Si para mí supuso una gran alegría que Natalia D. aceptara la invitación a venir como artista invitada al blog, lo fue aun más conocer el libro que había elegido para comentarnos. Espero que disfrutéis leyendo esta entrada tanto como yo.
Cuando Lammermoor me invitó a comentar un libro en su blog acepté encantada, pero inmediatamente me surgió una duda: ¿qué libro elegiría? Para solucionar mi problema, recurrí a plagiar la idea de Aldous Huxley cuando escribió “Si mi biblioteca ardiera esta noche”.
Si mis libros estuvieran en peligro de convertirse en cenizas y sólo pudiera salvar uno… ¿cuál sería? Los candidatos eran varios, pero quizás el que más cariño me inspiraba era “Matar un ruiseñor”, el libro que la estadounidense Harper Lee escribió en 1960 y con el que ganó el Pulitzer en 1961.
El libro está narrado en primera persona por Scout (o Jean Louis, como prefiere llamarla su rígida tía Alexandra con el declarado afán de convertirla en una “damita”). Scout vive en Maycomb, un pequeño pueblo de la Alabama segregacionista, con su padre Atticus Finch, un viudo ya maduro, y su hermano Jem, cuatro años mayor que ella. La historia se inicia cuando la niña tiene 6 años, y se prolonga durante unos 3 años más, entre 1933-1936, durante la Gran Depresión. A lo largo del libro Scout aprende a moverse en el mundo de los adultos, no sin algún contratiempo, a la vez que juzga sus contradicciones y prejuicios con su mirada inteligente y todavía pura de niña.
En el pueblo donde vive Scout, como en toda sociedad humana, caben todas las grandezas y también todas las mezquindades. Así, un padre (Mister Radley) puede “convertir en fantasma” a su hijo (Boo Radley) en aras de las convenciones sociales y ante la impasibilidad de sus vecinos; otro padre (Atticus Finch) puede poner en peligro su posición e incluso su vida porque es un hombre íntegro que vive bajo el principio ético de que “la única cosa que no se rige por la regla de la mayoría es la conciencia de uno”. En el pueblo de Scout, como en cualquier otro lugar, personas buenas pueden, unidas por los prejuicios, convertirse en despreciable turba y, segundos después de intentar linchar a un hombre, volver a la razón gracias a las palabras de una niña…
Cuando Lammermoor me invitó a comentar un libro en su blog acepté encantada, pero inmediatamente me surgió una duda: ¿qué libro elegiría? Para solucionar mi problema, recurrí a plagiar la idea de Aldous Huxley cuando escribió “Si mi biblioteca ardiera esta noche”.
Portada de mi ejemplar, comprado en la librería Foyles de Londres |
Este buen amigo me ha acompañado a lo largo de la mayor parte de mi vida. Lo leí por primera vez siendo niña, en una bonita edición que tenía mi madre del Círculo de Lectores y que años después, sabiendo el cariño que yo sentía por él, me regaló. Más tarde, compré una edición barata, de esas colecciones que aparecen en los kioscos, simplemente porque en su portada aparecía un fotograma de la magnífica adaptación que para el cine dirigió Robert Mulligan y que protagonizó magistralmente Gregory Peck.
También tengo la película, todo un clásico. |
El gran protagonista de esta obra es Atticus Finch, con el que la autora rinde homenaje a su padre, de la misma manera que Scout es un reflejo de la niña que ella misma fue. Atticus es, fundamentalmente, un buen hombre; un ser humano decente y tolerante que pretende, con su ejemplo, que sus hijos también lo sean. Cuando Scout, en su primer día de escuela, choca con su profesora, Atticus le da un consejo que le servirá a la niña (y a los lectores) para el resto de su vida: “Uno no comprende de veras a una persona hasta que considera las cosas desde su punto de vista… hasta que se mete en el pellejo del otro y anda por ahí como si fuera el otro.”
Con suavidad, Fich va inculcando en sus hijos los valores en los que cree firmemente; así para explicarles porque se hace cargo de la defensa de un negro acusado de violación a pesar de que ello le granjee la inquina de muchos de sus convecinos, les dice “si no le defendiese no podría caminar por la ciudad con la cabeza alta... el hecho de que hayamos perdido cien años antes de empezar no es motivo para que no intentemos vencer”.
También son magníficos los personajes secundarios del libro. Calpurnia, la criada negra que cría y educa a Scout y Jem, y que es un ejemplo de dignidad ante la dureza de la vida. Miss Maudie, la vecina de los Finch, que es capaz de tener con Scout y Jem una verdadera relación de amistad sin la condescendencia simplona que muchos adultos muestran hacia los niños. Mis Maudie le da a Scout otra clave para entender el complicado mundo adulto cuando, al hablar sobre el fanatismo religioso, le dice “… hay hombres tan ocupados en acongojarse por el otro mundo que no han aprendido a vivir en éste”.
Mención especial merece la tierna amistad entre Scout y Dill, el ingenioso y conmovedor cuasi huérfano que años después, y en la vida real, sería el genial Truman Capote.
En definitiva, este libro representa para mí el más luminoso gozo que puede dar la lectura. Muchos años después de aquella primera vez que lo abrí, sigo sintiendo la necesidad de volver de vez en cuando a sus páginas y con cada relectura vuelvo a sentir la misma ternura por Scout, Jem y Dill; el mismo respeto por Aticcus Finch; la misma repulsión por Bob Ewell; la misma profunda congoja por las dramáticas historias de Arthur Radley y Ton Robinson, los ruiseñores del título…
Me gustaría que todos los adolescentes leyeran este libro y pudieran aprender así, en las palabras de Aticcus Finch, que “matar ruiseñores es pecado”; es decir, que dañar a un inocente es el crimen más vil que se puede cometer y que los prejuicios, raciales o de cualquier tipo, envilecen el alma.
Sí, si yo supiera que mis libros mañana se convertirán en ceniza, intentaría salvar un ejemplar de “Matar un ruiseñor”, pero, si no lo lograra, tampoco importaría demasiado, porque éste, como todos los buenos libros que he leído a lo largo de mi vida, es parte de mí para siempre.
En el rincón musical, el tema final, “End Title”, de la banda sonora de la película “Matar un ruiseñor” de Robert Mulligan.
Comentarios
Si después de leer "Matar a un ruiseñor" te sientes mejor persona, leyendo tu reseña, también me siento un poco más en paz con la humanidad, como es capaz de lo peor, pero donde a veces hay algún Atticus Finch.
Y no me extraña que te compraras el libro solo por la portada. La película es magnífica, ya solo los títulos de crédito iniciales, con esa caja de los tesoros infantil, es invitación a una obra maravillosa.
La adaptación al cine me pareció muy acertada.
Un placer conocerte y recordar tu recomendación. Un abrazo!
xG
tu reseña no solo es estupenda (cosa que sabía ya antes de recibirla) sino que además nos reconcilia con el mundo en estos momentos tan negros.
Bienvenida
Un abrazo
Teresa
Me ha gustado mucho la manera en que nos muestras los distintos personajes del libro y los valores presentes en él.
Gracias Loque. Afortunadamente, de vez en cuando conocemos a algún Atticus Finch (en persona, en la prensa…) que nos reconcilia con la humanidad y que nos empuja a ser mejor personas. Y que razón tienes: ¡la película también es magnífica!
Gracias Susana. Lo mismo te digo: un placer conocerte. Es verdad que el nombre de Lee Harper actualmente no suena mucho. Creo que todavía vive, pero jamás concede entrevistas. Está fue su única novela, quizás porque considero que en ella había expresado todo lo que tenía que contar. Y si es así, le doy la razón porque es un libro “total”, en el que caben todos los sentimientos y emociones humanas.
Estoy totalmente de acuerdo contigo, xGaztelu, es de las contadas veces en que la película basada en un libro es tan buena como el mismo libro.
Gracias Teresa. Realmente ha sido muy fácil hablar de este libro, porque, como pasa siempre con los grandes libros, es él quien habla por si solo.
Gracias Alice. Creo que todos los que hemos leído el libro y/o visto la película compartimos la misma admiración por ambos.
Estoy de acuerdo contigo, Carlos, es uno de los pocos ejemplos de película tan buena como el libro en el que se basa. Puedo entender a Harper Lee: sí con su primera obra llego a hacer algo tan bueno, quizás sintió que había alcanzado la cima de su capacidad como escritora, o, simplemente, se sintió incapaz de suportar la fama y sus miserias.
Besos,
Vi la película hace un par de años y me gustó tanto que me compré la novela en inglés. Tengo tantas pendientes que ha ido acumulando polvo pacientemente... espero poder hincarle el diente este verano.
Un beso
Gracias por traernos su recuerdo al blog en una entrada que he disfrutado tantísimo.
Un saludo.
Sandra ¡qué envidia me das por poder leer este libro y ver la película en su versión original!
Homo Libris, muchas gracias. Sí, es verdad que somos más mujeres las que hemos comentado, pero no creo que este libro o la película tengan características “específicamente femeninas”, me parece que sus valores y virtudes son universales.
Siempre descubres algo, la memoria es selectiva y ha guardado fragmentos, por lo que puedes disfrutar de nuevo. Atticus.. sólo ese nombre..
Gracias por traernos de nuevo este libro atemporal. Me lo lo voy a releer!!
Un abrazo ;-)
El Guisante Verde Project
También gracias a ti Bibliobulimica ¿verdad que es un placer maravilloso cuando se descubren libros y películas tan hermosos?
Si, Masteatro, en este libro se encuentran todos los sentimientos humanos, pero la ternura es uno de los que más destacan y también el que más transmite al lector.