede con ellas como con los amigos; podeis pasar tiempo sin veros pero eso no obsta para que la amistad se mantenga.
ROBERTO,¡Bienvenido! Te había visto comentar en otros blogs y me sentía un poco celosa; pensaba que no te gustaba este blog. Pero no solo no vienes, sin necesidad de que te arrastre Maribel sino que encima me traes una entrada preciosa con la que me siento identificadísima. Gracias.
Por cierto, también a mí me pierden las galletas de chocolate (las granola de idem me vuelven loca; en realidad lo que me pierde es el chocolate en cualquier “manifestación”)
ELWEN, hola. ¿Verdad que el video es buenísimo? Cuando lo encontré, decidí utilizarlo cuando hablase de las bibliotecas. Respecto a TU biblioteca, lo importante no es que sea grande o esté muy surtida, sino el vínculo que establezcas con ella.
Una pregunta ; además de canaria ¿Eres palmera? Es que al mencionar Santa Cruz, se me ocurrió. Uno de mis hermanos estuvo trabajando cinco años en la isla de La Palma y fui a verlos un par de veces (Ahora me dirás que no, que en realidad vives en Valladolid y me hundes en la miseria)
Ya mayor, no frecuento las bibliotecas públicas. No tengo ni la menor idea de cómo sean (si están bien surtidas, que clase de libros tienen, etc); de la universidad saco los libros que necesito para alguna materia (aunque me he fijado que tienen no sólo los libros de las carreras que se ofertan, sino también novelas).
Para perderme en los pasillos llenos de libros, soy feliz cuando voy a EUA y puedo estar horas dentro de una borders o barnes and noble (mi sueño sería ser dueña de una de esas librerías...jajaja).
Maravilloso el video...yo también quiero, además de la galleta, un vaso de leche si me hacen favor ;)
Te contaré que yo no saco libros por el puro placer de leerlos desde que egresé de la universidad (me volví adicto a sus surtidas bibliotecas). He solicitado sí -y lo haré cuantas veces sea necesario- libros con fines investigativos para algún conocido o para mí.
Yo desde pequeño me he acostumbrado a leer lo que había en casa, que no era poco, y tomaba prestados los libros de la biblioteca de un tío abuelo.
En la universidad me resultaban frustrantes los plazos de entregas y el máximo número de libros que uno podía sacar por persona. La biblioteca nacional (el local antiguo) quedaba, aún queda, en una zona caótica, intransitable, y el intimidante nuevo local sólo está al servicio para fines investigativos.
Eso sí, he visitado los catálogos on-line de algunas bibliotecas distritales, y si bien me parecen insuficientes los títulos, sé que serán de mucha ayuda a quienes se inician en el placer de la lectura.
Yo, por mi parte, seguiré incrementado mi mini biblioteca particular: Ayer me compré La caza del carnero salvaje, de Murakami, El testigo, de Juan Villoro y El viento de la Luna, de... adivinas? :D Creo que voy a crear un gadget que diga: últimas adquisiciones, je.
Saludos,
R.
P.D. El genial video que colocaste, me ha puesto a pensar sobre si tú o tus lectores comen, beben, etc. mientras leen... O_o
P.D. A veces doy por hecho que todo el mundo sabe de donde soy, lo siento V_V
En esta biblioteca, puedo ser el primero en leer las novedades y recomendar algunos libros , que entre nos , son lo que me gustaría leer –
Es por eso que sueño con conocer otras bibliotecas, por que serian, un paso más en mi oficio de lector.
Cuando fui , hace unas semanas a la capital de este reino llamado Chile y vi los libros que ahí tenían , mmmm me dieron ganas de vivir ahí , para leerlos.
Es por eso que sueño con las bibliotecas de otros paises más lectores que el mío.
Saludos
saludos!!
R, daría algo por conocer tu minibiblioteca particular, que estoy segura de que de mini no tiene nada. De momento, me conformo con las fotografías que nos muestras en tu blog. Ya ví que fue dicho y hecho y que el gadget con nuevas adquisiciones está ya bien situado.
Lo de los plazos de entrega es un incordio, para que nos vamos a engañara. Y más en las bibliotecas universitarias, donde son más reducidos. Respecto a los fondos de las bibliotecas municipales (¿son lo mismo que distritales? Si no será algo similar), tienen el problema de los fondos o de que deben ser más generales. ¡Es que hay tantas cosas sobre las que se pueden hablar relacionadas con las bibliotecas!
El video es efectivamente genial. Respecto a lo de comer, beber, … A veces me acurruco en el sofá, tapada con una manta, un buen libro y una infusión (solo tomo café en el desayuno –eso sí, uno ENORME). Hace poco estaba tan concentrada en la lectura que cuando fui a colocar la taza sobre la mesa, la dejé en el aire, se volcó…¡Un desastre! (por si te interesa, el libro estaba a buen recaudo)
Elwen, gracias por contestarme. Dudaba entre La Palma y Tenerife. En Lanzarote estuve hace cinco años; me encantó la isla. Junto con La Palma son las únicas que conozco.
Leox, es cierto que no todas las bibliotecas tienen los mismos libros. Alguna vez me pasó que estaba interesada en un libro que no lo había en la biblioteca de Oviedo y a lo mejor lo tenían en Lena o Noreña –municipios más pequeños. ¿El motivo? Que son distintas las personas encargadas de las adquisiciones y, quieras que no, eso influye.
Carmina, antes de que el azar austeriano me llevara por otros derroteros yo preparaba oposiciones para bibliotecas. Siempre tuve claro que no me gustaba la enseñanza (a pesar de lo cual, mi trabajo también me exige ejercer de docente en algunas ocasiones) así que decidí que, dado que una de las cosas que más me gusta es leer, ¿Qué mejor que trabajar en una biblioteca?
NO te pierdas el video. Es buenísimo.
Ultimamente, el nuevo juego de blogger es que los publica dos veces.
¡Espero verte alguna vez por aquí!
También recuerdo con cariño la biblioteca del pueblo donde paso los veranos, fui una de las primeras en conseguir el carnet cuando la abrieron y una asidua durante años, sobre todo esos de la adolescencia en que no encajaba con nadie. Hubo un verano (2 meses) que llegué a coger y leer 30 libros.
Ahora tiro de dos bibliotecas, una municipal y otra de la comunidad, las dos están bastante bien de fondos y en una de ellas puedo mirar la disponibilidad por internet. A destacar, como alguno habeis comentado, el gremio de bibliotecarios, la mayoría son encantadores.
Que eras asidua a las bibliotecas ya lo había deducido por los comentarios de tu blog.
P.D: dos amigas se han pasado por tu blog y les ha gustado mucho. A ver si se animan a comentar
;-)
Maribel, ya he pasado por allí. Muchas gracias. Procederé en consecuencia.
Es broma, sí que me gusta esa biblioteca, pero indudablemente donde SON ENCANTADORES es en la Biblioteca del Parque San Francisco, que aunque en principio es infantil y juvenil, también tiene cosas de adultos. Y repito, son absolutamente encantadores, sobre todo el antiguo bibliotecario que ya se cargó el alcalde con toda la movida que montó con las subcontratas del personal bibliotecario. En fin, quizá también tenga que ver con mi debilidad por las bibliotecas infantiles. ¡Me encantan! Me he pasado muchos años con mis niños frecuentándolas y me parecen un remanso de paz, colores, diversión,...¡Tantos cuentos, tantas historias bonitas!
Por cierto, yo también practico fundamentalmente la técnica del tropezón, tanto en la biblioteca como en las librerías.
Besos.
Respecto a las bibliotecas infantiles ya sabes que te sugerí, vuelvo a hacerlo, que podías hablar sobre ellas cuando vengas como artista invitada. Si te apetece; ya sabes que la única condición es que selecciones el rincón musical
Un abrazo.
Veo que todos los lectores guardamos algún recuerdo de bibliotecas. En cuanto a los bibliotecarios... ¿Has pinchado en el rincón de hoy?
Un saludo, y espero que disfrutes del paseo.