¿Qué nos hace lectores? ¿Somos lo que leemos? Difíciles preguntas para las que no hay respuestas o son tantas como lectores.
Crecí rodeada de libros, considerando que lo normal (luego descubrí que no era así) era que en casa los hubiera; sintiendo la lectura como una actividad cotidiana y placentera, que no era impuesta por nadie -mi padre era un lector impenitente-. También fue él quien me hizo conocer la biblioteca; fue usuario casi hasta el final. Allí obtenía sus provisiones lectoras; los libros los compraba por colecciones (creo que ahora disfrutaría comprando por internet).
Crecí rodeada de libros, considerando que lo normal (luego descubrí que no era así) era que en casa los hubiera; sintiendo la lectura como una actividad cotidiana y placentera, que no era impuesta por nadie -mi padre era un lector impenitente-. También fue él quien me hizo conocer la biblioteca; fue usuario casi hasta el final. Allí obtenía sus provisiones lectoras; los libros los compraba por colecciones (creo que ahora disfrutaría comprando por internet).
Esas colecciones, junto con otros libros que había en casa, marcaron mis lecturas de adolescencia-juventud e hicieron de mí lo que soy como lectora. Las Obras Completas de los Hermanos Álvarez Quintero, los premios Goncourt, los Nobel, los Pullitzer, las obras de Alejandro Dumas, la Biblioteca Básica Salvat. Convivían en armonía con Jardiel Poncela, Frank Slaughter, Frank Yerby, Mika Waltari o García Lorca.
Estos y otros autores estaban allí, a mi libre disposición; para que los leyera si quería -en unos casos quise y en otros no-. Leí y releí Kim (libro que puede que tenga mucho que ver con que me gusten las obras ambientadas en la India colonial). Mi primer libro sobre la Guerra Civil española lo leí entonces: Por quién doblan las campanas (también por aquella misma época: El viejo y el mar. No volví a leer nada de Hemingway y no es un autor que me emocione. En alguna ocasión pensé que quizás por haberlo leído antes de tiempo).
Mi afición por El Quijote, la novela picaresca o Stendhal tienen también mucho que ver con los títulos que había en casa. La Maldición de los Dain, El perro de los Baskerville, 1984, El retrato de Dorian Gray, La Busca, La Hoja Roja, ... los leí en la Colección Básica Salvat. Nadie me dijo que era obligatorio que los leyera o que era demasiado pequeña para entenderlos; simplemente estaban allí, a nuestra disposición. Y ese estar, sin más, de esos autores; esa cotidianeidad en la lectura, que aprendí y viví en mi casa, es la que me ha dado forma como lectora.
Mi padre siempre dijo que la herencia que nos dejaba eran los estudios. Tardé en darme cuenta de que nos había dejado algo más: el amor por los libros y la lectura. ¡No es mala herencia!
Una cita que recoge Amos Oz en Una Historia de Amor y Oscuridad me hizo pensar en él.
Estos y otros autores estaban allí, a mi libre disposición; para que los leyera si quería -en unos casos quise y en otros no-. Leí y releí Kim (libro que puede que tenga mucho que ver con que me gusten las obras ambientadas en la India colonial). Mi primer libro sobre la Guerra Civil española lo leí entonces: Por quién doblan las campanas (también por aquella misma época: El viejo y el mar. No volví a leer nada de Hemingway y no es un autor que me emocione. En alguna ocasión pensé que quizás por haberlo leído antes de tiempo).
Mi afición por El Quijote, la novela picaresca o Stendhal tienen también mucho que ver con los títulos que había en casa. La Maldición de los Dain, El perro de los Baskerville, 1984, El retrato de Dorian Gray, La Busca, La Hoja Roja, ... los leí en la Colección Básica Salvat. Nadie me dijo que era obligatorio que los leyera o que era demasiado pequeña para entenderlos; simplemente estaban allí, a nuestra disposición. Y ese estar, sin más, de esos autores; esa cotidianeidad en la lectura, que aprendí y viví en mi casa, es la que me ha dado forma como lectora.
Mi padre siempre dijo que la herencia que nos dejaba eran los estudios. Tardé en darme cuenta de que nos había dejado algo más: el amor por los libros y la lectura. ¡No es mala herencia!
Una cita que recoge Amos Oz en Una Historia de Amor y Oscuridad me hizo pensar en él.
Cuando le llegaba a Blume la hora de estudiar, su padre la hacía sentarse a su lado y leía libros con ella. Hayyim Necht decía. Ya sé, hija mía, que no te dejo en herencia riquezas ni bienes, pero te enseño a leer libros. (S.Y. Agnón, Una Historia Sencilla, citado en Oz, Amos; Una historia de amor y oscuridad)
En el rincón musical de hoy Andaluces de Jaén, canción basada en un poema de Miguel Hernández (otro de aquellos autores)
Comentarios
En nuestra casa había libros en todas partes excepto en el baño, allí solo estaban de paso...Nos solía reñir si nos veía leer con poca luz, insistía en que debía de entrar por la izquierda (igual que para dibujar, de lo cual sabía mucho).
Por cierto muchos de los libros de la infancia y adolescencia de Lammermoor eran míos.
Su hermana mayor
También me acuerdo de los polvorones...
La pasión por la lectura, hace que siempre sienta curiosidad y envidia por los libros que no he leído.
Vargas Llosa en el prólogo a Madame Bovary decía que hay personajes de ficción que nos marcan más que algunos reales.
Me gusta este post como homenaje a tu padre.
Un abrazo!
La "realidad" de los personajes de ficción es otro tema que quería tratar. ¿Me lees el pensamiento?
Guaje, me parece que te estás quitando años. La ESO te cogió un poco mayor.
Me ha llamado la atención lo poco que coincidimos en cuanto a primeras lecturas. Yo empecé con cosas mas sencillas.
Un saludo
Todos a tu disposición, aunque a veces mi madre me recomendaba la lectura de alguno que a ella le parecía especial.
Y por supuesto, la infinidad de colecciones de los quioscos, de los periódicos, del círculo de lectores...
¡parece que hemos vivido en la misma casa, de verdad!
Precioso artículo.
Un beso.
Respecto a los libros, simplemente eran los que había en casa.
PrimadeAudrey, me alegro de verte por aquí. Efectivamente soy afortunada.
Isi, seguro que a tí tambien te parece lo más natural del mundo que haya libros en cualquier habitación de la casa.
¡Gracias a todos por leer y comentar en esta entrada!
Te digo lo mismo que al resto. Gracias por leer y comentar en esta entrada tan especial para mí.
Y es que intentar leerte como con 11 años "Eugenia Grandet", no es una buena idea.
Ah! yo también leía lo que leían mis hermanas mayores.
Qué entrada más interesante, me ha gustado mucho.
Yo también consideré de lo más natural vivir entre libros. Tampoco nadie me obligó a leer. Los libros que parecían acordes a mi edad, estaban a la mano, en las estanterías inferiores. Pronto descubriría un paraíso velado en los estantes superiores.
En mi caso, fue mi abuelo quien con su ejemplo -era un impenitente lector- y el cuidado que le brindaba a sus ejemplares, me legó el amor por los libros y la lectura. Al final me decantaría por la Literatura.
Saludos,
R.
Pronto se me quedó pequeña, y mi tía me llevó a la Biblioteca Pública de mi pueblo, que se convirtió en una segunda casa. Me pasaba allí las tardes, y sacaba cuantos libros me era posible. ¡Recuerdo la decepción que me produjo descubrir que no podía sacar un libro, leerlo y llevarlo esa misma tarde para sacar otro que devorar durante la noche!
Saludos.
Ambos corroboráis mi teoría de que la mejor forma de hacer lectores es que la lectura sea un placer y una opción; jamás una imposición.
Es evidente que haber vivido rodeados de libros ayuda aunque hay muchas personas que sin haber sido así, son luego grandes lectores y escritores.
Mithdraug, me diste un susto de muerte. Como estuve cotilleando tu perfil antes de publicar el comentario y luego no lo vi en la entrada, creí que me lo había cargado.¡Qué agobio! ¡Tu primer comentario y lo boicoteaba! Incluso escribí un comentario de disculpa en tu blog. Luego resultó que me había confundido de entrada: lo buscaba en la última y por eso no lo veía. ¡PUF!
Por cierto, aprovecho para comentarte que tu entrada me recordó al inicio de un libro que me marcó poderosamente. Tanto el libro en sí, que me encantó (Los Hechos del Rey Arturo y sus Nobles Caballeros, de John Steinbeck), como particularmente su prólogo, que de hecho he pensado alguna vez usar a modo de presentación de mi propio blog. Os dejo un enlace, por si no conocéis el texto, a un PDF donde se puede leer directamente desde Internet. En concreto, son las páginas 4 y 5 del mismo.
Por lo demás, decir que me encanta tu blog, que he leído las últimas entradas y el enfoque que le das está genial, y que pasas al lector de RSS sí o sí :)
Saludos.
vengo desde otros blogs amigos... este post me encantó porque me parecen muy interesantes las preguntas que plantéas ¿qué nos hace lectores? mi casa, como en la de muchos (Isi, Hilario, Alice) estaba llena de libros, y siendo niña podían no comprarme un vestido, o una revista, pero jamás me dijeron que no cuando lo que pedía era un libro. Aún hoy, soy lo bastante afortunada para que mi padre tenga en casa los libros que me piden lea en la universidad. ¡Que bonita herencia te dejó tu padre! el amor a los libros y la lectura...
y la otra pregunta ¿somos lo que leemos? Erasmo de Rotterdam decía que si. Yo creo que vamos leyendo según lo que somos...nuestra personalidad nos hace tener gustos muy definidos como lectores. Si ampliamos nuestros horizontes literarios, también ampliamos la visión con al que vemos el mundo. Cambiamos, nos renovamos...
Saludos a todos y muchas gracias por hacerme pensar,
Ale
¡Espero no defraudar! A ver si me va a pasar como en la facultad. Cuando sacaba muy buena nota en un examen o un ejercicio, en el siguiente, como me sentía sobrada, bajaba un montón.
¡Estoy sorprendida de la cantidad de comentarios que suscitó esta entrada! ¡También orgullosa!
Coincido contigo: creo que somos lo que leemos y a la vez leemos en funció de lo que somos. Parece un trabalenguas.
Por cierto, me encanta el término que acuñaste OPL. (hace tiempo que me ronda por la cabeza, una entrada dedicada a esos palabros que todos utilizamos)
Tu sigue escribiendo así que está dando muy buen resultado jijiji...seguramente que lo demás te saldrá también genial. Estoy conociendo poco a poco lo que hay en tu blog, porque es para pasearse por él con calma...he puesto un enlace en mi blog porque me ha gustado mucho lo que he leído hasta ahorita.
Ale.
¡ A mi también me gusta pasearme con calma por los blogs! Ir parándome ahora en esta entrada, luego en otra; repasando los comentarios -tan interesantes como la propia entrada.
No te librarás de mis comentarios.
En mi casa, no había muchos libros pero siempre se leía, sobre todo El Quijote que mis padres se lo leyeron tres o cuatro veces.
He puesto un enlace en mi blog,para tenerte a mano.
Ya estamos más gente, como me gusta las conversaciones que tenemos a tantas bandas.
Un saludo
Teresa
No recuerdo un libro que me haya marcado especialmente, pero creo que Julio Verne es el autor con el que más disfruté de pequeño.
Ismael
Si que parece que también tu heredaste el placer de la lectura de tu padre.
Me alegro de que te haya gustado el artículo.
Espero volver a verte por aquí.
Cuando yo era niña, los sábados por la mañana mis hermanos y yo nos juntábamos en una habitación y esperábamos a que mi madre nos trajese lo que nosotros llamábamos "premio": tebeos y chuches. Yo leía a Lily y a Esther, a Mortadelo y Filemon e incluso al Jabato y al Capitán Trueno mientras comía regalices y demás. Luego vinieron los libros. No sé si tendrá algo que ver pero todos hemos salido lectores y yo, además, chuche adicta.
También yo leía a Esther y su mundo y compraba el Lily todas las semanas;además leía El capitán Trueno o El jabato -el que era amigo de Goliath y novio de ¿Ingrid?
Si sigues buceandó, te toparás con un par de entradas sobre mis lecturas infantiles, en las que Enid Blynton tuvo mucho protagonismo :D