En más de una ocasión hemos hablado de las lecturas obligatorias y la forma de acercarse a los clásicos. He aquí una experiencia que he pedido que compartieran con nosotros.
J. Steinbeck ha sido considerado el fundador del espíritu verde en los Estados Unidos por la importancia que da en sus libros, y sobre todo en Las uvas de la ira, a las relaciones entre la naturaleza y el medio ambiente. ¡Cómo le gusta a la gente ponerle nombre a todo!, como si así, por llamarse algo, fuera más importante o más bien es que solo existe algo si tiene nombre. Quizás.
Si en algunos otros aspectos, emigración, xenofobia, el libro está de plena actualidad, ¿qué no se puede decir en relación a los desastres medioambientales que describe tan bien? Brasil, Canarias, Madeira…por citar solo algunos de los lugares que recientemente han sufrido inundaciones terribles, han pasado por la misma situación que Steinbeck describe tan bien. El oeste africano sufre de sequía casi permanente “una pauta que se mantendrá previsiblemente en el futuro y que puede agravarse por el calentamiento global” dicen los expertos. China, España…Esto continuará, y se agravará, si no nos concienciamos. ¿Y eso cómo se hace? ¿Sirven las famosas cumbres para algo? Yo soy bastante escéptica al respecto, ¡no estamos dispuestos a renunciar el tipo de vida que llevamos algunos!
No sé si viene al caso pero me gustaría comentar una muy agradable experiencia.
A raíz de lo comentado en este blog sobre las lecturas obligatorias, de la lectura del libro de Daniel Pennac Como una novela se me ocurrió leerles a mis alumnos en clase un capítulo de Las uvas de la ira que acabo de releer, a ver qué pasaba.
He de decir que imparto la materia de Ciencias de la Tierra y del medioambiente en 2º de bachillerato; que es una materia densa con contenidos de Ecología y análisis de los impactos y consecuencias de nuestro uso y abuso de los recursos del planeta; que pasamos revista a todos los desastres que se producen en la Tierra y que se estudia nuestro papel y responsabilidad en ello. Todo ello tratado con el rigor científico que corresponde y el nivel de profundidad adecuado al caso.
Dicho esto que creo necesario para situarnos, debo añadir que dos de las sesiones son por la tarde, justo después de comer, a veces con calor y siempre con ganas de dormir la siesta o de estar en otra parte. Un martes no muy lejano, cuando quedaban diez minutos para terminar y después de las explicaciones pertinentes, me senté cómodamente –jamás he dado una clase sentada, soy incapaz-, cogí el libro –previamente forrado para evitar que vieran el título- y me dispuse a leer, sin decirles qué iba hacer, sin mandarles atender, sin levantar la voz… A los dos minutos, toda la clase estaba escuchando, unos con más atención, otros con menos; los que hablaban por lo bajito, se acabaron callando. Parecía que todos escuchaban, la clase estaba en silencio –cosa sorprendente-. Cuando el primer capítulo se terminó –ya tenía calculado el tiempo que me llevaría-, cerré el libro y me despedí: -Hasta mañana", saliendo del aula sin ningún comentario.
Un par de semanas más tarde y ya sin forrar el libro al que los alumnos se acercaron para ver el título, repetí la misma puesta en escena. En esta ocasión, el silencio se hizo antes, uno de los alumnos se tumbó sobre su mesa y otro creo que se echó una siestecita. El silencio fue sepulcral. Yo estaba realmente impresionada. - "¿De verdad les interesa? ¿Estarán atendiendo o pensando en el examen de mates?…." Cuando acabé, uno se acercó a decirme que lo tenía en su casa, otro que se pasaría horas y horas “escuchándome” –realmente debe hacerlo durante ocho horas a las semana, que son las clases que les doy- Cuando se lo dije, comentó -Pero no es lo mismo, profe... Un tercero preguntó -"si el libro trataba todos los problemas que estudiábamos" Otro que “quienes eran los personajes”...
Ayer me preguntaron por el libro: “Profe, ¿no traes Las uvas de la ira?"
Hoy hemos hecho el examen. Mañana tenemos clase por la tarde…
El Rincón de hoy le correspondería a la voz de la profe leyéndole a sus alumnos.
(las fotos, realizadas por Manuel G. Vicente, las he tomado de esta entrada de Discreto lector).
J. Steinbeck ha sido considerado el fundador del espíritu verde en los Estados Unidos por la importancia que da en sus libros, y sobre todo en Las uvas de la ira, a las relaciones entre la naturaleza y el medio ambiente. ¡Cómo le gusta a la gente ponerle nombre a todo!, como si así, por llamarse algo, fuera más importante o más bien es que solo existe algo si tiene nombre. Quizás.
Si en algunos otros aspectos, emigración, xenofobia, el libro está de plena actualidad, ¿qué no se puede decir en relación a los desastres medioambientales que describe tan bien? Brasil, Canarias, Madeira…por citar solo algunos de los lugares que recientemente han sufrido inundaciones terribles, han pasado por la misma situación que Steinbeck describe tan bien. El oeste africano sufre de sequía casi permanente “una pauta que se mantendrá previsiblemente en el futuro y que puede agravarse por el calentamiento global” dicen los expertos. China, España…Esto continuará, y se agravará, si no nos concienciamos. ¿Y eso cómo se hace? ¿Sirven las famosas cumbres para algo? Yo soy bastante escéptica al respecto, ¡no estamos dispuestos a renunciar el tipo de vida que llevamos algunos!
No sé si viene al caso pero me gustaría comentar una muy agradable experiencia.
A raíz de lo comentado en este blog sobre las lecturas obligatorias, de la lectura del libro de Daniel Pennac Como una novela se me ocurrió leerles a mis alumnos en clase un capítulo de Las uvas de la ira que acabo de releer, a ver qué pasaba.
He de decir que imparto la materia de Ciencias de la Tierra y del medioambiente en 2º de bachillerato; que es una materia densa con contenidos de Ecología y análisis de los impactos y consecuencias de nuestro uso y abuso de los recursos del planeta; que pasamos revista a todos los desastres que se producen en la Tierra y que se estudia nuestro papel y responsabilidad en ello. Todo ello tratado con el rigor científico que corresponde y el nivel de profundidad adecuado al caso.
Dicho esto que creo necesario para situarnos, debo añadir que dos de las sesiones son por la tarde, justo después de comer, a veces con calor y siempre con ganas de dormir la siesta o de estar en otra parte. Un martes no muy lejano, cuando quedaban diez minutos para terminar y después de las explicaciones pertinentes, me senté cómodamente –jamás he dado una clase sentada, soy incapaz-, cogí el libro –previamente forrado para evitar que vieran el título- y me dispuse a leer, sin decirles qué iba hacer, sin mandarles atender, sin levantar la voz… A los dos minutos, toda la clase estaba escuchando, unos con más atención, otros con menos; los que hablaban por lo bajito, se acabaron callando. Parecía que todos escuchaban, la clase estaba en silencio –cosa sorprendente-. Cuando el primer capítulo se terminó –ya tenía calculado el tiempo que me llevaría-, cerré el libro y me despedí: -Hasta mañana", saliendo del aula sin ningún comentario.
Un par de semanas más tarde y ya sin forrar el libro al que los alumnos se acercaron para ver el título, repetí la misma puesta en escena. En esta ocasión, el silencio se hizo antes, uno de los alumnos se tumbó sobre su mesa y otro creo que se echó una siestecita. El silencio fue sepulcral. Yo estaba realmente impresionada. - "¿De verdad les interesa? ¿Estarán atendiendo o pensando en el examen de mates?…." Cuando acabé, uno se acercó a decirme que lo tenía en su casa, otro que se pasaría horas y horas “escuchándome” –realmente debe hacerlo durante ocho horas a las semana, que son las clases que les doy- Cuando se lo dije, comentó -Pero no es lo mismo, profe... Un tercero preguntó -"si el libro trataba todos los problemas que estudiábamos" Otro que “quienes eran los personajes”...
Ayer me preguntaron por el libro: “Profe, ¿no traes Las uvas de la ira?"
Hoy hemos hecho el examen. Mañana tenemos clase por la tarde…
El Rincón de hoy le correspondería a la voz de la profe leyéndole a sus alumnos.
(las fotos, realizadas por Manuel G. Vicente, las he tomado de esta entrada de Discreto lector).
Comentarios
Y confirma lo que hemos dicho tantas veces, no existe un divorcio entre literatura y juventud, sino más bien, formas erróneas de acercárles.
Yo tuve una profesora en 3º BUP que hacía eso de vez en cuando y te aseguro que quien más y quien menos acaba por escuchar atentamente.
Cómo le gustaba la literatura a aquella mujer! No se cansaba de recomendar que leyéramos. No sólo lo que fue obligatorio aquel curso sino cualquier libro que nos interesara.
Por cierto los títulos de aquel curso fueron:
- El Quijote (maravilloso)
- La Regenta (magnífico)
- Pedro Páramo (increíble)
Jamás olvidaré la lectura de estos tres libros, sobre todo porque sé que si no los hubiera leído mientras estaba estudiando, seguramente luego no lo hubiera hecho y me habría perdido tres maravillosas obras.
Vivan los profesores que fomentan la lectura.
Besos
Ahora, mal no esta pues aqui en Venezuela se han escrito libros muy buenos y algunos son de obligada lectura, "La muerte de Honorio" " Piedra de Mar" y sobre todo "Doña Barbara" se han convertido en libros de cabacera para mi.
Ahora, lo que si recuerdo fue que en primaria estudie en un colegio Agustiniano y ya en primer grado, yo con seis añitos, llevabamos la Biblia claro (aun conservo la mia) pero leiamos llorando - maestra incluida - Corazón, dado que el anime de Marco era transmitido en ese entonces pues todos le veiamos tambien.
Creo sinceramente que es deber obligar la lectura de los clasicos, pero atendiendo, como es obvio, el tema y edad de los estudiantes.
Vamos!, si mi hermana puede leer Crepusculo ya podria leer otra cosa mas edificante ¿no?.
PD: Si, dada la poca afluencia de gente que vitaba mi blog y el escaso tiempo para atenderle cerre Utopica y sobre todo Ramen Picante (que habia nacido como una broma, pero mi estomago ya no le aguantaba), ahora publico mis notas solo por el Facebo facebook/arkhamhell
PD 2: Gracias por las felicitaciones, todo marcaha muy bien y por lo que se ve, el bebe es enorme!
besos
El libro en cuestión es una verdadera gozada, pero... ¿quién dice que esas materias son pesadas? Seguro que sabe tratarlas con la visión adecuada para que resulten de lo más cercanas e interesantes. ;)
Un abrazo.
Gracias Loquemeahorro, la verdad es que a pesar de los 29 años, yo sigo con ganas. Y eso me da fuerzas para seguir hasta los ¿67?
Bookworm me da la razón cuando dice "que si no hubiera leído esos tres libros -El Quijote, La Regenta y Pedro Páramo- durante su vida de estudiante, no lo hubiera hecho jamás". Pues eso, gracias a la insistencia de sus profesores ha podido conocerlos, y si quiso, releerlos de mayor.
Carmina, efectivamente algunos profesores tienen más habilidad que otros para incitar a la lectura, para entusiasmar a nuestros alumnos con la materia. Unos más que otros, como en todos los oficios, tenemos más o menos gracia para explicar, aunque lo intentamos.
No todos tenemos las cualidades apropiadas para, como dice Homo libris, saber tratar todas las cuestiones con la visión adecuada "para que resulten más cercanas e interesantes". Y es que los profesores no somos excepcionales, somos corrientes.
Volviendo a “Las uvas…”, la naturaleza está siendo este año especialmente dura. Lluvias, nieve, viento, temporales, inundaciones, terremotos...no dejan de producirse por todos lados en la Tierra recordándonos que somos frágiles, que todo es frágil y que por eso debemos cambiar de actitud.
Mientras tanto, sigamos leyendo.
Un saludo a todos (y gracias por leerme)
El éxito del mismo demuestra lo que decía, decíamos todos. Muchas veces el fallo no está tanto en los libros sino en la forma de acercarlos.
Surgen además nuevos temas sobre los que charlar -el papel de la literatura en la enseñanza; y no me refiero ahora a las asignatura de lengua y literatura sino a su papel en otras materias. Historia, filosofía, ciencias, geografía... O el papel que debe jugar la informática en la escuela (hoy hablaba con una profesora sobre ello. Tengo que contaros un par de proyectos que me tienen muy nerviosa a la par que emocionada)
Loque,Mertxe,Carmina el papel del profesor es fundamental. Aquellos que disfrutan y les gusta la asignatura que imparten o la enseñanza, contagian esa pasión a sus alumnso. Por el contrario , quienes simplemente se limitan a "soltar el rollo" sin ningún tipo de gusto, conseguiran a lo sumo que sus estudiantes estudien sin razonar.
ArkamHELL, ya vi un enlace a Facebook en el blog pero lo de las redes sociales no me motivan mucho. Es una pena porque aunque no comentaba si leía y me interesaba ver la realidad venezolana a través de tus opiniones.
Tomo nota de los títulos que citas. Quiero proponer un juego La Vuelta al mundo en 80 libros, relacionado con esto. Espero que te animes a participar.
Raquel no vi la película; voy a buscarla. El libro es impresionante; anímate a leerlo.
Homo Libris estoy de acuerdo contigo. NMuchas veces las materias son pesadas, livianas, interesantes o aburridas en función de como nos las transmitan.
Lo que me ha extrañado ha sido que se quedaran absortos con el primer capítulo de "Las Uvas de la Ira", porque aunque es todo un clásico, no pensaba que los niños se callaran al escuchar al genial John Steinbeck.
Patenta la idea a ver si lo hacen en todos los colegios.
Saludos.
Quizas genere cierta confusión las fotos que elegí, de niños pequeños, pero estoy segura de que salvando las diferencias de edad, la cara de asombro de los alumnos de la profe no diferiría mucho de la de los niños que aparecen en las fotografías (que también están oyendo leer)
Marina el libro es impresionante. Le dediqué una entrada en enero donde explico cuanto disfruté su lectura y lo mucho que me hizo pensar. (Por si quieres leerlo, lo enlazo en la entrada)
Chaoo!!
Ha sido un placer leerlo.
Saludos.
Gww gracias. Era una experiencia que me apetecía contar. Creo que a pesar de lo que se diga,la mayoría de los chavales responden ante los estímulos.
Yo también cursé Ciencias de la Tierra y mi profe, uno de esos guays, nos "obligaba" (era voluntario, pero lo hacíamos) a traer recortes de noticias del periódico que tuvieran que ver con alguno de los temas. Y entonces era mucho más fácil estudiar "los terremotos", como suecesos que ocurren en otra galaxia, que "el terremoto de Haití (por ejemplo), y así se hacía todo mucho más interesante.
Lo de leernos en clase nunca nos pasó; nos mandaban leer una página en alto a cada uno (del Quijote, por cierto), y sólo recuerdo que no me quedaba con nada, tan sólo tenía miedo de trabarme o de leerlo mal.
La verdad es que últimamente los terremotos se están convirtiendo en "una vulgaridad". En serio, es preocupante la cantidad de catástrofes y desastres que estamos padeciendo en los últimos tiempos.
Carmina estuve programando unas cuantas entradas por si la próxima semana es tan esquizofrénica como las anteriores. Tuve un pequeño fallo al programar la fecha y por eso salieron. En no más de dos o tres horas, habrá actualización.
Oesido espero que te guste lo que veas cuando vuelvas. Sobre la película estuve hablando con la profe -que no soy yo. Voy a ver si la consigo.
En cuanto a la novela, es soberbia.
Un saludo,
AD.
Curioso el experimento con "Las uvas de la ira" y, por lo que parece, muy satisfactorio. Creo que cualquier excusa sirve para dar a conocer la buena literatura a la gente joven y los métodos pueden y, casi diría, deben ser variados (éste concretamente me ha encantado). En 2º de bachillerato muchos chicos ya tienen la madurez necesaria para apreciar según que lecturas y desde luego vale la pena probar. Si un libro les resulta "espeso", pues se intenta con otro, a priori, más asequible. El caso es leer y fomentar el debate literario, que es tan importante como la lectura en si.
Un saludo.
No quiero desvelar nada aún pero espero escribir pronto una entrada relacionada con la profe y sus alumnos que puede interesarte.
Y paso ahora a Zweig. Castellio contra Calvino me encantó y me pareció uno de esos libros que te hacen reflexionar. No he leído demasiados libros de Zweig pero todos me gustaron.
También apunté los que comentaste de Henry James, otro autor aún "inédito" para mí.
Espero que te animes a volver por aquí. Ah, los comentarios a entradas de más de tres meses son objeto de moderación. (más que nada para evitar spam y controlar su movimiento si lo tienen)
Debo agradecer que enlazaras esta entrada porque no la había leído...¡que experiencia tan bonita! eso de que los chicoshagan silencio porque están escuchando leer es impresionante...habla de que un buen maestro enamora al jóven si tan sólo sabe cómo llegarle.
En el verano me inscribí a una clase en la escuela de escritores de esta ciudad, y debo decir que mi maestra habla con tal pasión de algunos libros que yo, sin pensar leerlos anteriormente, ya los ando buscando en las librerías para hincarles el diente (u ojo).
¡Felicidades a esta profesora!
un beso,
Ale.